SECUELA -PARTE QUINCE-

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—Nacerá el bebito —pronunció ansiosa Lizzie, sonriendo.
—¡Sí! Al fin conoceremos a tu hermanito —secundó Becca, abrazándola.
La pequeña no perdía oportunidad para hacerlo.
—Hija no seas bruscas —le advirtió Tessa.
—Okay —murmuró bajito, separándose.
—¿Crees qué me dejen entrar?
Se giró al escuchar aquella voz, y se encontró con su marido, vestido con ropa de hospital, un barbijo azul haciendo juego con el conjunto, y una filmadora en la mano.
—Josh. ¿qué haces? —le inquirió confundida su mujer.
—Es un momento especial para Aiden, y quiero filmarlo para él.
Sonrió y negó con la cabeza.
—Cariño, es muy momento importante para ellos, íntimo.
—Sí Tess, lo sé, pero será un bonito recuerdo. Lo hice cuando nació Lizzie también.
—Y casi terminas con un ojo morado, déjalos.
Suspiró y asintió con la cabeza, dirigiéndose a la banca donde se encontraban las dos niñas.
A veces él también era como un niño más.
—Papi, ¡¿Eres médico?! —exclamó sorprendida Becca.
—Sí, pero que sea nuestro secreto —le dijo sonriendo divertido, guiñándole un ojo.
La niña río bajito, cubriéndose la boca mientras asentía.

-o-o-o-o-

—Vamos Ann, tú puedes mi amor.
Negó con la cabeza, apretando los dientes con fuerza.
—Muy bien señora Mc'Kallister, cuando yo se lo diga, puje una vez más—ordenó la partera.
—N-No voy a p-poder —le dijo a su marido, con lágrimas en los ojos.
—Sí, sí vas a poder Ann, sé que eres fuerte, solo un poco más —la alentó apretando su mano.
—Muy bien, respire ondo y puje.
La morena siguió las órdenes, pero por más que lo intentara, el bebé no nacía.
Y cada vez que lo intentaba, las fuerzas la iban abandonado.
—Aiden... —murmuró Ann, sintiendo que a su alrededor todo se ponía oscuro y frío.
El muchacho observa a los médicos, impaciente, con su otra hija no había ocurrido lo mismo.
—¿Qué es lo que pasa? Ella no se-
El pitido de la máquina a la cual Ann estaba conectada, comenzó a sonar, alertándolos a todos.
—Sus pulsaciones están bajando, al igual que las del feto, hay que realizar una intervención quirúrgica ya.
Aiden miró a Ann, ella están muy pálida, y rápidamente la separaron de él, mientras intentaban estabilizarla.
No podía estar ocurriéndole de nuevo lo mismo. No quería perder otro hijo, o a su mujer.

-o-o-o-o-

—¡Mami! ¡Papi! —gritó Stephan al ver a sus padres.
Nina lo tomó en sus brazos, abrazándolo con fuerza.
Como ese médico había dicho, era un milagro que hubiese logrado concebir de forma natural.
Lo más hermoso y puro que había hecho en toda su vida.
—¿Mami? —Preguntó extrañado.
—Solo abrázame mi amor —murmuró sintiendo un nudo en la garganta.
No quería volver a llorar, no en frente de su hijo, pero dolía saber que quizás, no podría tener otro bebé.
Noah acarició suavemente la espalda de la castaña.
—Mami, el bebé nacerá —le contó sonriendo, separándose de ella.
—¿Qué?
—El hermanito de la amiga de Becca, están en la clínica.
Noah pestañeó sorprendido al escuchar aquello, y rápidamente se sintió emocionado.
—Amor, debemos ir.
—Noah, yo no me siento con ánimos para viajar.
—Tienes razón, lo lamento.
—No, sé que esto es importante para ti. Debes ir, yo estaré bien —le aseguró con una débil sonrisa.
—Pero no quiero irme sin ti, mucho menos dejarte sola.
—Estaré con éste bello príncipe, ve tranquilo y felicítalos de mi parte.

-o-o-o-o-

Acarició suavemente la frente y el cabello de la morena, ella aun seguía dormida debido a la anestesia, pero le habían asegurado que pronto despertaría.
—Vamos, despierta —le dijo sonriendo—. Tenemos otra hermosa niña que quiere conocerte.
Habían tenido una bebé, una pequeña de cabello oscuro como el de Ann, y ojos azules como los de él, como el de todos sus hijos.
Se sentó en la silla junto a la cama donde su mujer descansaba, y observó a su hija que tenía en brazos.
La pequeña también estaba dormida, en vuelta en una manta blanca.
Sus mejillas regordetas estaban sonrosadas. agarrándose ambas manitos.
Sonrió emocionado y le dio un suave beso sobre su cabecita.
—Bienvenida a la familia, hija.
—Toc, toc —pronunció Josh abriendo levemente la puerta—. ¿puedo pasar?
—Ya estás aquí, pasa.
Sonrió y los observó.
—Lo siento, sé que debía esperar, pero ya quería conocer a ésta belleza.
Se acercó hasta Aiden, y miró con adoración a la pequeña bebé dormir.
—Ow Aiden, es hermosa amigo, mírala, ella sí salió a su mamá.
Río bajo y acarició suavemente el cabello de la niña.
—Sí, aunque Lizzie también se parece a Ann, creo que ella aún más lo será.
—En serio, felicidades, es preciosa. ¿Cómo está Ann?
—Aún dormida, la bebé tenía tres vueltas de cordón alrededor del cuello, es por eso que no podía nacer. Tuvieron que realizarle una cesárea de urgencia.
—Lo importante es que las dos se encuentran bien ya —sonrió.
—Sí, ¿Con quien quedó mi hija?
—Con Tessa y Becca, están muy ansiosas por conocerla, y... Hay alguien más que llegó hace unos minutos.
—Espero no sea ese bastardo, porque en serio me pondré muy furioso contigo Josh —le advirtió frunciendo el ceño.
El castaño río divertido y negó con la cabeza.
—No, es alguien que ha viajado en el primer avión que encontró, al enterarse que su hermanita venía en camino.
Aiden se giró para verificar que aun Aun estuviese dormida, y luego miró molesto a Josh.
—¿Por qué dices una cosa así aquí?
—Lo siento —se disculpó sonriendo—. No me di cuenta.
Suspiró y negó con la cabeza.
—Olvídalo, dile que pase... O mejor en un momento.

Muñecas de compañíaWhere stories live. Discover now