CAPITULO 4 LO PERDIMOS

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_Está mal herido -por fin dijo minimizando la situación para no angustiar más a su amiga ya se daría cuenta de la realidad si decidía ir a verlo.

_ ¿Algún accidente? -preguntó con aprehensión.
_Le dispararon -tuvo que admitir, de todas formas ella lo sabría.
Al nada más oír estas palabras, el mundo se detuvo para ella. No, no era cierto, no podía ser cierto.

***
Mariana no pudo hacer nada, su amiga había salido corriendo desesperada al nadamas decirle en donde se encontraba, ella trató de seguirla, pero no la alcanzó, entonces tomó la decisión de ir por Andrés el pequeño hijo de Elizabeth y Santiago, ella lo cuidaría, después de todo allá no podía hacer mucho y en ese lugar se encontraba ya su amiga Lorena, ella le daría el apoyo que necesitaba.

***
Elizabeth no supo cómo llegó ahí, no recordaba nada, no sabía quien la había llevado, o si había ido sola, lo único que podía ver era a aquél hombre recostado sobre una camilla rodeado de personas que supuso eran un médico por la bata blanca que vestía y dos paramédicos. Su rostro estaba blanco , no tenía signos de que estuviera vivo, pero se dio cuenta que aún tenía vida por como luchaban por volverlo.
A su lado se extendía un gran charco de un líquido viscoso de color rojo oscuro. Se espantó al darse cuenta de que era sangre...sangre de él, de la persona que aún amaba.
Se acercó temblorosa segura de que alguien la retiraría, pero para su sorpresa nadie lo hizo, lo miró y lágrimas asomaron a sus hermosos ojos, esos ojos que a él en algún tiempo habían cautivado.
Tenía un año y medio deseando ver en él esa calma y esa tranquilidad que ahora veía en su rostro demacrado pero nunca pensó, ni deseó que fuera en esas circunstancias.
Se sobresaltó y una gran angustia la invadió cuando uno de los paramédicos gritó: _ ¡Lo perdemos!.
Todos se movilizaron y lucharon durante varios minutos angustiantes, de pronto todos se miraron entre si, entonces sorprendida escuchó al médico dar la orden.
_ ¡Paren!, es suficiente, lo perdimos. No queda nada más que hacer.
Ella observó atónita como paraban y se retiraban unos pasos de él.
_ ¡No! -gritó ella revelándose desde lo más profundo de su ser, no podían dejarlo... no podía perderlo...que le diría a su pequeño hijo, él adoraba a su padre. _ ¡No! -repitió al borde del pánico tomando su mano. Fue un gran shock para ella sentir su piel helada, cuando aún recordaba el contacto de esas manos cálidas abrazándola, consolándola, llenándola de amor y ternura. _ ¡No! Gritó dirigiéndose esta vez hacia él.
_ ¡Santiago! -lo llamó con la voz entrecortada. _ ¡No te vayas, no me dejes... no nos dejes...por favor -suplicó y no pudo contener más el llanto, acto seguido lo abrazó con desesperación.

FUE MI ERROR. No. 1️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora