XXV

302 32 6
                                    

Miré a Esteban desde Desdentao. Él sonrió. Yo fruncí el ceño y le dije:

-Cuídala- él asintió.

Miré a los chicos y todos alzamos el vuelo de vuelta a casa.

(Narra Elsa)

Abrí los ojos despacio y la claridad entraba por el gran cristal. Me incorporé y aún tenía el vestido verde de ayer. Mi mente hizo memoria de lo que ocurrió la noche anterior. Me levanté a toda prisa sin cambiarme y cogí una capa del perchero y salí corriendo de la habitación. El sol aún no estaba en su punto más alto y esperaba ver a Hipo antes de que se marchara para siempre.

Salí a la entrada y allí estaba Esteban con los dos guardias de la puerta. Había llegado tarde... ¡No! Aún no es demasiado tarde. Me puse a correr lo más rápido que me permitían mis piernas por la mañana. Atravesé el pueblo, en el que estaban todos despidiendo con la mano a sus queridos visitantes de tierras lejanas.

Seguí corriendo mientras atravesaba el bosque hasta el punto más alejado del castillo y alto del reino. Desde el risco de la noche anterior se podía ver todo el océano y escuchar el sonido que producía el agua contra las rocas de abajo. Si conseguía llegar allí, había una mínima posibilidad de que pudiera verlo y, cuando me di cuenta, conseguí llegar y me quedé en el borde observando el elegante aleteo de los dragones a la vez que divisaba a Hipo al final del grupo de jinetes.

(Narra Hipo)

Con la cabeza agachada y el casco puesto para ocultar el dolor de mi rostro y las lágrimas caer. No quería separarme, pero yo no podía quedarme aquí para siempre. Ella tiene un reino que gobernar y yo tengo el mío. Entonces, sentí algo. Un latido. Giré la cabeza para mirar a mis espaldas y me quité el casco. Una figura encapuchada nos observaba desde el risco, más bien me observaba a mí. No cabía duda de que era ella la que me miraba y no pude evitar sonreír.


Esos ojos azules

Esos ojos verdes

Ese rostro sin imperfecciones

Esa cara cubierta de pecas

Ese pelo platinado que brillaba como la nieve

Ese pelo caoba como las llamas del fuego

Esa sonrisa

Su sonrisa

Sus juegos infantiles

Sus enseñanzas

El tacto de sus manos

El calor de sus labios

Curiosa desde el día que la conocí

Amable desde el día que lo conocí

Los bailes en en el suelo

Los vuelos por el cielo

Mis lágrimas por mis mejillas

hasta que llegan a la barbilla

y desaparecen al caer

en la tierra que hay bajo mis pies

Sé que me escuchas

y que me sientes

Porque, no sé como

pero estamos conectados

Ojalá vinieras conmigo

Ojalá pudieras quedarte

Solo se

que siempre estarás aquí

Y que solo puedo decir

Te amo Hipo

Te amo Elsa

Y eso no va a cambiarlo nada


Esta separación es inevitable

Aunque nuestros corazones estén separados siempre lo sentiremos como si estuvieran unidos, tan fríos como el hielo pero tan cálidos como el fuego

Nunca te olvidaré


Y así, cada uno observaba al otro alejarse en la distancia hasta que ya no quedó otra cosa ante sus ojos mas que lo que había sido un bonito recuerdo.

 


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 15, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Distinta Mentalidad, Mismo Sentimiento (hiccelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora