Capítulo IV: Hospital.

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—Debemos aplicar otra dosis de morfina, el dolor debe ser reducido—expresó un médico revisando a Alan.

—Presenta fractura en la pierna, y algunas contusiones no tan graves—alegó una enfermera.

—Se le debe informar a la familia, el muchacho que lo trajo solo es un amigo, le preguntamos si conocía algún pariente cercano y su respuesta fue no.

Las agitadas voces de la enfermera y el médico lograron despertarlo, las luces blancas provocan confusión en él. Soltó un grito ahogado por su pierna e intentó levantarse porque el dolor era insoportable, dos enfermeras trataban de calmarlo para que pudieran inyectar el medicamento. Tras varios minutos de lucha, lograron tranquilizarlo para luego quedarse dormido nuevamente.

Camilo estaba muy angustiado por lo que sucedió, no sabía si Alan tenía familia en la ciudad, o si era algún estudiante de intercambio. Una enfermera llega a la sala de espera y le habla, le confirma que ya el peligro pasó por el momento, que solo necesitaba descansar lo suficiente para luego preguntarle si necesitaba la ayuda de algún familiar cercano. La mujer le preguntó si permanecería en el hospital y él asintió, sin decir más nada ella se marchó tranquilamente.

En el lugar del accidente los afectados debían permanecer en la zona, la policía necesitaba interrogarlos y saber si algún enemigo les quiso hacer daño. Cómo la situación era grave tuvieron que irse de inmediato, sin embargo los agentes policiales llegaron al hospital para hacer las correspondientes preguntas sobre el suceso.

—Sabemos que es un momento difícil para usted señor...—habló el compañero.

—Harris, Camilo Harris—replicó.

—Queríamos saber si tuvo algún tipo de problema con alguien, pensamos que lo quisieron atacar y de una manera muy violenta.

—La verdad no, y no sé si Alan tuvo alguno, lamentablemente él no está despierto para que les confirme.

—¿No logro ver el rostro de la persona que estaba dentro del automóvil?

—Todo fue muy rápido, Alan me empujo y eso provocó que cayera al suelo oficial.

—El auto fue encontrado a unas cuadras, en caso de que consigamos algo más le estaremos informando, mañana pasaremos nuevamente para hacerle las preguntas correspondientes a su amigo.

Los dos hombres se marcharon dejando la sala de espera sola nuevamente, Camilo pensó en alguien solo que no estaba seguro si esa persona sería capaz de llegar tan lejos. Paso sus manos por ambas mejillas para calmar un poco la ansiedad, sería una larga noche para los dos.


Dentro de la habitación se podía escuchar la suave voz de una mujer vestida de blanco, acariciaba su rostro hasta que Alan fue abriendo lentamente sus ojos y lo primero que vio fue el angelical rostro de su madre Alicia

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Dentro de la habitación se podía escuchar la suave voz de una mujer vestida de blanco, acariciaba su rostro hasta que Alan fue abriendo lentamente sus ojos y lo primero que vio fue el angelical rostro de su madre Alicia. Una sonrisa se formó en el rostro de la mujer, un nudo se formó en la garganta del muchacho, quería decir tantas cosas a la mujer que tanto lo amó en vida. Sus ojos estaban completamente nublados por las lágrimas, bruscamente giró su rostro causando que estas recorrieran sus pálidas mejillas.

—Mi pequeño, he venido a visitarte—expresó dándole un cálido beso en la frente.

—¿Mamá?—respondió con voz cortada a punto de romper en llanto.

—Me duele verte así, sé que mi muerte te afectó mucho, debes seguir adelante sin mi cariño.

—Te he echado de menos, me siento muy solo mamá.

—No lo estas, yo siempre estaré contigo aunque no me veas.

Alicia fue rodeada por una gran luz blanca, se despedía nuevamente de su hijo antes de desaparecer expresó que debía perdonar a su padre Alexander. Alan se limitó a responder aquello, esa herida seguía abierta le costaba sanar aunque en lo más profundo quería que todo fuera como antes pero el orgullo era más fuerte que el perdón.

Despertó y estaba en la misma habitación que soñó, al parecer su madre se comunicó con él a través de un sueño. Una molestia en su pierna derecha apareció, notó que estaba dentro de un yeso médico y la comezón era muy incómoda. Es sorprendido por una joven enfermera, le pregunta cómo se encontraba él y asegura como si un camión le hubiese pasado encima, la chica se tapa la boca para reír.

—Por cierto, un chico llamado Camilo está aquí, bueno en la sala de espera.

Los recuerdos invaden la mente de Alan y recuerda todo rápidamente, le pregunta a la enfermera que si se encontraba bien y esta le responde que está ileso gracias a él. Sin duda fue un acto muy heroico de su parte, aquello lo sorprendió mucho, nunca pensó que se quedaría para saber su estado. Todavía era de madrugada y lo correcto es que volviera descansar fue lo que aconsejó la joven, nuevamente quedó en la habitación en compañía del silencio su vida estuvo en peligro jamás se imaginó que fuera a proteger a una persona que apenas tuvo contacto algunas veces, esa incógnita la dejo de pensar y finalmente poder dormir.



El reloj del cuarto marcaba las ocho de la mañana y Camilo estaba en el sillón de acompañante esperando que Alan despertara, se podía notar lo preocupado que estaba por él. Todo seguía en silencio, sin hacer tanto ruido Camilo se levantó del sillón, quería observar un poco la mañana. La puerta de dicha habitación estaba abierta, al parecer era el doctor y una enfermera que traía consigo el desayuno.

—Buenos días, soy el doctor Smith, vine por el chequeo del paciente y dar algunas indicaciones.

—Buen día, al parecer sigue dormido, quizás despierte en unos minutos—respondió Camilo.

Y fue así Alan terminó despertando a los minutos, le sorprendió la presencia de Camilo en el cuarto lo saludó, agradeció por haber permanecido todo ese tiempo en el hospital. El médico le informaba que el yeso de su pierna lo tendría alrededor de cuatro semanas, dependiendo su evolución ya que varios tendones fueron afectados y el hueso tuvo una fisura. El diagnóstico no le agrado mucho, el doctor estaba preguntando si alguien podría cuidarlo Alan pensó en Clarisa al momento de decir quién lo iba hacer, Camilo se ofreció. Las mejillas se tornaron rosadas enseguida, sentía mucha pena por lo dijo el castaño intentó decirle que no era necesario.

—Acepte la ayuda, aquí le deje la lista de medicamentos que va a necesitar, el lunes por la tarde le daré de alta, lo importante ahora es que no haga nada que le afecte.

—De eso me encargare doctor, tengo un poco de experiencia en cuidados médicos—alegó el chico sonriendo.

La enfermera le comunicaba a Alan de que era el desayuno, al principio no le parecía apetitoso hasta que vio un jugo de naranja y gelatina de frambuesa. Lo primero que tomó fue la gelatina, la enfermera le pareció gracioso por la manera que actuó. Se retiran de la habitación quedando nuevamente los dos, Camilo le preguntaba que cómo se sentía, él le indicaba que un poco golpeado que quizás era normal sentirse así después de haber sido atropellado por vehículo expresó en tono gracioso. Al menos vio un lado gracioso, Camilo le informaba que unos agentes de la policía vendrían a interrogarlo por lo que sucedió.

—¿Estás seguro de cuidarme por cuatro semanas?—preguntó Alan.

—El tiempo necesario, y también para conocerte un poco—respondió colocando su mano en el brazo de Alan. 

ALAN© [COMPLETA] (Libro 1)Where stories live. Discover now