Capítulo 31

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Y cuando crees que todo a terminado es justo donde algo nuevo a dado inicio.
Después de salir del museo, caminé por un largo rato sin una dirección fija a la cual llegar. Toda mi vida pasaba frente a mí en recuerdos y en pensamientos y era casi como una loca montaña rusa con cientos de subidas y bajadas, cosas buenas y cosas malas. Le agradecí a la vida por cada una de las personas que había puesto en mi camino, comencé por mis padres y continué con Olvin, recordé muchos instantes en los que él siempre estuvo para mi, ayudándome y defendiéndome. Fue siempre mi patrón a seguir, mi ejemplo y mi orgullo. Fue el mejor hermano que tuve y que voy a tener por siempre; me enseñó tantas cosas en la vida, nunca me dijo que algo era sencillo pero me dejó claro que nada es imposible, jamás me hizo las cosas factibles, pero nunca dejó de ayudarme. Me enseñó a valerme por mi misma y a ser fuerte, me enseñó a ser niña y me enseñó a ser como él. Le gustaba hacerme enojar y no me dejaba ganar fácilmente una pelea. En aquel momento pensé que todo era por hacerme pasar un mal rato luego comprendi que solo me ayudaba a ser una buena guerrera para enfrentarme a cualquier batalla.
Agradecí por Luisa y por Tania aunque en aquel momento me molestaba la actitud que habían tomado frente a mi situación con David.
Lloré con todas las fuerzas de mi alma, me senté y lloré. No quería sólo darme la vuelta y volver para perdonar a David. Lo que en realidad deseaba era retroceder el tiempo y quedarnos para siempre en el patio de mi casa donde las cosas habían comenzado, donde el me amaba y yo lo amaba, donde lo nuestro parecía perfecto y real. No deseaba llegar al momento en que descubrí que sus promesas y sus palabras eran sólo una mentira, que ni él ni su amigo me habían amado como lo hice yo, ambos me trataron como un objeto y me utilizaron; jugaron conmigo, con mis sentimientos y con mis emociones mientras me enamoraba y les daba más importancia de la que debía.
Fue un largo día, uno que revolvió en mi cada recuerdo y cada sentimiento, no conocía la cuidad en la que me encontraba y pensé en escapar, en irme lejos donde nadie pudiera encontrarme sin embargo mi familia no merecía el sufrimiento de mis pensamientos. Llegué a un parque que parecía abandonado y casi en ruinas, me sentí muy identificada con el a fin de cuentas mi interior se desmoronaba poco a poco. Pensé en lo que deseaba hacer a partir de ese instante y cuando al fin supe lo que quería comencé a caminar nuevamente.
—Paula por Dios, nos tenías muy preocupada—. Era Tania quien venía a mi encuentro. Le telefoneó a los demás y les informó que yo estaba bien. Aunque a ser verdad parecía estar bien, pero me sentía más frágil y más vulnerable de lo que acostumbraba, sentía como si algo se estuviera rompiendo en mi interior y si que dolían las heridas que aquello provocaba.

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 En lo personal te lo agradeceré

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Besos AzucaradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora