Capítulo XIX: Noche Especial.

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Transcurrieron dos meses Alan seguía en la casa de su padre cuidando de él para Camilo era un alivio debido a lo que le ocurrió la última vez que tuvo aquel encuentro con Cristina, la policía si tomo cartas en el asunto y andan por aquel acto tan repudiable. El castaño quería darle una sorpresa a su novio porque estaban de aniversario, cumpliendo exactamente seis meses de noviazgo el tiempo iba volando para ellos. Tenía planeado hacerle una sorpresa muy especial, ya tenía escrito un poema ahora solo faltaba llevarlo a algún especial donde fuera algo más íntimo para los dos.

—Camilo disculpa la tardanza, estaba en ensayos—se sienta—¿Qué tienes pensado?

—Le escribí un poema, quisiera llevarlo para algún restaurante, luego caminar un poco por la ciudad.

Clarisa al escuchar la idea de Camilo se quedó callada observando detenidamente para decir:—Eso es aburrido si te soy sincera, Alan le encanta el cielo estrellado donde están muchas estrellas en compañía de la luna. Revise hoy en el calendario y esta noche estarán presentes, yo me encargo de la cena conozco sus gustos culinarios. Te ayudare con tu vestimenta, así que nos vamos en este momento al centro comercial más cercano.

—La verdad no sabría que hacer sin tu ayuda—le comunica.

—Hubiese sido algo aburrido—rio. 

Ya se encontraban en el centro comercial le había dicho a Alan que le tenía una sorpresa preparada, realmente estaba nervioso pero debía concentrarse en lo que tenía planeado con Clarisa

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Ya se encontraban en el centro comercial le había dicho a Alan que le tenía una sorpresa preparada, realmente estaba nervioso pero debía concentrarse en lo que tenía planeado con Clarisa. Entraron a una tienda y en ese momento ella tomó un montón de ropa y se la dio para que se probara, se impresionó por tal cantidad para luego empezar con el primer conjunto que le escogió.

Al cabo de unos veinte minutos logró probarse toda la ropa la mayoría no convencía a Clarisa, hasta que salió del probador con una camisa azul claro y jean color negro un poco ajustado, esa vestimenta logro cautivarla para finalmente aceptarla como la indicada.

—Con esto lograrás impresionar al ex amargado—comentó riendo.

—Si te escuchara diciendo eso, te podría gritar en este instante—manifestó.

El reloj marcaba las siete y media de la noche Camilo se encontraba en la casa de sus abuelos terminándose de arreglar, salió de su habitación mientras bajaba sus abuelos lo esperaban en las escaleras para verlo como andaba vestido y llenarlo de halagos, al verlo su abuela sus ojos se llenaron de alegría para luego abrazarlo.

—Pero qué guapo está mi nieto—expresó tocando su rostro.

—Gracias Abuela, esta noche será muy especial para los dos.

—Te ves realmente bien hijo, sacaste el atractivo de mi parte, por cierto usa condón en caso de una emergencia—manifestó riendo.

—Ay abuelo, nunca cambiarás—replicó riendo.

Salió de su casa mientras la pareja lo observaba una lágrima recorrió el rostro de Isabella le conmovía que su nieta ya era un adulto y que la felicidad le estuviese llegando, Santino la abraza donde un beso en la cabeza ambos estaban orgullosos de lo que su nieto era, si sus padres estuviesen vivos sentirían lo mismo se dieron la vuelta y entraron nuevamente a la casa.




Alan estaba esperando en la casa a Camilo aunque estaba algo impaciente el pelinegro por no recibir alguna notificación de su novio, caminaba por la sala para calmarse hasta que logró encontrarse con su padre y notó que algo lo estaba inquietando, por eso decidió preguntarle qué le sucedía.

—Camilo, vendría por mí, estoy algo impaciente—contó.

—¿Una cita?—pregunta Alexander.

—Creo que sí, pero también es una sorpresa—respondió.

—Cambiando de tema, ¿usted que hace levantado?

—Ay hijo, no puedo estar todo el día y noche en una cama sin hacer nada.

El timbre de la mansión sonó causando que Alan se sobresaltara un poco, corrió un poco hasta la puerta al abrirla quedó impresionado por la manera que estaba vestido su novio, aquel perfume su fragancia llegó hasta su nariz causando una sensación de atracción por él. Se dieron un suave beso mientras que la mano derecha de Camilo lo tomó de la cintura para acercarlo más, el carraspeo de su padre los sorprendió para luego alejarse rápidamente.

—Perdone señor Alexander—expresó Camilo con las mejillas rojas.

—No te preocupes, son novios, vayan a su cita muchachos, cuídense mucho—replicó.

Iban camino al lugar que Clarisa le había reservado para ambos al parecer era fuera de la ciudad, tardaron alrededor de unos quince minutos se encontraban en una colina llena de luces y con un camino de luces que los guiaba a la mesa donde iban a comer, Alan estaba sorprendido por todo lo que estaba viendo.

—¿Dónde estamos?—le pregunta.

—Esta es la sorpresa.

—No tengo palabras, la verdad te luciste amor.

—Mira al cielo, tenemos acompañantes.

Al mirar al cielo se quedó sorprendido por lo que vio, allí estaba aquel cielo estrellado con la luna todo estaba perfectamente calculado como se pensó, sin duda fue la mejor sorpresa que le habían dado en su vida. Mientras estaban comiendo en la mesa, Clarisa se aparece delante de ellos anunciando que fue contratada para una serenata especial.

—¿Clarisa?

La flauta comienza a sonar al igual que el piano su voz emite una gran melodía, aquella canción le traía recuerdos porque su madre la cantaba cuando Alan era un niño, sus ojos fueron invadidos por algunas lágrimas mientras ella cantaba Camilo le ofreció que bailaran juntos, aceptó tomando su mano ambos se veían a la cara el pelinegro bajó su cabeza al hombro de Camilo mientras Clarisa dio una perfecta tonada, se besaron nuevamente estaban completamente enamorados era un amor puro y honesto que sin importar las adversidades seguirán juntos.

—Ustedes hacen una pareja perfecta, los amo—alegó Clarisa.

—Tu voz fue hermosa, me dejaste sorprendido nuevamente—agregó Alan dándole un abrazo 





—Esto no está bien—comunico una voz masculina.

—Hemos planeado esto, así que no te vas echar para atrás, no hay tiempo para arrepentimientos.

—No hace falta que lo repitas, además desde aquel día que me le electrocutaste supe que eras un cobarde.

—Cuanta maldad hay en ti, no se como termine ayudándote Cristina.  

ALAN© [COMPLETA] (Libro 1)Where stories live. Discover now