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Jimin y Suga habían terminado encerrados en la habitación de huéspedes. El lugar probablemente más apartado del hogar. Y no por nada malo. Huían de las primas hormonales de Jimin que no paraban de coquetearle descaradamente a un Suga bastante incómodo ya.

-Lo lamento, no pensé que fueran capaz de tocarte. Debes estar molesto.-se disculpó el más bajo mientras se sentaba en la cama.

-¿Te estás disculpando? ¿Conmigo?-rió- Vaya, no pensé que eso fuera posible.-se burló.

-¿Vez? Siempre tienes que decir algo.-soltó molesto dejándose caer de espaldas en la cama-Ya sea con algún comentario o una insinuación perversa.-

-¿Por qué te molesta que hablé de sexo? Es algo norm...¿eres virgen?-

-¡¡No hables de esas cosas!! ¡No tengo por qué responder eso!-protestaba cubriendo su rostro con una almohada haciendo reír al mayor.

-Sólo tienes que decir sí o no.-dijo acomodandose a su lado mientras contemplaba la pintura vieja que adornaba vagamente el techo con una sonrisa burlona en su rostro.

-Sí, lo soy.-confesó al fin en un murmuro.

Un gran silencio se apoderó de aquella habitación. Bastante incómodo a decir verdad. ¿Por qué acababa de decirle aquello a su amigo? Esperen, ¿amigo? Él era su acosador y nada más que eso. ¿Por qué comenzaba a verlo tan diferente desde la cena? Quizás haber visto aquel lado de Min lo había hecho cambiar de padecer con respecto a cómo era. Quizás y sólo quizás podía darle una oportunidad. Después de todo, ¿qué podría perder?

Es decir, si lo acosaba y podía ser bastante irritante pero más allá de eso, no veía nada que demostrará que quisiera hacerle daño. Tal vez un cambio en su vida no le haría daño. Un poco de aventura y romance alocado podría venirle bien...

-...Jimin. ¡Jimin! ¿Me estás escuchando?-preguntó desesperado tras no lograr conseguir la atención del pelinaranja tras haberse sumergido perdidamente en sus pensamientos.

De un momento a otro, Jimin se sentó en el regaso ajeno y dejó que sus manos cayeran en la palidez de su cuello.

-Yoongi, bésame.-pidió con una mirada indescriptible incrustada en los labios rojizos del mayor quien estaba atónito.

-¿Qué?-

-Te estoy pidiendo que me beses, Hyung.-

Yoongi estuvo unos segundos congelado como víctima del asombro pero vamos, le estaban ofreciendo un caramelo a un niño. Por supuesto que no se negaría a tal propuesta.

Agarró con firmeza las caderas de Jimin y se sentó con él aún encima para poder estar cerca de su rostro. Dejó que su mano derecha se deslizara hasta la mejilla del menor para finalmente atraerlo y besar sus labios. No tenían prisa. Tenían todo el tiempo del mundo sólo para ellos. De un momento a otro, la música de la fiesta ya no llegaba a sus oidos. El odio que sentía se había desvanecido. El frío en aquella habitación poco a poco se escapaba. Y todo lo que había en su alrededor dejaba de importar.

Jimin adoraba esa nueva sensación que le provocaba estar en aquella situación. Adoraba como sus labios se movían al paso de los de su Hyung con gracia. Su estómago comenzó a desprender un cosquilleo tierno que le provocó una risilla por lo que el beso paró.

-Eso se sintió...-

-¿Bien? ¿Raro?-siguió él a lo que el otro sólo rió.

-No lo sé.-sonrió honesto.

-Deberíamos intentarlo otra vez para averiguarlo. ¿Qué crees?-

-Me encantaría.-

YOONMIN | WhatsAppDonde viven las historias. Descúbrelo ahora