Carta 1.-

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Después de algunos días desde la muerte de mi amada no quería entrar a su antigua habitación nisiquiera los chicos. Nos dolia tanto que no éramos capaz, pero después de esos días decidí tener valentía e ir.

Cómo me iba acercando sentía un ambiente raro como si alguien faltará ahí. Ya estando enfrente de su puerta la toque esperando una respuesta que se que jamás sucedería.

Abrí la puerta y vi su habitación todo estaba recogido como si jamás alguien hubiera estado aquí, pero olía extraño.

Con tranquilidad me adentré a el baño y vi que estaba lleno de sangre, sangre seca. Suspiré y comencé a lavarlo desde, ese día jamás pensamos en limpiarlo. Al terminar de limpiar olía más a limpio y terminé satisfecho.

Me miré en el espejo y vi directamente a mis ojos ¿Porque me dejaste? ¿Volveré a estar solo? ¿Quien cambiará mis vendas? Eran tantas preguntas sin respuesta.

Me senté en su cama y olfatee la almohada, olía a su cabello con olor a manzana. Abrí su armario y vi toda su ropa, olfatee una camiseta y olía a ella, olía a París haciendo esto me lastimaba más y más sin necesidad de las cuchillas.

Mientras iba sacando su ropa para olerla vi una caja. Dejé la ropa en la cama y observé la caja curiosamente; esa caja yo sé la di con un diario que vi en un centro comercial y pensé que sería lindo darle un detalle.

La tome de el armario y la saque, si que pesaba. Me senté en la cama con esta entre mis piernas y la abrí habían muchos sobres.

—Si.. lo usaste...—susurre.

Estaban en numerados los sobres, no vi hasta que número terminaban pero tome la que decía el número uno y lo abrí.

Hoy estoy tan feliz porque, Azusa me dio este diario, no sabía para que usarlo pero me dio una idea fantástica y sería escribir sobre el muchacho de los ojos tristes.

¿Ojos tristes? ¿Estára hablando sobre mi? Me quedé pensando un momento y volví a leer la carta.

Comenzaré en como fue que el y yo nos hemos conocido. Fue una tarde como cualquier otra en la escuela, me dirigía con una pila de libros de lectura que el profesor me había mandado a dejar en la biblioteca, pesaban tanto y habían tantos que no sabía cómo caminaba o quién venía adelante de mi.

Después de un rato sentí un gran choque con él, admito que iba a insultarlo cuando lo vi parado enfrente mío. Su mirada me llamó la atención, me miraba tan serio con unos ojos bastantes tristes no deje de verlo hasta que el me dio un "lo siento" tan tranquilamente y comenzó a recoger los libros, era inevitable no verlo, era muy hermoso, su rostro tenía pequeñas cicatrices pero uno muy notorio era el de su nariz, era delgado y su piel era muy pálida usaba una boina y podía ver que tenía vendas en sus brazos.

Al terminar camino junto conmigo a dejar los libros. Cuando terminamos le di un pequeño "Muchas gracias" el solo me observó sin expresión y asintió dejándome sola en la biblioteca, observé cómo caminaba lentamente y desaparecia de la biblioteca.
En ese momento supe que había sido amor a primera vista quería conocer a ese chico, mínimo saber su nombre, quería saber de el.

El muchacho de los ojos tristes ; Azusa MukamiWhere stories live. Discover now