Capítulo Veinte: Propuesta

3.5K 229 23
                                    

KHALESSI

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

KHALESSI

Mi mirada se dirige a sus ojos azules, aquellos los cuales han sido heredados por mi pequeña mariposa. Ella, la cual siempre tiene una sonrisa en los labios cuando ve a su padre, es la única razón por la cual sigo manteniendo la cordura. Es el motivo por el cual no he decido lanzarme en los brazos del olvido por todas las cosas que he tenido que sufrir gracias a él. 

No dice palabra alguna y le entrega la bebé a mi asistente. Sus ojos encuentran los míos, mis piernas comenzando a temblar por las ganas de querer ir a sus brazos y decirle lo mucho que lo quiero a mi lado. Pero aquel sentimiento se esfuma cuando recuerdo aquel día en el que tuve que pasar absolutamente todo sola gracias a que él me dejó por estar con otra mujer.

—Adelante —dice entre dientes.

Ambos caminamos hacia la habitación correspondiente sin dirigirnos palabra alguna. Mi ritmo cardiaco comenzando a acelerarse con la sola idea de encontrarme sola en un cuarto con él. Me preparo mentalmente para todo lo que tengo que decirle, debo de ser fuerte no solo por mí, sino por mi pequeña mariposa.

Abro la puerta de mi oficina con una sonrisa maliciosa en mis labios, dejando que el padre de mi bebé entre aún fulminándome sus ojos ardiendo en llamas. Mi mirada se dirige a sus brazos, los cuales se encuentran desnudos gracias a su camiseta sin mangas, mostrando cada uno de sus músculos. Aquellos brazos marcados los cuales encajan perfectamente alrededor de mi cuerpo. Sus manos las cuales han recorrido lugares de mí que solamente él ha tocado. Sus labios los cuales se acomodan completa y únicamente a los míos, aquellos que me derriten con tan solo sentirlos sobre mis propios labios, siempre ansiosos de los suyos.

Amarlo debería ser un pecado para mí. Querer tanto a un ser que a pesar de haberme hecho feliz de un millón de maneras, también me hizo infeliz al dejarme sola muchas veces. ¿Cómo mi corazón puede seguir latiendo con fuerza cada día por él a pesar de todo lo que le he dicho? 

Me volteo para cerrar la puerta de la habitación y coloco el seguro para que ninguno de los dos que se encuentran afuera nos interrumpan. Es entonces en el que siento sus brazos rodearme por detrás, acercándome a su pecho. Esconde el rostro en el hueco de mi cuello, lugar en el que su respiración me hace cosquillas. Cierro los ojos y sin evitarlo sonrío, maldiciéndome a mí misma por disfrutar demasiado de su cercanía.

—Abrázame fuerte —susurro sin poder evitarlo. El agarre de sus brazos ajustándose alrededor de mi cintura, acercándome más a su pecho.

Saca el rostro de su escondite, sus labios yendo directo a mi oreja, detrás de ella es el recóndito lugar en el cual tengo tatuado su nombre con tinta negra. Puedo sentirlo sonreír al verlo, sus manos acariciando mi cintura. Estoy en una guerra conmigo misma, diciéndome que lo aparte de mí y le diga que jamás me vuelva a tocar en su vida. La otra parte de mí, la cual es mi corazón, me dice que me deje llevar por una vez más, que le deje entrar a mi mundo otra vez que está más que ansioso por recibirlo a él y al amor que sé que siente por mí. 

Judah ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora