Comenzamos a discutir. Carlos se niega aceptar que es un adicto. Reniega que no lo es y que nunca lo será. Yo intento hacerlo recapacitar y en vez de hablar como personas civilizados, comenzamos a gritar.

La puerta se abre y veo como Lali nos mira asustada. Carlos al verla se la toma con ella.

— Te dejo con tu zorra, tal vez tú te haces el adicto a acostarte con​ mujerzuelas como ésta.

Camina y empuja a Lali para que se aparte. Ella se tambalea pero logra estabilizarse. Escucho la puerta de la entrada azotarse y suspiro.

— Dale tiempo para que recapacite, así como yo lo hice.

Asiento, pero siento un dolor de cabeza. Tuve que regresar porque había olvidado mi celular, nunca pensé que escucharía a mi hermano

— Voy a conseguir ayudarlo.

«Lo conseguiré cueste lo que me cueste.»

Le sonrío a Lali y me alegra mucho de ver qué ella está poniendo de las suyas para lograr dejar las drogas. Cuando llegué, pensé que ella iba aceptar lo que mi hermano le estaba entregando, pero no. Ella se negó y hasta intentó hacer que él buscara ayuda. Y me da mucha alegría. En vez de ir al consultorio le pedí a mi secretaria que me enviara los papeles que necesitaba con alguien. No quiero dejar sola a Lali y más con el gran paso que dio.

— Lali no sabes lo orgulloso que estoy de ti. Me da mucha alegría que te negaste a lo que mi hermano te estaba dando. — la tomo de la mano. — diste un gran paso, pequeña y me da tanta alegría que no llegarás a caer en la tentación.

— Todo es gracias a ti. Sin ti yo no podría llegar a dejar esto. Tú eres la luz que me está ayudando a salir de toda la oscuridad que tuve. Gracias Peter gracias por ser mi ángel. — me abraza. — eres mi ángel.

La aprieto a mi cuerpo y siento tan bien tenerla entre mis brazos. Lali se está volviendo en alguien demasiado importante para mí. Nos separamos.

Pasamos la tarde entre risa y viendo películas. También le estuvimos hablando de su vida y lo que ella siempre ha deseado. La noche llegó y estábamos comiendo cuando empezaron a golpear la puerta. Lali se levantó nerviosa.

— Espera aquí. No te preocupes.

— Peter....

Le hago señas para que se quede y voy a la puerta. Vuelven a golpearla y escucho el grito de mi hermano. Abro y lo veo con los ojos rojos y tambaleándose.

— ¡Peter!

— Carlos que hace.

— Sabes vine a verte porque no me gustó cómo quedaron las cosas en la mañana.

— Carlos no estás en condiciones para hablar. Te llevaré a tu casa...

— ¡No! — me empuja y entra a la casa. — no me trates como un niño, vamos deja que me quede y podemos disfrutar de esa zorrita que tienes aquí. ¡Ven zorrita! ¡Ven y sale de tu escondite!

— Basta Carlos. — lo agarro del brazo. — te llevaré a tu casa y...

— ¡Qué no! Quiero quedarme.

— Lali vete a tu cuarto. — le digo cuando sale.

— Oh aquí estás. Ven y dame tu servicio. — mi hermano se quiere acercar a ella, pero lo detengo.

— Carlos por el amor de Dios. Basta de tonterías. Mírate cómo estás. No puedes seguir de esta forma. Ya no voy a permitir que sigas comiendo errores y acabes con tu vida de esta manera. Siendo un drogadicto.

ADICTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora