10-. Enterarse de cosas lindas y otras no tan lindas.

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—Hola, Aaron—el castaño intentó una sonrisa que resultó más una mueca de dolor.

—¿Estás... bien? 

—Will dijo que podía irme el lunes—ya había dicho eso—. Eso si me portaba bien. Prometió romperme un hueso si la liaba con algo...

Aaron se rió, ya no tan alterado. Se había asustado con el trato que le dio al otro chico, temiendo que estuviera de mal humor. Pero no era así. A él siempre lo trataba bien... salvo al principio, cuando recién se habían conocido.

¿Había cambiado su trato porque eran amigos?

—¡Espera! ¿El lunes?—repitió horrorizado. Marcus iba a asentir, confundido por la reacción, cuando cayó en cuenta del por qué.

—¡El domingo nosotros íbamos a salir!—exclamó. Aaron asintió con la cabeza. 

—¿O sea que no podremos?—la decepción se le instaló en el estómago cuando Marcus hizo una mueca y negó.

—Lo siento. Juro que te compensaré.

Su rostro enrojeció. El castaño era amable y, además, atento con él.

—Estaré esperando...

Ambos se sobresaltaron cuando Hariddie se dio vuelta brusco y se largó. Había olvidado su presencia... Definitivamente, se veía molesto. ¿Por qué?

Aaron, nuevamente nervioso (antes, por estar acompañados y ahora, por estar solos) se sentó en un taburete de metal bajo que había junto a la camilla de Marcus.

—Entonces...—dijeron a la vez. Soltaron una risita.

—Tú primero—instó el hijo de Ares.

—Sí, eh...—comenzó a juguetear con sus dedos—. ¿Ya desayunaste?

—Sí, hace rato—mordió su labio—. Nosotros... podríamos... el miércoles, por la tarde, ir a caminar.

—¿A caminar? Sí, sí—no pudo ocultar su sonrisa—. ¿Es como compensación?

—No, te daré algo mucho mejor para eso.

Sonrió emocionado—. ¿Y dónde iremos a caminar?    

Marcus se rascó la nuca—. Por ahí, me da igual. Ah, pero procura no invitar a nadie, ¿sí? Solo nosotros...

Las mejillas de Aaron, que habían recuperado su color normal, volvieron a enrojecer. Asintió repetidas veces.

Solos ellos.

Anotó en su cabeza consultar a Lizzi por ropa y cabello. 

Como se habían quedado sin tema de conversación, un silencio se hizo presente en el pequeño lugar.  

—Aprovechemos de conocernos—soltó el rubio. 

—Sí, aprovechemos—coincidió Marcus—. Pero, por favor, no me preguntes sobre Solangelo. Tengo suficiente de ellos cada vez que vengo aquí.

Aaron se rió.

MARCUS

El lunes había pasado rápido. El martes, al contrario, se le hizo a paso de tortuga.

"Justo ahora que quiero que sea mañana..." se quejó en su mente. Había quedado con el rubio hijo de Apolo para las seis de la tarde, en la cancha de basketball. El rubio lo había ido a ver todos los días en los cuales estuvo en la enfermería. Habían hablado todos los días.

Marcus había tenido sueños sucios todas las noches. 

Las horas en las que se había quedado solo, sin nadie con quién hablar, había estado pensando (y, teniendo en cuenta su padre divino, aquello le costó mucho) en el por qué de esos sueños.

Aaron, el semidiós [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora