Veintisiete

229 14 6
                                    

—¿Y esperaste afuera? ¿Congelando tu trasero, mientras él se revolcaba con la morena esa?—asiento por décima vez a Lizy. Ella niega con un suspiro. «Lo , estoy jodida»

Fijo mi vista sobre el techo de mi habitación, contemplando la obra de arte pintada por Matt y Jar como regalo por mi cumpleaños número dieciséis, digamos que mi obsesión por las cosas de galaxia, los motivó para tan linda pintura. El techo estaba completamente de negro con estrellas, constelaciones y planetas. Pensar en cosas como esas me hace odiarme, la mejor de las amistades arruinadas por estúpidos sentimientos.

—¿Ross, sigues allí?—un chasquido de dedos me hace reaccionar, respondiendo con un sonido nasal, logrando que mi amiga vuelva a suspirar. La puerta de mi habitación se abre y entra una mata de cabellos castaños, repentinamente me siento indignada y molesta. Mi amiga se gira en dirección a la puerta y sonríe hacia Jared.

—¿Puedo pasar, señoritas?—su sonrisa perfecta nos recibe y frunzo el ceño. Sin esperar respuesta entra y se tira junto a mi en la cama, lo observo sin emitir palabra alguna y Lizy carraspea captando mi atención nuevamente.

—Debo irme, chicos. Planear una fiesta no es nada fácil, nos vemos.—se coloca de pie de un salto y nos sonríe acomodando su cabello. Su hermanita cumple dentro de poco y ella es la encargada de organizar la fiesta. Le regalo mi mirada más asesina y ella guiña un ojo en mi dirección haciéndome rodar los ojos divertida, Jared se despide con su mano y ella sale cerrando la puerta.

¿Alguna vez han estado con una persona y se crea un horrible silencio? Pues eso nos pasa justo ahora, él no habla, ¿y yo? Solo muevo mis pies intentando distraerme.

De un salto estoy camino a mi escritorio con intención de ignorarlo pero su voz me detiene.—Ross, perdóname.—sin intención de girar, continúo mi camino y el suspira. «Lo siento, no caeré de nuevo, Jar».— Hey, de verdad, Rossie.

—¿Por qué debería perdonarte, Jar?—tomo asiento y mis ojos lo observan impasibles. Él me mira afligido y no sé si actúa tan bien o si de verdad lo siente.—, ¿Porque me dieran una orden de restricción y una multa por estar en una propiedad privada? ¿Por escapar de casa con el auto de papá para llevarte? ¿O, porque me castigaran?

Sus ojos se cierran y creo ver dolor en ellos, pero esta vez lo ignoro, no me inmuto a ellos.

—No, mejor, ¿porque me dejaste tirada congelando mi trasero, durmiendo en el auto, mientras tú solo estabas follando con tu amiga?—escupo con mis ojos al borde las lágrimas.

«No lloraré, ya no más»

Ross, yo no quería...

—Dime, Jared, ¿por qué debería perdonarte?

Tal vez, en otra vidaWhere stories live. Discover now