CAPITULO 21 ¿COMO REPARAR EL DAÑO?

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Santiago estaba aterrado ante lo que veía y oía, con lágrimas en los ojos escuchó lo que Mariana aún tenía que decir cuando por fin la soltó de su agarre.
_No necesito decirte que antes de eso abusaron de ella y la golpearon hasta creerla muerta. El no atinó a decir nada, las fuerzas le empezaron a faltar, por un momento pensó que se desmayaría pero logró sentarse y apoyó su cabeza entre las manos, su respiración era agitada, estaba indignado, furioso, y aterrado a la vez, ¿cómo es que había sucedido esto?, ¿Por qué no se enteró de nada?, por Dios. ¿En qué mundo había estado viviendo?
Santiago sentía que caía en un hoyo cada vez más profundo, cuanto de más cosas se enteraba. Ya, por favor, ya era suficiente, ya no quería saber más, no lo soportaría. Se levantó de improviso
_Lo siento, de verdad lo siento. -fue lo único que atinó a decir y salió de prisa del lugar.
Mariana escuchó las llantas de la camioneta rechinar, solo pedía a Dios que lo cuidara y que no fuera a cometer alguna locura.
Nunca pensó que algún día sentiría compasión por él, siempre lo odió porque lo creía culpable, pero ver a ese hombre grande, fuerte poderoso, tan inalcanzable, quebrantarse, desmoronarse delante de ella, el verlo tan sorprendido por lo que se le iba revelando, el darse cuenta que el era otra víctima inocente también la hizo desmoronarse a ella y acurrucada en un sillón lloró, lloró por él, lloró por su amiga y lloró por ella misma porque ella también fue parte de todo ese drama sin proponérselo.

***
Santiago no supo en qué momento llegó a aquél granero desvencijado, aquél granero que había sido testigo mudo de tantos momentos de desesperación y angustia cuando era adolecente, cuando fastidiado de la vida que le hacían vivir deseaba acabar con todo y sin embargo solo podía llorar y golpear paredes, cuando su cobardía no le permitía acabar con su miserable vida.
Hoy estaba de nuevo ahí desolado, vacío, odiando la vida que vivía, viendo como su gente arruinaba vidas y el al igual que entonces no había podido hacer nada por evitarlo. Ahora solo esperaba poder reparar algo de lo que quedaba si es que algo tenía reparación. Pero ¿qué podía reparar? Ya nada tenía remedio, ahora no se trataba de gente desconocida, era su gente su familia, su esposa, la mujer que amaba y su hijo, ¿cómo reparar eso?, furioso comenzó a golpear las paredes, sus gritos se escuchaban hasta afuera, afuera donde un hombre solitario hacía guardia y escuchaba con desesperación deseando poder aliviar su dolor pero sin atreverse a interrumpir. Con desaliento Bruno lo escuchó llorar, conocía ese llanto, no era la primera vez y solo una persona podía provocarlo.

Era de madrugada cuando decidió entrar al granero. Santiago por fin rendido se había quedado dormido. Bruno fue a la camioneta por una manta y lo arropó y salió de nuevo. El velaría su sueño.

***
Había pasado una semana desde que Santiago se había presentado en su casa, bueno la casa de Mariana, cuando a Elizabeth le dieron su plaza en el pueblo, Mariana había pedido su cambio y se habían ido a vivir a la casa que había sido de los padres de Mariana, desde entonces vivían ahí.
Elizabeth estaba en constante zozobra desde que él estuvo ahí, cada día era un tormento esperando verlo entrar por esa puerta decidido a arrebatarle a su hijo. No sabía qué hacer, sabía que no tenía modo de defenderse si él se proponía quitárselo, aún si la autoridad la respaldaba él tenía la manera de saltarse aún a la autoridad.
Esa mañana se cumplían exactamente los ocho días de que lo había visto por última vez, aún sentía el dolor y el temor por todo lo que le dijo y por sus amenazas, nuevamente Andrés se encontraba en sus clases de deporte de los sábados y Mariana ocupada en sus asuntos.
Su corazón dio un vuelco cuando escuchó una camioneta estacionarse enfrente de la casa. Intentó tranquilizarse pensando que quizás se trataba de Gustavo buscando a su amiga Lorena.
Cuando llamaron a la puerta, tomó aire y abrió.

FUE MI ERROR. No. 1️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA Where stories live. Discover now