2-. Zotlanyelo.

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SI HAY FALTAS DE ORTOGRAFÍA O INCOHERENCIAS INCOHERENTES FELICIDADES POR NOTARLAS.

AARON

—¡Clovis!—Aaron golpeó la puerta por octava vez, esperando a que el hijo de Hipnos la abriese—. ¡Clovis! ¡Abre la puerta! ¡Sé que estás ahí!

Saltó, haciendo crujir el suelo del porche. El zumo que llevaba en la bandeja salpicó sobre las tostadas.

—¡Clovis apresúrate! ¡Se va a enfriar tu desayuno!—comenzó a hacer una especie de zapateo, ansioso. 

La puerta se abrió lentamente y Clovis, con su mechón rubio y su grueso cuello, asomó la cabeza.

Agarró la bandeja que sostenía el hijo de Apolo, mirándola con el ceño fruncido.

—¿Cómo es que aun no caes dormido? Llevas media hora de pie frente a mi cabaña—estudió los brillantes y emocionados ojos azules de Aaron—. Olvídalo.

Se dispuso a cerrar de nuevo la puerta cuando la mano del hijo de Apolo se interpuso.

—¡Alto ahí! ¡Aún no tenemos nuestra charla sobre el Solangelo!—intentó volver a abrir la puerta, y Clovis cerrarla (cosa difícil con una bandeja en la mano).

Digno espectáculo de ver: Clovis v/s Aaron. Ambos con una fuerza casi nula, empujando (aunque se podría decir que era la puerta el mayor rival de ambos) y con los rostros rojos del esfuerzo.

—Bien, me rindo—el hijo de Hipnos dejó la batalla y Aaron casi cae de bruces al suelo.

—¡Perfecto!—se limpió los pantalones como había visto en las películas para luego buscar un lugar donde sentarse (Estaba muy agotado).

—¡Alto! ¡Ahí no!—Clovis apartó a Aaron y abrazó la almohada donde había querido instalarse el rubio.

—¿Dónde?

—Allí—señaló una cama de aspecto realmente sospechoso. El rubio más bajo se sentó como si nada y observó fijamente al otro, que estaba con los brazos cruzados (La bandeja reposaba en una mesilla) esperando algo.

—¿Qué sucede? —preguntó al fin.

—Nada—lo miró con intensidad, como si tuviese poderes en los ojos (Cosa que probablemente, sea cierto)—. ¿No tienes sueño?

—No.

—¿Y no te pesan los ojos, o quieres cerrarlos... O descansar?

—No.

Clovis entrecerró los ojos—. ¿No? ¿Seguro?

—Sí—recordó la segunda razón por la que había venido—. ¡Vamos a hablar de Solangelo!

—¡Claro!—el hijo de Hipnos bostezó. No debía mostrarse tan activo, porque ya se había cansado. Sonrió demasiado abiertamente—. Pero antes, ¿Podrías ir a buscar una cosa que se me quedó afuera?

Aaron asintió con la cabeza, siempre teniendo en cuenta los modales que le había enseñado su madre (Ser servicial era uno de ellos)—. ¿Qué cosa es?—preguntó ya asomado.

—Un poco más afuera. No lo verás si no sales completamente.

—Hmmm... Ya, pero ¿qué es?

¡Pam! La puerta de la cabaña del dios de sueño ahora estaba cerrada completamente, con llave y seguro. Para cuando el hijo de Apolo se había dado cuenta, y había gritado que abriese o que no era gracioso, Clovis ya se había quedado dormido ante el esfuerzo que había requerido cerrar la puerta rápidamente.

—¡Oye! ¡Me lo habías prometido! —aporreó. Infló las mejillas y luego, al comprender que no volvería a entrar en aquella cabaña (Por el resto del día) sacó de su bolsillo (No tenía la habilidad de Will para sacar cosas de la nada) una libreta chiquita, donde en la primera hoja habían dos nombre anotados:

Aaron, el semidiós [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora