UNO🍃Sunnie

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Su muerte llegó cuando menos lo esperaba.

Ella era una grandiosa mujer, tenía buenos sentimientos y estaba llena de confianza, sin mencionar la agradable juventud que gozaba. Aunque ya no estuviéramos en una relación, ambos éramos muy unidos, como si de aquellos amigos de infancia se tratase. Podría decir que en un inicio nos amábamos, yo sólo podía verla con ojos de amor y viceversa, pero después de un tiempo, entendimos que no se trataba de "esa clase de amor" era más bien como una hermandad. Terminamos lo que intentamos forjar por varios años, pero aún así no podíamos romper nuestros lazos, después de todo, teníamos algo en común: nuestra creación de actualmente cinco años. Mi pequeño castaño.

Me adentre aún más al lugar, llegando a la aglomeración de personas que rodeaban el ataúd. Muchos lloraban, otros solo miraban con ojos de lástima a los familiares que sufrían. Pasé la mirada por la fría caja... Ella se veía hermosa, parecía una muñeca, es obvio de donde salió tan apuesto mi pequeño.

La voy a extrañar demasiado, no sentía ninguna clase de rencor hacia ella, entendía la razón por la que quería rehacer su vida, encontrando a alguien que pudiera amarla sin causarle heridas.

-Hoseok. -miré a la persona que había hablado, era la madre de Sunnie, sus ojos eran profundos y cansados. -Que bueno que estás aquí. -me acerque a ella y la abrace, sintiendo cómo correspondía.

-Lo siento mucho. -sentí como algunas lágrimas caían por mi hombro. Su apariencia era de alguien que había llorado por largas horas.

-Está bien, hijo. -se separó con una ligera sonrisa en su rostro, mientras secaba sus lágrimas. -Supongo que ella está en un mejor lugar.

-Sabes que sí, ella era un ángel. -tomó mis mejillas y sonrió. Tenía la capacidad de expresar tranquilidad aún en momentos abundantes de desesperación.

-Ay cariño, sigues siendo el mismo niño el cual vi crecer. -sonreí con melancolía, ella era como mi segunda madre. -gracias por estar con Sunnie todo este tiempo

-No hay nada que agradecer. -quitó sus manos. -¿Dónde está él?

-En el piso de arriba, supongo que duerme, ve con él, no ha comido en varias horas. -asentí y besé su frente para después alejarme en dirección a las escaleras.

Me adentré en los pasillos hacia las habitaciones en la planta de arriba, sonreí al ver tantas fotografías en las paredes, muchas eran de mi hijo. Tomé un momento para analizar cada cuadro y una llamó mi atención completamente, una en la que un chico de tez morena y complexión delgada abrazaba por la espalda a Sunnie, ambos sonreían. Sí, parecían felices.

Llegué a la habitación que era de mi hijo, tomé la perilla y abrí lentamente por si acaso estaba dormido.

-Pequeño, llegó papá... -automáticamente me topé con unos ojos color avellana, y no eran los de mi hijo, era el de un chico, más bien el de la fotografía, con quien nunca había hablado. Él estaba sentado en un sillón mientras acunaba a mi hijo en su regazo haciéndolo dormir.

-Hola. -saludó y yo respondí, me sentía incómodo. -Eres Hoseok ¿No?. -asentí y él sonrió. Tuve una gran impresión al ver la figura geométrica que se formaba en su boca.

-Tu debes ser Taehyung. -dije. Él miró el rostro de Kookie mientras dormía.

-Sí... -respondió. No era necesario preguntar, él notoriamente estaba destrozado, se veía cansado, triste y dolido, sin duda, peor que yo. -Él... ha preguntado por ti, dijo que no entendía por que no habías venido por él. -me acerqué más, Kookie tenía rastros de lágrimas en sus mejillas, acaricié su rostro, no pude evitar sonreír ante su ternura. Levanté la vista y me asombré al notar que Taehyung, además de estar un poco cerca, fijaba su mirada de mí. -Sabes... -continuó- É-el acaba de preguntar sobre ella. -Me congelé, sabía que esto sería totalmente fuerte para mi pequeño.

-No estoy preparado para esto. -dije en un susurro, aunque debido a la distancia, él me escucharía. -Pero prometo superarlo, yo y él, seremos fuertes. -no pude ver que expresión puso, ya que Kookie se removía, parecía estar despertando.

-Papá... -susurró sonriendo hacia el moreno, sentí mi corazón oprimirse, pero no tanto como en un principio, ya me había acostumbrado. Taehyung tenía dos años de relación con Sunnie y al parecer, tenían planes de boda. Tae había aceptado al menor como parte de su familia y Kook se había enseñado a llamarlo "papá", al igual que a mi. Ellos eran unidos, el chico llevaba al pequeño a la escuela y yo siempre lo recogia después del trabajo. Pero aún así, nunca chocaban nuestros horarios, negando que interactuaramos.

-Hola campeón.- dijo sonriendo... de nuevo esa sonrisa. Kookie desvió su mirada encontrándose con los míos.

-¡Papá! -se levantó y saltó a mis brazos. Sin duda lo abracé a mí.

-Pequeño, llegué. -dije besando su frente.

-Ya no vuelvas a irte, a Kookie no le gusta que papá se marche por mucho tiempo.

-Cariño, sabes que tengo que trabajar. -mi castaño asintió y luego me abrazó.

-Tengo sueño. -hizo un tierno pucherito pasando su manita por sus ojos y sonriéndole al castaño.

-Iremos a casa.

-¿Mamá está en casa? -dijo mientras nuevamente cerraba sus ojos y se dejaba llevar por el sueño.

-Mamá no está en casa. -me dolía, no quería ser yo quien hablara de esto.

-¿Y dónde está? -bostezó. Sin querer, mis ojos se encontraron con los del chico de piel morena. Él negó haciéndome saber que no continuara con esto y asentí, agradecido por eso, por que realmente no sabía qué hacer.

-No lo sé, pequeño, duerme. -él asintió y se durmió completamente.

-Tengo que irme. -dije acercándome a la puerta y tomando la maleta de mi hijo. El castaño se levantó acercándose.

-¿Necesitas ayuda?

-No, gracias. -sonreí ligeramente como agradecimiento. Él asintió y dio un paso atrás. No pude evitar ver su rostro por última vez, sin pudiera comparar, él parecía un niño solo y perdido. -Sé fuerte, Kook y yo lo seremos. -bajó su cabeza ligeramente y asintió varias veces, su rostro se frunció y sus fuerza se quebraron, empezando a llorar con un gran sentimiento, sus sollozos eran algo audible, por lo que hizo que una parte de mi interior se oprimiera, me sentía mal por él. Me acerqué a su tembloroso cuerpo, no paraba de llorar. Sunnie siempre decía que: "la mejor forma de calmar el dolor, era mediante un abrazo"... ella era lo mejor en eso, siempre me los daba cuando yo caía de la bicicleta y lloraba sin cesar. Era obvio que él necesitaba esto más que nunca, así que enrollé un brazo en su cuerpo, sé que después sería incómodo, pero ahora es necesario. Él, como si fuera una invitación, escondió su rostro en una parte libre de mi hombro donde Kook no descansaba . Ahí terminó de sacar todo lo que había guardado por un largo tiempo, haciendo que algo extraño se creará en mi interior.

-Muchas Gracias. -dijo cada vez más calmando.

-No hay de qué, amigo.

-Sabes, la voy a extrañar mucho.

-Sí, nosotros tambien.






-Lali🐝

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