Capítulo 10: Mariposas

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Rainie

Cuando regreso al punto de partida Jules está esperándome, junto a él veo a un Rocketfeller mucho más acabado, cabizbajo, hombros caídos y mirada perdida.
El hermano de Allyson siempre fue un encanto, las chicas hacían fila por él, pero años después de su vibrosa adolescencia, ahora solo luce cansado.
Mi victoria no le sienta mucho mejor, en sus ojos lo refleja, ha perdido más dinero del que esperaba esta noche. Karrie era su carta bajo la manga, pero la reina de las cuatro ruedas ha llegado otra vez a Spring Diamond.

-Me pareció haber escuchado que estabas de vuelta- dice Nathan. Su voz no es la de antes, el tabaco y otra larga lista de malas condiciones ha hecho de su voz seductora algo carraspera. -Lamento lo de tu hermano-

Dallas no me deja llegar a pronunciar una palabra hacia él, me toma del brazo y me aleja de la multitud muy rápido. Siempre ha sido así, pero ahora dudo sobre el verdadero significado de todas sus acciones. ¿En verdad en algún momento habría estado protegiéndome, o siempre ha sido todo con tal de que yo no me entere de lo que hay detrás?

-Fue una buena carrera- suelta empujándome contra el asiento delantero de su auto. Dallas nunca ha sido sinónimo de delicadeza, pero desde un tiempo hasta la fecha sus actitudes toscas se han vuelto incluso agresivas y dolorosas. 

Cuando se sienta detrás del volante me atrevo a hablar. -Ella no lo habría hecho y lo sabes-

Su mirada me golpea mucho antes de que lo hagan sus dedos. Me presiona la barbilla entre el índice y el pulgar y el tacto duro me hace brotar un par de lágrimas.

-Solo tenías que hacer una cosa y no era ganar esta carrera- Me suelta la barbilla y pone en marcha el motor.

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Karrie solía despertar mi envidia, al igual que Lysa, porque Karrie había logrado ganar el corazón de Jules y todos lo sabíamos. Él la miraba de una forma que no había mirado a nadie, la cuidaba incluso si eso significaba ir en contra de Mike. Nunca tuve esa suerte. Nunca sentí ese amor.

Jackson era dulce, sí, pero fuera de eso no era más valiente y apasionado que ninguno de los chicos de Spring. ¿Habría recibido una bala por mí? ¿Se hubiese entregado a la policía solo por salvar mi vida? ¿Lo habría hecho Dallas por Lysa?

Karrie tuvo suerte, tuvo a uno de los buenos. Yo, Tara, Lysa y Violet, ¿qué tenemos nosotras?.

-¿Por qué nos reunimos aquí?- mi voz suena más pastosa de lo común entre mis labios adormecidos. 

Karrie impulsa su cuerpo sobre el lavabo y se sienta apoyando una pierna sobre la otra. -¿No te gusta mi oficina?-

El baño de la cafetería no es más grande que el baño de mi departamento en Madrid. Dos metros cuadrados, un lavabo, un escusado, paredes de cerámica y un enorme espejo que refleja mi ojeroso rostro y mi pelo opaco. 

-Es mucho más seguro para ambas que nadie nos vea juntas y este lugar es discreto- me indica ella. 

No me fío de Karrie. ¿Alguien lo haría? En Spring Diamond no puedes fiarte de nadie, ni de tus padres, ni de tus hermanos, ni de tus abuelos, ni de tus amigos. Spring Diamond es una selva y la ley del más astuto es la única que se respeta. Sin embargo, hoy, con la ropa cómoda, sin los tacones y con los rizos despeinados, Karrie parece más la niña que alguna vez fue que la mujer en que Spring la convirtió. 

-¿Qué quieres, Colt?- mi voz tiembla menos que antes, pero mi saliva aún se siente espesa con cada letra.

Karrie luce del todo tranquila -Quiero mi venganza, y no solo la mía, la de Jules también-

SEÑORITA PERFECTA [EN PROCESO]Where stories live. Discover now