11-. Inconsciencia.

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SI HAY FALTAS DE ORTOGRAFÍA O INCOHERENCIAS INCOHERENTES FELICIDADES POR NOTARLAS.

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MYLENE

Ella suspiró y dejó caer su barbilla en la mesa de madera. Estaba con Clovis, sí. Debía sentirse contenta con eso. Pero, entonces, ¿por qué no?

El hijo de Hipnos llevaba media hora sentado, con la espalda derecha y mirada ausente. Se veía lindo así, pensativo, pero no parecía el pensativo positivo o el que planeaba algo.

Era el pensativo de "cómo, cuándo y dónde me corto las venas". E iba para la semana de estar en ese estado.

—¿Clovis?—la rubia trató de manejar su tono de voz. Sabía que muchas veces era brusca y chillona, ¡no podía evitarlo! pero a Clovis debía causarle buena impresión (cosa difícil cuando se sentaba sobre él o se burlaba de su rechoncho rostro). El estado depresivo del rubio la conmovió, así que podía esforzarse en ser amable—. ¿Estás bien?

La línea recta que entonces formaban los labios de Clovis se derritió, formando una sonrisa hacia abajo. Ella hizo una mueca. Le gustaban los eufemismos en situaciones tristes, y Clovis solo estaba mostrando su dolor tal cual era.

—¿Me vas a decir?—un suspiro tembloroso floreció en los labios del contrario, que negó con la cabeza:

—Tengo sueño, me voy a dormir—desarmando su recta postura, se fue a su cabaña como un muerto desganado en el inframundo. Dejándola allí, sola, desamparada, y probablemente con el corazón roto. 

Mylene frunció el ceño. Todos esos meses intentando ser cercana a ese chico y al mínimo problema, ella no era considerada la primera consejera. 

"Quizás Aaron sepa" chilló su cerebro. Asintió: eso tenía sentido. 


—¿Aaron? Un tipo alto y de pelo oscuro se lo llevó en la mañana—Max no la miró a los ojos en ningún momento. Típico de él: se hecha un novio mortal y deja de tener vida por pegarse al móvil.

—Era Marcus...

Mylene maldijo en voz baja. Ya se había metido de cabeza en el problema de Clovis, ¡necesitaba saber qué le pasó! Emparejar a Marcus con su hermano también era importante para ella, pero el hijo de Hipnos...

Se ruborizó con furia.

—Vale. ¿Sabes dónde fueron?

—No lo sé, fueron a caminar. Como toda esta semana.

Sonrió para sus adentros. Ya luego le preguntaría a su hermano. Luego...

—Gracias. Por cierto, podrías salir a tomar el sol. No hace tan mal, vampiro.

Max esta vez sí la miró:

—Tommy es mi sol.

—De todas formas no lo vez—se largó antes de que él le tirar los globos llenos de maldiciones, que eran su especialidad. Una vez recibió uno y graznó como un cuervo cada vez que se reía. Evitó a Clovis en lo que demoró deshacerse la maldición.


"Teoricemos. Clovis anda triste y no me quiere decir. ¿Qué pone triste a un hijo de Hipnos? No poder dormir, no tener un lugar para dormir, no tener cuándo dormir, no tener un sueño reparador de belleza o soñar cosas feas, supongo. Pero yo lo he visto dormir a las horas exactas, en los lugares precisos..."

Volteó hacia la izquierda. Ahí, en la pared de la cabaña de Ares, había un grafiti hecho con pintura rosada:

EL AROM NSO SALBA A TDOS

Aaron, el semidiós [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora