XI.-Preparando una sorpresa

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Ya he vuelto, siento haberos abandonado durante un mes. Esq he estado fuera de vacaciones y el Internet no iba bien. Pero ya estoy aquí!

Antes de leer recuerda darme tu estrellita. Ya sabéis que me ayuda a seguir.

Sin más dilación, comencemos.♡

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(Meses después)

Estamos en julio. Hace calor. Mucho calor. Y se supone que hace frío todo el año. Sí claro.

Ha pasado mucho tiempo, y Elsa entiende y nosotros la entendemos. Más o menos. Pensé que desde que comenzó ha hablar avanzaría más rápido, pero no es así. Parece que se hubiera encontrado una roca en el camino y no pudiera seguir hacia delante.

Estamos en la academia, como siempre, hablando y riéndo. Con el calor a penas hacemos nada.

Siento que me agarran el brazo y tiran de mí hacia atrás.

-Elsa, ¿qué ocurre?

Siguió tirando y me atrajo hasta Desdentao. La miré sorprendido.

-¿Quieres montar?- dije arqueando un ceja mientras se formaba una sonrisa en mis labios.

-Sí.

-Bien, pero esperemos a que sea un poco más tarde, ahora hace mucho calor.- le respondí.

Era cierto, son como las cinco de la tarde y nos estamos muriendo de calor. Solo nos quedábamos sentados sin hacer nada. Es más divertido de lo que suena.

****

En otro lugar no muy lejos de Berk, se hallaba un vikingo encerrado en el camarote de su barco con un mapa en la mesa, varias líneas dibujadas en este y un enorme círculo dibujado sobre la isla que se encontraba en el centro del mapa. Fuertes golpes en la puerta de madera hicieron que este vikingo se volteara para cuándo la puerta se abrió. Un soldado.

-Cierra la puerta.- dijo el otro y este obedeció.- ¿Alguna novedad?

-No. Todo sigue igual. Nadie sospecha nada.

El vikingo dueño del mapa se rió sonoramente mientras clavaba un cuchillo en la isla central del mapa, diciendo:

-Prepárate "hermano", tú sorpresa está casi preparada.

****

-Vamos, Elsa. Fuiste tú la que me dijiste que querías montar.

Sí, así es. Discutiendo con la platinada para que suba al dragón.

-Cuándo nos conocimos decías que no, después tampoco, esta mañana me dijiste que sí, después volviste a decir que no, luego dijiste otra vez que sí ¡¿y ahora no?! ¡Me estás volviendo loco!- le dije y ella dio un paso atrás.- Además, no tengo ganas de volver andando otra vez a casa.

Subí a Desdentao decidido a no bajarme y le tendí la mano para ayudarla a subir. Miró mi mano y tendió la suya temblorosa. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, agarré su mano firmemente. Elsa me miró y yo tiré de ella para que se sentara detrás de mí.

-¿Preparada?- le pregunté, mirándola por el rabillo del ojo.

-Ajá.- respondió asintiendo con la cabeza y agarrándose muy fuerte a mi cintura.

Desdentao salió por la puerta de la academia y se dirigió volando a casa. Elsa estaba agarrada a mí como si le fuera la vida en ello. Divisé nuestra casa a lo lejos y me agaché un poco para que Elsa no pudiera escuchar y le susurré a mi amigo:

-Hey, no vayamos a casa aún. Vamos a enseñarle a la señorita las vistas de la isla.

Mi dragón sacudió la cabeza sonriendo en señal de aprobación y pasó por encima de nuestra casa volando hacia arriba. Entonces sentí los brazos de la platinada agarrarse aún más fuerte y señalar la casa con cara desconcertada.

-Tranquila, solo vamos a ir por el camino con vistas panorámicas.- Diciendo esto, elevamos más el vuelo.

Elsa tenía los ojos cerrados tan fuerte que temía que se rompiera los párpados. Parecía aterrorizada mientras me dejaba sin respiración de tanto que apretaba sus manos en mi pecho. Alzando más el vuelo, llegamos a las nuves de color anaranjado por el anochecer.

(Narra Elsa)

Abrí los ojos lentamente y pude observar un cielo repleto de nubes rosas. Dejé de apretar las manos contra Hipo y me separé un poco de él.

Tenía nubes encima de mi cabeza. Alcé una mano para tocarlas y observé como mi mano se perdía dentro de esta. Hipo se giró para verme y sonrió al igual que yo. Levanté las dos manos haciendo que se perdieran entre las nubes mientras volábamos.

No sé cuánto tiempo pasamos volando, pues ya la luna nos alumbraba. El cielo estaba repleto de estrellas y las vistas de Berk era preciosas.

Abracé a Hipo y apoyé mi cabeza en su hombro con una sonrisa. Tenía sueño y bostecé cerrando los ojos, y escuché como el ojiverde se reía.

-¿Tienes sueño?.- dijo, mostrandome una sonrisa.

Asentí con la cabeza mientras bostezaba de nuevo y el moreno se reía haciendo que me sonrojara.

-De acuerdo.- diciendo esto, volamos directo a casa y, entrando por la ventana, aterrizamos en la habitación de Hipo.

Bajé de Desdentao y me quité las botas, la falda, los guantes y las pieles que colgaban de mi cuello y los dejé en la mesa de la habitación.
Miré a Hipo, que ya se había quitado la armadura y todos los cacharros que lleva siempre encima, quedándose con la camisa verde y los pantalones marrones.

(Narra Hipo)

-Aaaahhhh!!!!!- me desperté, de nuevo, en mitad de la noche.

Sí, de nuevo. Elsa tiene pesadillas todas las noches. Algún día no ha gritado y hemos podido tener una noche tranquila, aunque como mis padres y Honney duermen abajo no lo sufren tanto como yo.

Me levanté y caminé a la otra cama. Agarré a Elsa por los hombros y la sacudí un poco. Abrió los ojos y me miró.

-¿Otra pesadilla?

Elsa tenía el pelo suelto despeinado y lágrimas en los ojos. Se incorporó y me abrazó aún llorando.

-Hipo.- escuché en un susurro.

No puede ser. Ha dicho mi nombre.

-Hipo, ¿estás despierto?

Miré a la puerta y ahí estaba mi hermana frotándose los ojos con las manos en forma de puñitos.

No fue Elsa la que dijo mi nombre. Eso me entristeció, pero me separé de la platinada sentándome en la cama de ésta.

-Ven.- dije tendiéndole la mano, y entró corriendo hasta llegar a mí.-¿Qué te ha pasado?

-He tenido una pesadilla.

-Vaya.- solté un suspiro y sonreí.- Hoy es noche de malos sueños ¿no?

-¿Tú también has dormido mal?

-Sí, pero no importa.

-¿Y Elsa? He escuchado sus gritos.

Elsa la miró con una sonrisa triste y cansada. Apoyé mi espalda contra la cabecera de la cama. Rodeé con un brazo a Elsa y con el otro a mi hermana, y ellas me abrazaron. Así nos dormimos.

Un fuerte ruido me retumbaba en los oídos. Abrí los ojos lentamente. Ugh, me duele todo.

-Eso que suena es... ¡Ah! Nos atacan.

Distinta Mentalidad, Mismo Sentimiento (hiccelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora