XXII

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"—Por favor Aiden, no quiero perder a mi mujer.
Suspiró, su amigo se veía tan preocupado, que no pudo negarse, aunque no le gustara para nada lo que debía hacer.
—¿Por cuánto tiempo será?
—No lo sé, unas semanas, hasta que las cosas se solucionen entre Tessa y yo.
—¿Y crees que un viaje lo hará?
—No —murmuró mirando hacia abajo—, pero quizás si pasamos más tiempo juntos, las cosas sean mejores."

Lo tomó de una de sus manos, acariciándola.
—¿Qué ocurre?
—Nada —le dijo soltándola y volviendo con su trabajo.
Lo observó confundida ¿Por qué ahora actuaba así?
—¿Está bien Josh?
—No.
—¿Por qué estás enojado conmigo Aiden? ¿Hice algo mal?
—No eres tú Ann.
—¿Quieres hablarlo?
—No, y quisiera que no insistieras ¿Okay? No estoy de buen humor.
Miró hacia abajo y se giró en su asiento, volviendo la mirada al ordenador.
Bufó con molestia.
—Lo siento.
—Está bien.
No, sabía que no estaba bien, y ella tampoco.
—Ann.
—Está bien Aiden.
—Mírame.
Se giró y lo hizo, el rubio se inclinó hacia adelante y le dio un rápido beso en los labios.
—Lo siento.

-o-o-o-o-

Aiden no había querido bajar con ella a la cafetería, seguía molesto por lo que había ocurrido y ni siquiera sabía que había hablado con Josh, ya que no quiso contarle nada.
No lo entendía realmente, la trataba bien, luego distante ¿Qué buscaba?
Tomó una botella de agua, una manzana y un sándwich de jamón y queso.
Se giró y se chocó contra el cuerpo de alguien más.
—Lo siento, no me di cuenta —se disculpó mirando hacia abajo.
—Descuida, creo que hoy es mi día de suerte, ya dos veces me he topando contigo.
Levantó la cabeza y observó al muchacho rubio de antes, sonriéndole.
—Señor Wilson.
—Hola de nuevo Ann.
—¿Trabaja aquí?
—Algo así, pronto lo haré —le dijo caminando ambos a una mesa—, ¿Y tú que haces aquí?
—Soy... Algo así como la secretaria del director —explicó sonriendo, mientras abría la botella.
—¿Y te gusta?
—¿Qué cosa?
—¿Trabajar aquí?
—¡Si! De este modo puedo pasar más tiempo con Aiden.
Sonrió y apretó sus puños por debajo de la mesa.
—Que linda.
Lo miró sorprendida.
—¿Cree qué soy linda?
—Me pareces una mujer hermosa Ann.
—Oh, pero... Yo no soy una mujer —exclamó mirando hacia abajo.
—Yo creo que lo eres.
—En realidad no, sé que me veo como una, pero soy un androide señor James.
—Dime solo James, cuéntame de ti.
Le dio una mordida a su sándwich y miró hacia arriba, pensando que podría contarle.
—Tengo un gatito, Crema es su nombre.
—Que original nombre, adoro los gatos, yo tengo una también.
—¿En serio?
—Ajam, su nombre es Nira ¿Quieres verla?
—Si, me encantaría —exclamó emocionada.
Sacó su celular y le enseñó una foto de su gata. Ésta era negra, con ojos amarillos.
—¡Es muy bonita! ¿Cuánto tiempo tiene?
—Seis meses.
—Mi Crema solo uno.
Vio que Aiden pasaba por el pasillo, lo más seguro es que la estuviera buscando.
—Debo irme, fue un placer hablar contigo James.
—¿Debes irte? ¿Por qué? Ni siquiera terminaste tu almuerzo.
—Aiden me está buscando.
—¿Eres de él?
—Sí, aunque el diga que ya no es mi dueño.
—¿A qué te refieres con eso?
Su celular sonó y atendió la llamada.
—Aiden.
"—¿Dónde estás?"
—Voy en un segundo.
"—De acuerdo, estoy abajo, ya nos vamos."
Sonrió al escuchar eso.
—Okay, voy.
Miró a James y le sonrió amablemente.
—Que tengas un buen día, adiós —le dijo yéndose rápidamente de la cafetería.
Buscó en el interior del saco un frasco con píldoras y se tomó una.
Sería suya, no importaba como ni cuando, pero ella sería suya.

-o-o-o-o-

—¿Sigues enojado?
—No.
—No es verdad —le dijo sentándose a su lado—, ¿Qué pasó con Josh?
—Se irá por un tiempo, y me pidió que cuidara su empresa hasta entonces.
—¿Se irá? ¿Por qué?
—Porque tiene problemas con su mujer.
—¿Va a separarse de Tessa?
—No lo sé.
—¿Se cansó de ella? —le inquirió en un tono bajo.
—No Ann, ellos tienen problemas de pareja, y no me preguntes cuales, porque no se —le dijo con fastidio.
Asintió con la cabeza y se puso de pie, dejándolo solo sentado en el sofá.
—¿A dónde vas?
—No quiero molestarte Aiden, sé que cuando estás así, prefieres estar solo, me iré con Crema a la habitación.
La tomó de la mano y la jaló hacia él, sentándola nuevamente a su lado.
—No dije que te fueras.
—Pero-
—Quédate conmigo, ese gato puede estar solo un rato más.
Sonrió y se acostó, apoyando su cabeza contra el pecho de él.
—¿Por qué no quieres a Crema?
—No quiero que tú sufras Ann.
—No te entiendo.
—He visto como lo cuidas, lo quieres, sufrirás mucho cuando ya no esté.
—No digas eso —murmuró.
—Sabes que él no vivirá para siempre Ann.
—Basta Aiden, no quiero escucharlo.
Bajó su rostro y la miró, ella lucía triste, pero era la verdad.
—Cuando tenía siete años, encontré con un cachorro en la calle.
Lo observó en silencio, quería conocer más de él, entenderlo.
—Josh y yo lo llamamos Pecas, era blanco y tenía muchas manchas pequeñas café por el cuerpo.
—¿Era de ambos?
—No, pero lo llevaba a su casa cuando acompañaba a mi madre. En ese entonces ella trabajaba en la casa de los padres de Josh como mucama.
—¿Qué... Pasó con él? —se animó a preguntar.
—Murió, lo atropelló un auto cuando salió corriendo tras una pelota.
—Aiden... Lo lamento —le dijo abrazándose a él.
—No debes hacerlo Ann, eso pasó hace muchos años ya. Lo que yo no quiero es que sufras, que comprendas que Crema no estará siempre contigo.
—Si lo hará, el es un gatito fuerte, vivirá muchos años, y...
Su voz se quebró y él también la abrazó. No tenía sentido que se lo advirtiera, ella de todos modos sufriría su perdida.
—Lamento que tu vida haya sido muy triste.
—Yo también —exclamó—, pero el pasado ya no tiene importancia.
—¿Entonces por qué aun sigues tan amargado por lo qué ocurrió?
Y por más que lo negara, habían cosas que jamás perdonaría o sanarían.
—Ahora que lo pienso, nunca te pregunté sobre ti —le dijo desviando la conversación.
—¿Sobre mi? —preguntó curiosa.
—¿Cuándo conociste a Josh?
—Un día antes de tu cumpleaños, Tessa... Se puso muy molesta cuando Josh me llevó a su casa.
—Y antes de que él te comprara ¿Existe algo más?
—Fui activada tres meses antes.
—¿Recuerdas algo?
—Claro que si, recuerdo que desperté en una habitación completamente blanca y luego llegó un científico, que me explicó que era.
—¿Y después?
—Fui llevada a una habitación donde habían dos modelos más.
—Chicas como tú.
—Sí, como yo.
—¿Y qué pasó?
—Nos dieron órdenes, nos explicaron para que fuimos diseñadas y cual era nuestra función.
Le acarició suavemente el brazo libre de ella, ya que el otro estaba contra el suyo.
—¿Qué sentiste?
—Mucho... Miedo —recordó en un murmuro—, fui la última en ser vendida.
—¿Qué sentiste cuándo viste a Josh por primera vez?
—Temor Aiden, yo no sabía que iba a hacerme, y tuve mucho miedo cuando dijo que era un regalo para alguien especial, eso nunca era algo bueno.
—Y no lo fue —reconoció.
—Tampoco fue bueno para ti que te obligaran a quedarte conmigo.
—De todos modos no fue justo o racional como te traté en un principio.
—No sabías que era.
—Tendría que haber leído ese manual.
Sonrió y cerró los ojos, apoyando su mejilla contra su pecho.
—Aun no lo hiciste.
—Un día de estos quizás lo haga.
La observó, ella se había acomodado en el sofá y contra su cuerpo.
—¿Tienes sueño?
—Si —exclamó en voz baja.
—Siéntate un momento —le pidió.
Ella lo hizo y lo miró expectante.
—Date la vuelta.
—¿Por qué? —le inquirió curiosa.
—Solo hazlo Ann.
—Está bien.
Le bajó suavemente el cierre del vestido, deslizandolo por sus hombros.
—¿Aiden?
—Quítatelo.
Se puso de pie, aun dándole la espalda y se lo terminó de quitar, quedando solo en ropa interior.
Se cubrió los pechos con ambos brazos, no es que estuviera haciendo frío ya, la primavera estaba a muy poco días de comenzar, pero... Sentía pena en ese momento.
Se puso de pie, se quitó la camisa y se la colocó a ella, tomándola de los hombros y girándola para poder abotonarle un par de botones.
Lo miró, él solo estaba con su pantalón.
—¿P-Por qué? —preguntó confundida.
—Sé que te gusta dormir así.
—Sí, pero tú-
—¿No querías dormir?
Asintió con la cabeza y una vez más se acostó, luego de que él se sentara también, apoyando su cabeza en su hombro.
La rodeó con sus brazos, y cerró sus ojos también.
—¿No tienes frío tú?
—No.
—¿Seguro?
—Si Ann.
—Podríamos ir a la cama...
—La cama es grande, aquí te tengo cerca mío.
Sonrió.
—Pero, siempre me abrazas para dormir.
—¿Te he dicho que hablas mucho?
—Nop.
—Okay, hablas mucho Ann, duérmete.
—¿Te he dicho que eres muy gruñón?
Abrió los ojos, miró hacia abajo y ella lo estaba observando soriendo.
La tomó del rostro y le dio un corto beso.
—Duerme, no querrás conocerme molesto.
—Pero si así fue como te conocí.
Suspiró y cerró los ojos, quizás si no le seguía hablando, tampoco ella lo haría.
—¿Aiden?
No le contestó.
—Sé que no estás dormido.
Le acarició el pecho y cerró los ojos también.
—¿Te molestaría si tuviera un amigo?
—Si.
—¿Eso quiere decir que no puedo tener uno?
—Primero que no sé donde podrías encontrar un amigo además de tu gato, y segundo-
—Estás siendo cruel.
—Y segundo, si es algún tipo de la empresa él que quiere ser tu amigo, no durará mucho ahí.
—No puedes despedir a alguien porque si.
—No, pero seguro encontraría motivos de sobra.
—Aiden-
—Duerme Ann.
—Okay —Exclamó bajo.
No le hablaría de James, le había parecido un hombre muy agradable y no quería que perdiera su empleo por los celos de Aiden.

...

Nota: puesto #3 en ciencia ficción!!! 😍😍😢😍😍❤❤ Muchas gracias amores!!! 💋💞❤😍

(Esto fue el 12/05/18 y pensar que hoy, 02/05/18 estamos en el puesto #2! 😍❤💖💕)

Muñecas de compañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora