La batalla de Cirrnia: Cuando la llama se extinguió.

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Nuestra última oportunidad.

Si fallábamos, todo habría acabado, seguramente moriríamos.

Y lo que era peor, Aurien ganaría.

—¡Hill! —exclamó de pronto Tyna—. Ya no queda tiempo, él tiene a Clarisse, si no nos apresuramos, no sé lo que le hará.

Clarisse.

Era peor de lo que imaginaba. Cuando nos conocimos le prometí que le ayudaría, pero en cambio solo le he causado dolor y angustia.

Mire hacia donde se hallaba mi hermana. Ella estaba recostada cerca de lo que en otro tiempo debió ser una casa, lo rojizo del techo aún se podía ver, pero sólo eso, el resto eran ruinas, nada más. Quien hubiese vivido ahí había muerto cuando su hogar fue destruido.

A la derecha de Tyna pude ver la parte superior de una muñeca, quemada y deforme. En ese momento sentí algo extraño. No recuerdo que me haya enfadado muchas veces, pero incluso ahora no estaba enojado, estaba furioso. Mire al cielo, ahí arriba estaba él, seguramente riéndose de nosotros. O haciendo algún experimento a costa de la vida de alguien más.

De pronto sentí calor cerca mio, lo que me hizo fijarme nuevamente en Verty. Ella observaba con aquellos ojos carentes de vida a mi hermana. No sabía porque no la había atacado en ese momento, mientras que se encontraba indefensa, pero eso nos daba una oportunidad.

Aunque si se mantenía apacible porque estaba recuperando el control de su cuerpo, tal vez ahora podríamos salvarla...

Como si lo hiciera para contradecirme, Verty en ese momento lanzo un ataque hacia Tyna. Mi hermana a penas logro entrar en una sombra para escapar y llegar al lado de Sarel. Por cómo se movía, me di cuenta que se había roto una pierna. Teníamos que hacer algo de inmediato.

Cerré los ojos. No quería hacerlo, pero para vencer a Verty no quedaba más remedio que destruir por completo el núcleo, aunque eso significara matarla. No había mas opciones.

En mi mente pasaron todos esos recuerdos que tuvimos juntos, aquellas tardes en que entrenabamos con la espada junto a George o aquella ocasión que me ayudó en la cueva. Tarde mucho tiempo, tal vez porque evitaba pensar en aquéllos que había perdido, pero ahora lo sabia. Desde siempre había estado enamorado de ella, incluso la atracción inicial que tuve por Aria era por ese motivo, me la recordaba mucho. Aunque después fui queriéndola, debo recordar pedirle disculpas.

Incluso en mi anterior vida, incluso con todas aquellas mujeres por las que sentí atracción, con nadie me había sentido así, Verty fue mi primer amor. Y estaba sufriendo.

Abrí los ojos, decidido. Sé que ella me perdonara.

—¡Tyna! ¡Ahora! —grite, esperando que mi hermana entendiera lo que quería hacer.

Ella entendió lo que quería y aunque lucia sumamente agotada, su tez era muy pálida y sus labios estaban agrietados, aunque sabía que podía morir si se sobre exigía demasiado, aun así asintió.

Sarel, quien estaba a su lado, tomando su mano, también hizo un gesto de afirmación. En la mirada de ambos podía ver la determinación que sentían, debido a eso ya no dude más. Era hora del último ataque.

Tyna reunió toda la energía que le quedaba en sus manos, lista para atacar.

Verty comenzó a caminar hacia ellos, con la espada en alto, preparada para atravesarlos. Ante un gesto de Tyna me di cuenta de que deseaba algo de tiempo, así que me apresure a interceptarla para darle esos valiosos segundos. Nuevamente Verty fue más rápida que yo y se cubrió para que lo le hiciera ningún daño, pero no me importo, no era necesario dañarla, sólo debía distraerla un momento.

Theria Volumen 2:  El señor de la tormenta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora