Cap 30: Pero Nadie Vino...

909 84 46
                                    

Undyne se paseaba por los pasillos del Hospital muy nerviosa, esperando señal de vida de alguien que le dijera cómo se encontraba la humana. En una de sus vueltas, decidió consolar a su compañero, el cual no se había movido de su asiento hace unas largas horas.

- Sans... ¿Estás bien? - Preguntó la pelirroja, colocando la mano en su hombro, de una forma tierna y comprensiva.

- No. - Contestó cabizbajo y cortante.

- Lo entiendo, pero no debes preocuparte tanto, seguro que no es nada, ya sabes como es esa punk, un día está mal y al otro ya se mejora.

- Ella odia el hospital... No puede ser una broma.

- No te sientas culpable, porque no lo eres. Sé que pasaron cosas que no debieron haber pasado con la familia Dreemurr, y hay veces que es difícil de apreciarlo, pero haces un gran trabajo cuidándolos. Sobre todo a Frisk, se nota que te esfuerzas en ello. Quiero decir, sigues siendo un vago pero, ahora corres con más responsabilidades que antes.

- Heh, reconozco que la mayoría de lo que dijiste no es cierto. No suelo contarle cosas a la gente como tú, y mucho menos sabiendo que puede haber un Reset en cualquier momento.

- ¿Un reset? ¿Qué es eso?

- Huh, nada importante... Sabes, yo, hice una promesa con la Reina tiempo atrás, cuando aún estábamos en el Subsuelo. Me pidió que si un humano llegara a Snowdin, que lo cuidara y protegiera. Verás, odio hacer promesas, sin embargo, acepté dar todo de mi en eso. Ahí fue cuando Frisk cayó en las Ruinas y comencé a cuidarla.

- Entonces, ¿solo la cuidas porque quieres mantener tu promesa con Toriel?. - el albino negó con la cabeza. - me confundes...

- No sé exactamente el por qué... Es raro, sabes. Pero sé que definitivamente es algo más.

- Hmm - mostró una mirada pícara. - Creo que ya sé lo que es.

- Heh, Undyne, es una niña. Además si le toco un pelo su mamá me mata.

- ¿Qué sientes cuando estás con ella, Sans?

- Ya te dije que no lo sé.

- ¡Ha! Yo si lo sé, se llama Amor, principiante, Amor. Por si no sabes lo que significa, es eso que Alphys siente por mí, al igual que yo por ella.

- Heh, como digas.

- Eres raro y siempre lo serás. - dio un suspiro y se levantó de su asiento. - Bueno punk, no te deprimas, ella estará bien. Si pudo vencerme, puede hacer lo que sea. - antes de alejarse del lugar, observó los bolsillos del chico. - Sans, sabes que a ella no le gusta eso. - le arrebató la caja de cigarrillos y comenzó a aplastarla sin parar, él la observó sorprendido, pero de una forma u otra sabía que tenía razón. - ¡Si te veo con otra caja de esas mierdas le digo a Frisk! ¡Ya estás advertido!

Mientras tanto, con Asriel

- Y-ya se lo dije, príncipe, ¡s-soy científica, no enfermera! Por más que quiera curar a Frisk, no podría hacerlo. P-pero según mis conclusiones, debería ser algo referido a sus pesadillas y las l-líneas temporales, quizás su propia Determinación la está afectando. Pero creo que estará bien - Alertó la Científica Real a un pequeño príncipe que no dejaba de alterarse.

- E-eso espero... Perdoname Alphys, no quiero ser duro con nadie. Creeme que lo intento.

- Azzy, ¿Podemos hablar a solas, por favor? - preguntó la ojirubí, colorada. Éste, extrañado, aceptó su petición. Ambos salieron a un pequeño parque, se sentaron en un banco y comenzaron a charlar. - Yo, quería salir un poco del tema de Frisk...Sabes. No malinterpretes, también quiero que se mejore, pero llorar no va a hacer nada.

- Sí, tienes razón, lo sé. ¿De que querías hablar, Chara?

- D-de nosotros.

- ¿N-nosotros? - preguntó confundido.

- Desde pequeños que fuimos críados juntos, y siempre fuimos mejores amigos. Y, eh, hay algo que quize decirte desde hace tiempo.

- Ehh, ¿Qué sucede, Chara?

- Yo... eh... - se notaba muy nerviosa, mordiendo sus labios, estaba segura que luego iba a arrepentirse, pero habría que intentar. - Te amo, Asriel.

- Uh, yo también Chara.

- ¿Qué? P-pero... ¿No me ves como una hermana?

- Esto no dice eso, Chara. - tomó el medallón señalando las palabras talladas en éste. "Best Friends" - Te amo demasiado, mi gran compañera...

- Eso... Solo, eh, quería aclararlo.

- ¡Haha! ¡Oh vamos Chara! Ya dilo. Sabes que no soy capaz de herirte.

- Y-yo.... No importa.

- ¡Hahah! Bien, lo haré yo. - aclaró su garganta y se arrodilló caballerosamente frente a ella. - Chara, mi gran amiga y compañera. Pasamos muchísimas cosas juntos, travesuras que no salieron muy bien, y una triste historia con un final felíz. Me gustaría pasar el resto de mi vida contigo, como, algo más que tu amigo. Si correspondes a mi amor, te juro que te haré la mujer más feliz de todas. ¿Q-quieres ser mi amada novia?

- Vaya. No me esperaba menos del gran príncipe Asriel. Yo sí quiero ser tu novia, mi bebé llorón. - ambos se sonrieron aliviados y juntaron sus labios en un tierno y apasionado beso, un beso que estuvieron esperando por años.

Chara escuchó una voz, la cual reconoció al instante, que le recordaba lo culpable que era de lo que le estaba sucediendo a su hermana. Intentó alejar a Asriel, para ver de donde provenía aquella voz. Pero nadie vino...

- ¿Estás bien? - preguntó el albino, tomando el mentón de su nueva novia.

- S-sí, solo... Extraño a Frisk- se escusó, para recibir un tierno abrazo de parte de su pareja. Esto solo hizo que repentinas lágrimas asomaran sin permiso por su rostro, tenía el sentimiento de culpa dentro suyo y la voz de Jennifer, quien la había traicionado, resonaba una y otra vez en su cabeza. - Creo saber quien fue, Asriel. - él, confundido cortó con el abrazo para escuchar a la ojirubí atentamente. Sin embargo, tras pensarlo bien, Chara prefirió ocultar la verdad. - Es Sans, Asriel.

Pasaron las horas y el rumor fue expandiéndose entre todos los conocidos. Ya nadie miraba a Sans de la misma forma, excepto su hermano, que aún creía en él.

- ¿Frisk? ¿Mi niña? - finalmente, la madre preocupada por sus niños, llegó al hospital en plena noche. Su esposo la seguía igual de preocupado.
Ambos, se disgustaron bastante ante la presencia de Sans en la habitación, pero lo único que que se dignaron a hacer fue pedir disculpas a la niña por no haber estado ahí para ella, pero permanecía inmóvil.
Ya era hora de irse, ambos padres aún tenían que asegurarse que sus otros dos hijos se encuentren bien, pero dejar a cargo a Sans ya no les parecía buena idea. Por lo tanto se vieron obligados a hacer una llamada de emergencia a un viejo amigo de su hija.

El albino ojiazul, sin palabras, escuchaba petrificado la seria conversación de Toriel y su esposo. Aún tenían el poder de hacerle lo que sea, siempre y cuando no interfiriera en algún asunto de los humanos. No quería tener que alejarse de Frisk, ni tampoco de su buen hermano Papyrus. Las gotas de sudor llovían a cántaros en su rostro, lo único que podría salvarlo sería el perdón de Toriel. Aquella madre cariñosa no podría hacer alguna hazaña cruel en contra suya. O al menos eso esperaba...

HUMANTALE "Mi Trabajo Es Protegerte" (FRANS) [COMPLETA]Where stories live. Discover now