XXI

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—¡Jamie! —Chilló de emoción al ver al apuesto rubio en su puerta, colgándose de su cuello.

—Yo también estoy feliz de verte Roxane, y estoy más que seguro, que tu felicidas es simplemente porque acepté venir.

Sonrió y le dio un beso en la mejilla.

—En parte, pero también porque quería verte.

—Bueno, yo a la que realmente quiero ver, es a esa chica.

—Ven conmigo a la empresa entonces cariño —le dijo guiñándole un ojo.

—Por supuesto que si, si ella es real, compraré las acciones, de lo contrario, me iré.

—Ya verás que si, vamos —pronunció saliendo de la casa, seguida por detrás de su primo.

—No me has dicho aún porque tu jefe no te despidió.

—Tuve sexo con él —exclamó desinteresada quitando la alarma de su auto—, y ahora teme que su mujer se entere.

—¿La engañó contigo?

—No tenían nada serio supuestamente en ese momento, pero igual se siente culpable con ella.

—Asi que lo amenazaste.

—Por supuesto que no, pero sabe que podría hacerlo, mi problema es ese desgraciado de Aiden. Me humilló, quiero verlo destrozado, que sufra, y sé que solo tú puedes ayudarme.

—¿Y por qué piensas que esa chica se fijará en mi?

—Cuando la conozcas me darás la razón, ese perro no solo trata mal a todos, a ella también.

-o-o-o-o-

¿Existía algo mejor que despertarse de esa forma? Ahora sabía que no.

La tomó del rostro con ambas manos y besó con devoción sus labios, le encantaba hacerlo, eran tan suaves, como toda ella.

—Aiden —pronunció en un susurró, con los ojos cerrados.

Sonrió y le dio un rápido beso, seguido por otro.

—Debemos levantarnos Ann, se nos hará tarde.

—No —le dijo abrazándolo a ella, uniendo sus labios una vez más.

—¿No? —le preguntó divertido entre cortos besos.

Ya la verdad se le hacía gracioso cada vez que le decía que no a algo.

—No, quiero estar así contigo un ratito más.

—No podemos.

—Un ratito más —le dijo haciendo un pequeño mohín.

—Eres una manipuladora.

Pestañeó confundida, ¿Manipuladora? ¿Por qué?

Sonrió al ver la confusión reflejada en su rostro.

—Me vas a volver loco Ann —pronunció antes de volver a besarla.

-o-o-o-o-

—¿No quieres venir?

—No —exclamó colocándose el sostén.

El castaño suspiró y le tocó la mano, acariciándola.

—¿Quieres hablar Tessa? Te noto... Muy distante amor.

—¿Por qué no me dijiste que ella trabajaría en tu empresa?

—No creí que te molestaría.

—Lo hace, parece que tú solo quieres tenerla cerca.

—Tessa por favor, Ann solo comenzó a trabajar allí porque está Aiden, él me lo pidió.

Muñecas de compañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora