Capítulo: Derrumbada

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RAINIE

Antes de que mi mundo se derrumbara la primera vez, había un lugar en el mundo donde quería vivir para siempre, ese lugar era el Lago Spring. Durante el verano, cuando era pequeña, mis padres nos traían a mi hermano Terrence y a mí a jugar con los otros niños junto al agua. En primavera papá movía mis pinturas y el atril para que pudiese pintar los colores del lago. Durante el otoño esperaba impaciente que el clima fuese mejor para salir de casa y venir, y entonces llegaba el invierno y todo se cubría de nieve y hielo. Los turistas traían sus trineos, en el hotel las habitaciones se llenaban de visitantes ansiosos por disfrutar de la belleza congelada del lago.

Entonces las cosas comenzaron a ir mal, y ya no quise volver. Hasta ahora.

El agua me golpea los tobillos. La brisa de comienzos de primavera me roza las mejillas. La última vez que estuve aquí en Spring, hace más de dos años, no tuve oportunidad de pasearme por el lago, y tampoco es como si hubiese querido hacerlo.

Del bolsillo de mis jeans, saco dos pastillas de las que compré a Dallas ayer. Las pongo sobre mi lengua y las trago. Me golpeo un poco la garganta para que puedan pasar y suspiro. Aguanto mucho aire, cierro los ojos y avanzo por el agua hasta que me mojo la cintura. Tomo otra pastilla, esta vez del bolsillo de mi camisa, la meto en mi lengua, tomo agua del lago en mi mano y me la trago.

Tarareo una nana que solía cantarme mamá cuando era niña, hablaba sobre una princesa cisne y un gallardo caballero. Ya no recuerdo bien las palabras, ni siquiera logro recordar bien las palabras de mi madre así que simplemente me dejo ir. Dejo que mi cuerpo descienda y se hunda, hasta que mi espalda toca la tierra. Me obligo a cerrar los ojos, y mi cuerpo se vuelve tan pesado como una tonelada de piedras, la superficie se aleja.
Es como en mis recuerdos, ahogándome, pero ahora Terrence lo vendrá a sacarme a la superficie, nadie me rescatará como a la princesa cisne, solo moriré al fin. Las personas irán a mi funeral y hablaran mentiras sobre la persona que presuntamente era, me dejaran flores y paulatinamente se olvidaran de mí como se han olvidado de todos los demás, porque sus vidas seguirán y no se van a detener ni un segundo por mí
Rápidamente la vista se me nubla y se me llena de puntos negros en los bordes de los ojos. Pestañear hace arder a carne viva mis pupilas y termino por dejar de ver, de sentir la presión del agua o la profundidad de la misma.
No queda nada.

Vuelvo a ser consciente de mi realidad, cuando una mano toma fuertemente de mi antebrazo y tira de mi cuerpo a la superficie. El oxigeno empuja mi pecho de golpe.

Posiblemente pierdo la consciencia otra vez mientras soy arrastrada por el agua, porque para cuando me doy cuenta estoy tendida de espaldas sobre la arena, completamente mojada, temblando de frío y con Dallas, arrodillado junto a mí, mirándome con notoria preocupación.

La mano de Dallas se siente extremadamente suave y tibia cuando me acaricia la mejilla con su pulgar, justo donde siento arder mis pómulos.

-¿Rainie, puedes oírme?- pregunta en voz baja, pero articula como si gritara. Tal vez lo hace, quizás grita y soy yo quien no puede oír bien. 

-¿Están bien?- pregunta una voz femenina desde las hileras de árboles que guían el camino a la reserva de Revenwood -¿Ella está bien?- la voz se acerca.

Dallas se mueve, pero es como si estuviese en cámara lenta. Gira su cabeza hacia donde proviene la voz femenina y grita sin voz -Violet, vuelve a la casa y pide ayuda-

Pierdo la consciencia unos segundos después. Pierdo el sentido de mi realidad, y me dejo llevar por un montón de sonrisas gastadas, recuerdos más antiguos que mi memoria, jugueteos, risas. Un millón de recuerdos que nunca debieron terminar, pero lo hicieron. El mundo me lo arrebató.

Abro los ojos y me encuentro a mi misma dentro de una tina de azulejos muy grande. El agua fría me cae por la espalda. Estoy completamente empapada con mi ropa puesta y Dallas sosteniéndome. 

-Despierta, Rainie. Despierta- me grita, y poco a poco soy consciente del sonido de su voz aumentando. -¡Despierta!-

Y de pronto lo estoy. Estoy despierta.

Estamos en un baño grande que nunca había visto antes. Detrás de Dallas está la mujer que habló en el lago, y ahora la reconozco; Violet Kahn, la hija del pastor. Junto a ella está otra mujer, delgada y de cabello castaño y largo, no la reconozco. Ambas le piden a Dallas que se tranquilice, pero él no deja de gritarme, hasta que nota que he despertado.

Suspira y se deja caer sobre la alfombra roja que cubre gran parte del piso. Siento la ausencia de su ayuda, y me cuesta un poco tomar la fuerza para no hundirme. Me siento, me abrazo las rodillas al cuerpo y lloro.

-Ella está bien- dice Violet, al tiempo que abraza los hombros de Dallas, agachándose detrás de él. -Ella está bien-

Dallas no me mira. Está observando el suelo y tiene las mejillas rosadas. Estuvo llorando. Saber eso de alguna forma hace caer aún más la vergüenza sobre mí. Dallas estuvo llorando mientras intentaba hacerme reaccionar. Esta no es la primera vez que sucede, sé como va a terminar. Él va a odiarme otra vez, como hace dos años, me echará de su casa y de su vida, dirá que soy un desastre y que solo arruino todo. Entonces tomaré mis cosas y me iré. Sé que eso pasará.

Cuando Dallas se levanta me estoy preparando para escuchar sus gritos, para que me diga otra vez todas esas cosas, pero en lugar de eso solo se levanta, se restriega el rostro, acomoda su cabello y sale. Y de alguna forma siento que esto es peor.

-¿Qué hacemos?- pregunta la mujer de cabello castaño.

Violet se acerca al borde de la tina y con su mano delgada y huesuda toca mi rodilla. -Rainie, vamos a sacarte de la tina y a secarte ¿bueno? No te asustes, cariño, todo estará bien-

Eso es mentira. Nunca nada está bien. 

Violet y su amiga me ayudan a salir de la tina, me sientan sobre el escusado y me quitan una a una cada pieza de ropa empapada. Dejan mis cosas en un montón húmedo junto a la puerta, y me dan una bata y toallas. La chica de cabello castaño sale y vuelve al baño cargando un pijama lila, me ayudan a entrar en él y me secan el cabello.

Mientras están ayudándome no digo una palabra, pero tengo muchas preguntas. Sé que ellas también quieren saber. A ratos Violet se queda a mitad de una palabra, a punto de hablar pero sin lograr hacerlo. Y sonríen, me sonríen como si me conocieran, pero no tienen idea.

-¿Te sientes mejor?- pregunta Violet.

-¿Mejor?- repito. 

-Mejor- suspira y se inclina de hombros, rendida. 

Asiento -Mejor-

SEÑORITA PERFECTA [EN PROCESO]Kde žijí příběhy. Začni objevovat