Capítulo X: Sol Y Luna.

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Tras la mala experiencia de aquel día con Cristina decidieron olvidar el mal rato que les hizo pasar, aunque Alan estaba proponiendo hacerse amigo de ella para vigilar de cerca y poder estudiar su conducta un tanto versátil. Por otro lado, Camilo pensaba en comprarle un regalo especial quería que fuera una sorpresa para él. Tomó su celular y le llamó para decirle que pasaría en la tarde al departamento.

Fue al centro comercial más cercano, en cuestión de minutos ya estaba parqueando su auto en el estacionamiento del lugar. Tras recorrer varias tiendas, finalmente logró hallar un collar que lo convenciera. Era de plata, y unidos eran uno solo pero se podían separar para usarse individualmente. Sacó su tarjeta de su billetera y la entregó para efectuar el pago, al salir de la tienda con su regalo en mano pensaba cómo escribirle un bonito mensaje en una tarjeta de regalo, olvido preguntar si daban ese tipo de tarjetas en la joyería por eso decidió ir a una tienda de regalos que estaba a tan solo a unos pasos de donde se encontraba.

Justamente al entrar a la tienda quedó cara a cara con Cristina su expresión facial cambió enseguida, mientras que ella le mostró una sonrisa y lo abrazo para saludarlo causando gran incomodidad en Camilo. Le preguntaba que hacia en el centro comercial, para evitar le respondió que compro ropa ya que quería cambiar un poco su forma de vestir.

—No te veo las bolsas—comunicaba levantando una ceja.

—Están en el carro, pase por aquí porque necesitaba buscar un globo de helio—replicó sin vacilar.

—Entiendo, sabes que no me gusto que me dejarás en ridículo delante de tus amiguitos.

—Otra vez con eso, Cristina te fui muy claro, no quiero ser tu amigo ni nada que me vincule contigo.

—Que rudo y grosero te has vuelto, esos dos que se dicen llamar tus amigos no me gustan para ti, es más a partir de mañana dejaras de hablarles.

—Ya me di cuenta que eres la misma persona obsesiva y delirante de antes, ya esta conversación me tiene cansado.

La dejó hablando sola y le habló a una trabajadora de la tienda si tenían lo que le faltaba a su importante regalo, la mirada asesina de Cristina observaba desde lejos al castaño en su mente decía que solo era el comienzo de su venganza. Se marchó definitivamente del lugar, causando paz en Camilo, sin duda esa chica buscaba la manera de que se saliera de sus cabales pero se mantuvo firme y sin dudar para que ella no se sintiera con poder.

 Se marchó definitivamente del lugar, causando paz en Camilo, sin duda esa chica buscaba la manera de que se saliera de sus cabales pero se mantuvo firme y sin dudar para que ella no se sintiera con poder

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Su reloj marcaba las seis de la tarde estaba algo nervioso, porque pensaba que quizás su regalo fuese rechazado. Se bajó de su auto y entró a la entrada principal del departamento, mientras el ascensor subía sus nervios aumentaban sabía que sus sentimientos por Alan cada vez eran más fuertes. Por eso quería arriesgarse en tener algo serio con él, aunque este le comunicó que aún no se sentía preparado para una relación porque primero él debía aceptarse como era.

Toco el timbre para luego escuchar la voz de Alan diciendo que ya iba a la puerta, al entrar ambos se saludan y comienzan a charlar un poco sobre algunas cosas de la universidad. De un momento a otro Camilo metió su mano en su chaqueta para sacar el regalo que compró, el pelinegro se extrañó un poco por lo que vio y notó que era una cajita donde esta llevaba su nombre escrito en letra cursiva.

—¿Qué es eso que tienes en tu mano?—pregunto.

—Es un regalo, he notado que te gustan los atardeceres, y quiero que abras esto—respondió sonriendo.

—Sabes que odio las sorpresas, pero veamos que es—rió.

—Te gustará mucho.

Con su mano izquierda tomó la pequeña caja y fue abriendo, al quitar la tapa que cubría la cajita se quedó muy sorprendido por lo que había en ella. Era un sol, permaneció en silencio por un momento la verdad no encontraba la manera de poder decir alguna palabra, era como si sus labios estuvieran pegados y no pudieran abrirse. Observó a Camilo y lo abrazó por aquel detalle tan bonito, él le informaba que eran dos collares pero al juntarlos eran uno solo. La luna que tenía lo representaba porque a Camilo le gustaba el cielo estrellado con luna llena, era la oportunidad perfecta para aclarar las cosas entre los dos y sincerarse de una vez por todas.

—Sé que no quiero presionarte, pero ha transcurrido el tiempo suficiente, y quiero saber la respuesta de la pregunta que estoy por hacerte—comunicaba mientras lo veía a sus ojos oceánicos azules.

—Sí—respondió sin vacilar.

—¿Sí que?—agregó un poco confundido por su respuesta.

—Que sí estoy listo para tener una relación contigo, estoy listo para formar parte de tu vida de ahora en adelante, estoy listo para apoyarte y darte el amor que tanto necesitas de mí.

Aquellas palabras dejaron sin respuesta a Camilo nunca se espero una respuesta tan espontánea de su parte, lo abrazó inmediatamente mientras estaban así le expresaba que lo haría feliz y que cada día que transcurra disfrutarán de ese amor tan bonito que estaban empezando a cosechar. Alan sonrió mostrando un poco sus dientes, el castaño lo tomo sutilmente de su rostro y le dio un corto beso.

—Nunca he tenido una pareja, así que todo es nuevo para mí—expuso Alan.

—Prometo que iremos con calma, dejemos que todo fluya con tranquilidad—aseguró Camilo besando su frente.



Desde la ventana de su apartamento observaba con sus binoculares, su rostro estaba rojo por la rabia porque Camilo supo conquistarlo. Golpeó varias veces la pared hasta romperse los nudillos dejando la sangre pegada en la pared blanca, le provocaba gritar, y destruir todo lo que tenía a su alrededor.

Él sabía que Alan corría por el parque, incluso había tomado el valor de presentarse el día que fue atropellado, ante tantas personas impactadas vio como fue introducido en la ambulancia. Quería correr para ir tras él pero no quiso exponerse y ser descubierto tan fácilmente, por eso dejó que todo mejorara aunque no le gustaba la compañía de Camilo para ese entonces.

Ese mismo día mientras regresaba a su departamento notó un chico que actuaba raro, miraba a todos lados como si alguien lo estuviera vigilando. Él también se escondió, para ver que iba hacer sacó un celular de su bolsillo para atender una llamada.

—El plan no funcionó como fue planeado—hablo contrariado.

Se quedó pensativo por lo que escucho decir de aquel muchacho, al parecer el accidente había sido a propósito solo que Alan salvó la vida del castaño y los planes de aquella persona cambiaron radicalmente.

—¡Maldición Cristina!—grito—¿Por qué no lo hiciste tú misma? Esta vez fuiste más lejos, lastimé a una persona, mejor dejemos esto hasta aquí. No seré cómplice de una psicópata—colgó la llamada.

Desde ese momento captó que querían hacerle daño a Camilo aquello le agradaba mucho, porque si él estaba fuera de su camino tendría más posibilidades de estar al lado de Alan aunque eso le tomará tiempo. Por eso tomó la decisión de investigar al castaño, todo su información personal para saber qué punto débil tiene, mientras curaba su mano formaba una risa malévola en sus labios pensó darles tiempo para que disfrutaran aquel noviazgo tan fructífero.

Por eso decidió estar un poco más en el anonimato y seguir siendo el chico del tatuaje de ave, que solo observa ciertas cosas curiosas. 

ALAN© [COMPLETA] (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora