Veintiocho

192 12 0
                                    

—¿Se lo dirás hoy?—pregunta Matt por tercera vez. Lo miro fijamente y dejo salir un largo suspiro. Este chico es imposible.

—No lo haré, Matt.—sentencio continuando con mi tarea de acomodar su camisa. Él titubea y vuelvo a fijar mi vista en él.—Nunca.

Termino de arreglar sus mangas para luego dirigirme al espejo y retocar mi cabello. Mi amigo toma su chaqueta sobre el sofá y me espera con la puerta abierta. Le sonrío y camino en dirección a la salida.

El camino a casa de Lizy se hace silencioso y agradable, la fiesta comenzaría hace ya una hora. Matt conduce siguiendo las leyes de tránsito como todo buen chico, haciéndome sentir orgullosa de él.

Llegamos al lugar de la fiesta y aparcamos junto a los otros autos. Bajo del auto y espero a mi amigo para entrar a la casa.

Lizy luego de organizar la fiesta de su hermanita, logró convencer a sus padres para realizar una como fin de curso para nosotros. Ella y su obsesión con las fiestas.

—Wow, nuestra amiga sí que sabe organizar fiestas.—alaga Matt mientras deja salir un silbido de sus labios. Asiento con la cabeza estando completamente de acuerdo con su opinión.

La entrada está llena de estudiantes bailando, riendo, tomando o simplemente conversando. Saludamos a algunos compañeros que nos sonríen con sus bebidas en alto.

En la entrada, una hermosa decoración con telas plateadas y blancas nos recibe con un hermoso camino lleno de luces. Aliso mi vestido esperando que mi amigo termine de subir los escalones de la entrada. Me sonríe extendiendo su brazo hacia mi, lo tomo divertida y nos disponemos a entrar.

El lugar se encuentra a oscuras, iluminado por las luces de colores junto a la pista. La gente se mueve al ritmo de Martín Garrix, los gritos de euforia son sorprendentes tanto como la cantidad de personas sobre la improvisada pista de baile.

Un flash cegador nos apunta desorientándome un poco, una risa aflora del dueño de la cámara y logro distinguir a Larry, nuestro compañero encargado del periódico escolar. Ruedo los ojos y me acerco a saludarlo.

Matt me arrastra a la pista de baile y nos dejamos llevar con la música junto a nuestros compañeros.

...

Quince tragos más tardes y tres horas de baile no son buenas para mi sistema. Un involuntario eructo escapa de mis labios haciéndome soltar una carcajada.

Hace más de un rato que no veo a mi pareja de baile, quien estaba más ebrio que yo. Río sintiendo todo girar a mi alrededor.

—Ross, ¿quieres bailar?—una potente voz golpea mi rostro. Mi mejor amigo está tan cerca de mi que creo poder contar sus pestañas. Sonrío bobaliconamente queriendo besar esos labios que me vuelven loca. Jared me acerca a su cuerpo y creo que me besará, pues su vista está fija en mis labios.

Y si no lo hace él, lo haré yo.

Y así sin más, mis labios se unen a los de mi mejor amigo.

Tal vez, en otra vidaWhere stories live. Discover now