Las ruinas de Kev'a.

2.6K 277 20
                                    


Podía distinguir como se iba acumulando energía mágica en cerca de diez puntos diferentes sobre nosotros, pero me era imposible distinguir las figuras de los monstruos que estaban ocasionando ese fenómeno.

Una de aquellas formas se impactó contra el suelo, como no podía ver a donde había caído debido a la interferencia de los edificios, supuse que cayo justo donde se estaban escondiendo las criaturas que vimos antes, pues sus gritos hicieron eco en la ciudad vacía.

—¡Argh!

Mis ojos comenzaron a arder demasiado así que tuve que cerrarlos para mitigar el dolor. Era la primera vez que tenía mi habilidad activa tanto tiempo.

—¡Ya no hagas eso! —Me grito Kinn, aunque con mucho esfuerzo, dado que me llevaba en su espalda mientras saltaba los edificios—. Si sigues activándola tanto sin estar entrenado, podrías perder la vista. Espera un poco a que tus ojos descansen.

—E-está bien

Definitivamente sería malo si eso pasara.

No tardamos más de cinco minutos en llegar a la casa donde el grupo de Kinn había montado su base, pero en ese tiempo se había calmado todo, demasiado tal vez. Los Nogs ya habían acabado con todas las criaturas, el silencio así me no indicaba.

—¡Kinn!

Mirya salió de la casa y se lanzó a los brazos de su esposo, lucia muy preocupada. La verdad es que sentí un poco de envidia al verlos, pero ahora no es tiempo para eso.

—¡Hill! ¿Estás bien? —dijo Delia y acto seguido me abrazo.

Bueno, algo es algo, es un abrazo maternal, pero ninguna de mis dos madres se preocupó por mí jamás, así que se sentía muy bien que a alguien le interesara.

—¿Que paso? —pregunto Defnei, con el semblante muy serio.

—Teros —respondió Kinn—, pero no eran problema, el problema es que después aparecieron Nogs. Diez como mínimo.

El color despareció del rostro de todos. Había oído de los Nogs, pero no creí que realmente fueran tan peligrosos.

—¿Tan malos son? —pregunte a Kinn, solo para cerciorarme.

—Lo único más difícil de matar después de un dragón es un Nog, ni siquiera los gigantes son tan resistentes y lo peor es que son asesinos por naturaleza, no importa si ya comieron, seguirán matando de todas formas. Así de peligrosos son.

Demonios.

—Mirya, ¿lo encontraron? —le pregunto Kinn a su esposa, mientras se adentraba, con paso rápido, a la casa y se dirigía a lo que parecía ser el sótano, con el resto detrás de él, yo lo seguí también, por supuesto.

—¿Que c-cosa? —pregunte. Me costaba un poco respirar, debido a que mis piernas eran más cortas y tenía que seguirlos prácticamente corriendo. De nuevo, odio ser tan pequeño.

—Hace unos meses descubrimos documentos que hablaban sobre una civilización antigua, anterior a cualquier otra conocida. Se supone que uno de sus templos está aquí, bajo las ruinas de esta ciudad —me contesto Mirya y continuó sin detenerse ni a respirar—. Estábamos buscando alguna entrada a través de las casas y encontramos una justo en esta, en la base. Al parecer era un pasadizo oculto, puede que incluso desde antes que se construyera este lugar.

—Si tenemos suerte los Nogs solo cazaran en la superficie y nosotros quizá encontremos otra salida. Incluso si no es así, podríamos ocultarnos algunas horas hasta que se vayan —continuo Defnei, confiado.

Theria Volumen 2:  El señor de la tormenta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora