Capítulo 20

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Cutting Crew - (I Just) Died In Your Arms ♫

"Si nos encontráramos de nuevo en algún otro lugar de este mundo incierto, tal vez pudiéramos, entonces sí, querernos como es debido" – Silencio.

El pijama del menor era de un algodón muy ligero,  aquel trapo no tenía comparación con la suavidad de su piel y mientras más lo acercaba a su cuerpo, los movimientos circulares de su cadera se fueron tornando cada vez más obsesivos. 

Honestamente, Louis no iba a poder estar en paz consigo mismo hasta que no terminara esta noche lo que vino a empezar. Era la primera vez que estaba en una cama ajena, nunca había engañado a su esposa porque nunca tuvo necesidad de hacerlo. Como padre era un hombre responsable de modo que a sus hijos nunca les faltara nada; se desvivía por ellos y eso nadie se lo podía reprochar.

De un año para acá. Si, era cierto al principio llegaba a casa muy tarde pero eran los casos  sin resolver en la oficina, los testigos y declaraciones,  las juntas con la directiva y la tacita de café para cerrar el oficio.  Luego comenzó a llegar tarde porque su oficina era cómoda; por que llegar a casa era un reproche de tres horas como mínimo  por eso tomo la decisión de llegar a las nueve cuando en realidad salía a las seis, esas tres horas de reproche se transformaban en solamente una porque ya era noche y ambos estaban muy cansados como para combatir. 

Entendía su posición como cabeza de familia. Pero eso no era todo. No solo llevaba un año sin hacer el amor con su esposa sino que además buscaba la cama pero para otra variedad, dormir por ejemplo.

Ahora era completamente incomparable: ¡Por dios estaba fascinado con el menor! Fue seducido por sus encantos; esa sonrisa revolucionaria y aquellos ojos verdes escandalosos. Algo en su interior le decía que se olvidara del mundo exterior; que perderse entre los pliegues de esta cama individual iba a ser fenomenal.

Louis era consciente de lo que estaban por hacer.  Le encantaba verle los óyelos en su sonrisa,  luego verlo morder sus labios por inercia  y también eran sus ojos color travesura que en silencio le expresaban que quería hacerle tantas cosas. 

El abogado comenzó a quitarse su propia ropa, sin bajarlo de su regazo y menos  hacer detener la sesión de los cálidos besos que le proporcionaba el rizado en la boca, en el cuello y más abajo.

Harry no género un gran peso sobre sus piernas y el abogado se atrevía a decir que estaba cómodo al no escucharle ni sola queja. Por el otro lado, el aroma que desprendía el cuello Louis era agradable, era dulce y  rico.

Harry lucho contra Louis para bajarse; con la condición de darle más espacio para desvestirse pero el más grande se negaba, sosteniéndole con firmeza la espalda para que no se moviera. Era una lucha muy tonta sobre todo porque ambos querían ganar la misma guerra.

El mayor se puso de pie y le sonrió dócilmente mirándolo desde las alturas, frente a sus ojos verdes fue su turno desvestirse, se quitó primero la camisa, luego deslizo su cinturón de cuero de un solo movimiento, los pantalones caros vinieron después y en ropa interior se le fue encima cayendo lentamente. 

Con los ojos muy abiertos y el corazón saliendo del pecho, Harry lo recibió sometiéndose a un round de luengos besos y mordidas por todas partes. A veces,  a la mitad de un beso Harry se reía y eso,  al más grande lo sacaba de quicio; en realidad lo estaba volviendo loco. Si pudiera grabaría su risa en su celular para repetirlo,  tantas veces como a su canción favorita.

Louis tuvo que detener uno de esos buenos besos, limpiando un poco el exceso de saliva en los bonitos labios de su amante, para subir su mano hasta acariciarle los risos: Harry se estremeció por eso, mirándolo directamente a los ojos, suspiro con gravedad.

El Ruido de tus Zapatos (Larry Stylinson)Where stories live. Discover now