Capítulo 24

271 29 8
                                    

Lo miro un instante, pero no pienso absolutamente en nada. Abro la puerta y me hago a un lado mientras él hace maniobras para meter su moto en mi patio sin golpear la puerta, luego de cerrar con seguridad me sigue hasta el interior de la casa.

—Si intentas algo raro mi perro te comerá a pesar de que le caigas bien por alguna razón —ahora sabía que el sujeto del parque era Brad.

—Botan es mi amigo, eso debería ser suficiente prueba de confianza para ti.

Entro y veo a Botan moviendo su peluda cola de un lado a otro con energía, igual de ansioso como la vez del parque. Me mira contento, me ladra como diciendo ya era hora y eso es todo el saludo que me da porque se abalanza sobre Brad que lo recibe con brazos abiertos y comienzan a jugar como un niño pequeño con su cachorro. Los dejo solos mientras me movilizo hacia el baño como sonámbula y comienzo el aburrido y pesado trabajo de quitarme la peluca que siempre me lleva más tiempo del deseado, luego es el turno de los lentes de contacto y del maquillaje exagerado para que mis facciones luzcan distintas. Sasha era una gran mentira que me daba un poco de seguridad extra al ocultarme, aunque pensándolo mejor la seguridad sólo era una sensación; tampoco existía.
Ya en mi habitación me quito toda la ropa con excepción de las bragas y me pongo una camiseta y un pantalón de algodón que uso para dormir. Cuando giro veo a Brad cruzado de brazos apoyado contra el marco de la puerta de mi cuarto observándome con una sonrisa.

—¿En serio estabas mirándome? ¿No tienes educación? —pregunto seria y agotada. Era un momento en el cual me sentía derrotada, nada tenía sentido justo ahora pero tampoco parecía importarme. Lo entenderé algún día tal vez.

Era extraño, pero no me siento incómoda por el hecho de que él me viera, se sentía normal y después de todo ya lo había hecho antes, no vería nada nuevo, tal vez algún hematoma que aún se resiste a dejar mi cuerpo, especialmente la zona de mis costillas pero ya eran casi imperceptibles. Su sonrisa desaparece y también se pone serio mientras se aleja hacia la sala. Lo sigo y lo veo sentado en el sofá mirando hacia la nada. Me siento al otro extremo dejando un espacio considerable entre nosotros.

—Tú eres el que me ve casi desnuda sin mi consentimiento ¿y tú te ofendes? No lo entiendo.

—Para variar, tú nunca entiendes nada últimamente —expresa algo enojado a pesar de su intento de indiferencia que usa comúnmente.

—Retira lo dicho, eres un idiota.

—Retira lo dicho, jamás te has puesto en mi lugar —muestra enojo verdadero ahora.

—Y tú no... —no puedo continuar porque me interrumpe.

—¡No lo digas! ¡Yo si me he puesto en tu lugar! Tú me alejaste, luego despareciste y cuando te encuentro ya no sabías quien era yo y ni siquiera me dejabas explicarlo. Entonces me puse en tu lugar, intenté darte espacio y cerré mi boca todo lo que pude, no te dije las cosas que quería decir, ni quien era yo para ti, quien eras tú para mí, no quise abrumarte, ni acosarte, porque creí que no hacía falta que diga nada, tú volverías a sentirlo tarde o temprano, lo sabrías tú misma y eso te daría la seguridad de que era real y estaría bien. Pero paso por aquí y el gran señor Scott está disfrutando de tu compañía como un santo ¿y yo qué? No es justo lo que haces conmigo, simplemente continuaste borrándome. ¿Sabes qué? Tienes razón, soy un idiota, que pena —agrega sarcasmo a las últimas palabras.

Me quedo en silencio observándolo un momento, buscando en mi interior las palabras adecuadas, pero no sé que quiero decir hasta el mismo instante en que abro la boca.

—Tienes razón —comento.

—Lo sé —me mira con una media sonrisa de engreído.

—Eso no ayuda.

DislateWhere stories live. Discover now