CAPITULO 30 MARIANA

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Elizabeth estaba en su casa había pasado la mañana recogiendo y ordenando el lugar pues hoy llegaba Mariana que había ido a unas diligencias a la ciudad. Ese fin de semana había extrañado mucho a su amiga, Desde que la conoció había sido como una tabla de salvación para ella. Aún recordaba aquella noche en que fue lanzada por Santiago de su cama y de su casa, como corrió por su vida al ver la mirada de odio reflejada en el rostro de su esposo y sabiendo que quizás si cumpliese la amenaza de muerte que le lanzó después de un ataque de furia, recordó como tropezó y cayó varias veces enredada en esa colcha que él le arrojó a las manos, como poco a poco el intenso frio y la larga caminata fueron mermando sus fuerzas además de que se sentía aturdida y soñolienta, no supo cuánto tiempo caminó sin rumbo sola y asustada en medio de la más absoluta y tenebrosa oscuridad, de momentos sentía como si alguien la siguiera y eso la asustaba aún más. Cuando por fin cayó rendida sin ser capaz de dar un paso más sintió como alguien se acercaba. Angustiada trató de incorporarse y empezó a gritar y a tirar manotazos tratando de alejar al intruso.
_ ¡Soy yo tía! -escuchó la voz de Nicolás. El al darse cuenta varias horas después de lo que había sucedido salió a buscarla, hasta que la encontró en condiciones deplorables.  _Solo quiero ayudarte.
Escuchar esa voz fue un bálsamo para ella y sin poderlo evitar se desvaneció en los brazos de ese jovencito de apenas 14 años.
Cuando despertó estaba en una habitación, Nicolás estaba con ella y otra persona, cuando pudo enfocar la mirada la observó por primera vez, era la maestra de la escuela de un poblado vecino al de ella, sin querer se había encontrado con ellos en los límites del bosque que daba a su casa y a la escuela y sin dudarlo les ofreció ayuda y alojamiento. Luego cuando semanas más tarde ella se sintió un poco mejor después de haber estado a punto de morir por la neumonía que pescó por haber permanecido bajo la intemperie gran parte de la noche quiso volver a retomar sus clases en su escuela, ella la volvió a recibir cuando Elizabeth fue echada de la escuela. Santiago había ordenado que no se le permitiera la entrada ni a la escuela, ni a su casa, tenía prohibido acercarse a sus dominios, mucho menos podía acercarse a donde se encontraba su hijo, ella lo intentó una y otra vez pero siempre con el mismo resultado los hombres de Santiago siempre se lo impedían, si tan solo hubiera sido Bruno el que vigilara estaba segura de que él la hubiera dejado cuando menos despedirse de su bebé pero esos hombres eran nuevos ella jamás los había visto, aun así lo intentó una y otra vez, hasta que se encontró con su suegra y la amenazó de muerte y por desgracia cumplió su promesa días mas tarde. En ese lapso de tiempo siempre regresaba a llorar sus derrotas con su amiga, día tras día ella tenía la paciencia de escucharla y consolarla, hasta que un día no regresó más. Angustiada Mariana salió a buscarla sin resultados positivos, hasta que ya entrada la tarde había visto aparecer a Nicolás, pálido, agitado, con el rostro desencajado, se le dificultaba hablar por lo alterado que se encontraba.
_La... encontré -dijo por fin, luchaba por contener el llanto.
_ ¿En dónde está?, ¿por qué no está contigo? -preguntó con la angustia creciendo en su corazón.
_Cr...Creo...que... está muerta -rompió en llanto. No la pude mover, necesito ayuda. -pidió angustiado.
_Qué pasó. -lo tomó de los hombros con desesperación.
_Fue ella... mi abuela... escuché cuando mandó a esos hombres a ir tas ella y matarla, cuando yo iba a salir para avisarle a mi tío Santiago me descubrió y me encerró, dijo que el siguiente iba a ser yo -dijo entre sollozos. No pude salir. -se tapó el rostro con las manos. _pude salvarla y no lo hice se abrazó a ella. -le fallé.
_Hiciste lo que pudiste -trató de consolarlo ella. _ ¡por Dios era un niño! ¿Cómo podía cargar con esa culpa sobre sus hombros?, no era justo.
_Ven, vamos a pedir ayuda -lo instó y se lo llevó.

                   ***
Cuando Elizabeth despertó estaba en la cama de un hospital, nadie al verla la hubiera reconocido. Sus únicas compañías desde entonces fueron ella su amiga Lorena y el amigo de ésta, Gustavo, Nicolás iba cada vez que podía para no levantar sospechas, pues su abuela no se había enterado de su escapatoria, y la había convencido de que no había escuchado su conversación con esos hombres, aun así lo tenía vigilado y en raras ocasiones podía perdérsele de vista, tampoco podía hablar con Santiago, había llegado a la conclusión de que él no le creería, no permitía que alguien insinuara siquiera algo malo de su madre, aún recordaba la vez que se atrevió a decir que ella no era lo que parecía cuando quiso revelarle que Andrés era maltratado por ella y la demás familia. Lo único que recordaba era el puño de Santiago estrellándose contra su rostro y luego gritándole cuando ya estaba en el piso que no se atreviera a insultar a su madre, eso no se lo iba a tolerar.
A partir de ahí el decidió no meterse en esos menesteres y mantenerse alejado lo más posible de ella, y también decidió convertirse en la sombra de Andrés y de igual forma mantenerlo lejos de ellos lo más que le fuera posible.

FUE MI ERROR. No. 1️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora