Capítulo 19

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Ingreso a mi casa por la entrada trasera con Brad pisándome los talones. Él cierra la puerta con demasiada fuerza.

—Eso es innecesario —digo con mal humor mientras arrojo mis llaves sobre la mesa de la cocina—. ¿Quieres llamar la atención de todos los vecinos? —le reclamo sintiendo impotencia en mi interior.

Bebo un vaso de agua y lo miro. Allí, parado en la puerta de la cocina cruzado de brazos y con la furia misma pintada en su rostro, sus ojos parecían brillar de ira. Él es alto y de apariencia fuerte pero no me da miedo, jamás lo había hecho porque sabía que al final podría manejarlo aunque él intentara lo mismo conmigo. Nuestra relación era un tira y afloja constante, alguien debía ceder en algún momento, pero no estaba dispuesta a eso en este caso. Su mandíbula se tensa aún más cuando me acerco y las aletas de su perfecta y recta nariz se ensanchan, parecía a punto de explotar de rabia al igual que yo.

—Quiero pasar —le digo plantándome enfrente de él desafiándolo con la mirada a pesar de la diferencia de altura—. Apártate Brad no lo repetiré.

Él inclina su cuerpo hacia un lado de mala gana dejándome un mínimo espacio para que pueda salir de la cocina. Comienzo a cruzar la sala.

—De todos modos —me doy vuelta para mirarlo aún parado en la puerta de la cocina observándome con enojo—. No sé para qué vienes conmigo, podía irme sola —me quito un zapato tirándolo a un lado, me dolían los pies a causa del gran tacón que tenían—. Y no te dije que entraras, deberías haberte quedado del otro lado de la puerta —señalo la puerta trasera y me encojo de hombros al ver que no va a responder—. Pero adelante, puedes quedarte viendo televisión porque no vendrás a mi cama, dormirás en el sofá.

—¡Madura de una vez Melanie! —suelta exasperado.

—¡Eso intento, pero no dejas de tratarme como a una niña! —le grito mientras le arrojo el otro zapato que aún me quedaba puesto y si, eso era inmaduro, pero me sentía realmente frustrada.

Brad no dice nada más porque sabe que tengo razón así que lo dejo solo mientras avanzo entrando a mi habitación y cerrando la puerta detrás de mí. Me quito la ropa y me pongo un pijama para dormir. Me meto en mi cama justo cuando Brad abre la puerta y enciende la luz.

Todo se vuelve demasiado blanco y luego los colores regresan, pero en una situación completamente opuesta.

Estoy recostada sobre la cama y puedo sentir las sábanas debajo de mi piel completamente desnuda y un hombre que no puedo ver esta sobre mí. Él deposita besos en mi clavícula hasta subir por mi cuello y trazar un camino a través de mi mandíbula para llegar a mi boca. Abro los ojos para ver los de Brad mirarme con pasión mientras sus manos aprietan mi cintura. Observo su cuerpo y deslizo mis manos en él. Tiene una pequeña y casi imperceptible cicatriz en la zona del apéndice, sin embargo, sólo lo hacía más sexy y por supuesto al estar en diagonal parecía indicar un camino imaginario hacia su pelvis. Me abruma el calor de nuestros cuerpos, pero aun así necesito tenerlo más cerca y él lo sabe porque su sonrisa lo demuestra.



El sonido de un trueno me despierta haciendo que salte de la cama. Estoy en estado de alerta, aunque a la vez me siento un poco confundida y excitada. La habitación está oscura y sólo es iluminada ocasionalmente por los relámpagos causados por la tormenta que aún continúa. Tengo en la mente el sueño que tuve, ¿serían recuerdos? ¿Era normal recordar cosas cuando dormía? Escucho un leve murmullo proveniente de la sala y siento miedo. Recuerdo la nota debajo de la puerta. ¿Scott seguía aquí? pensar en que podría irse y abandonarme otra vez me dejaba sin aire.

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