Capítulo Quince: Tiempo

3.4K 236 24
                                    

JUDAH

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

JUDAH

Mi corazón late con demasiada fuerza la ver a la azulada salir de la oficina de la clase de yoga, mis manos comenzando a sudar gracias a los nervios. Muerdo mi labio inferior al ver el rostro de la madre de mi bebé, lleno de enojo.

Toda la clase se la pasa en silencio, yo no siendo capaz de hablar con ella para tratar de calmar su enojo. En uno de los ejercicios hacemos contacto visual, a lo que sus ojos me fulminan con la mirada una vez más.

El camino de regreso a la casa es puro silencio por parte de la madre de mi pequeña, debido a que solo se dedica a mirar a la ventana sin decirme nada sobre el repentino encuentro con Roxy. No tengo que preguntar si la reconoce, porque está más que claro que sí lo hace. Mi corazón late con fuerza una vez que he estacionado su auto en la cochera de la casa, a lo que se baja sin decir una sola palabra.

No voy a negar que fue la azulada quién me llamó por teléfono preguntándome si podíamos encontrarnos para tener una velada. Pasármela más de veinte minutos en el teléfono negándome fue una de las cosas más aburridas que he tenido que hacer en toda mi vida, pero nunca me imaginé que ella fuese quien le daría la clase a mi enamorada.

Subo a la habitación encontrando lo que esperaba: está sentada sobre la cama con sus brazos cruzados. Nuestra pequeña leona se mueve en su vientre mostrando sus manos y pies a través de la piel de su madre. Reprimo la sonrisa tratando de mostrar seriedad por una vez y sus ojos se conectan con los míos, ambos aún sin decir nada.

—Sabes, estoy esperando que te dignes a hablar —ella rompe el silencio con la oración más fría de todas —. Pero como siempre, tengo que ser yo la que te saque la información de la boca, ¿no es así?

—Gatita...

—No me llames así —replica, a lo que me dedico a mirarle a los ojos —. Estoy esperando a que me expliques de manera seria cuál demonios es tu relación con esa tipa. Quiero saber quién te llamó, ¿fue ella?

Me limito a asentir, a lo que ella solamente bufa sin cambiar de expresión, la cual es dura y seria. Nunca la había visto tan enojada y aquello me da algo de miedo no por lo que me vaya a decir, si no porque le puede hacer daño a nuestra bebé y no me perdonaría si algo malo les llegase a pasar a ambas por mi culpa.

—Roxy llamó preguntándome si ya me había cansado de ti. Juro que jamás le dije quién eras —digo rápidamente al ver su rostro —. Nunca le dije que estabas embarazada y aquella fue la razón del por qué se sorprendió cuando te vio conmigo. Pero quería saber si tenía tiempo para ambos pasar una velada juntos como en los viejos tiempos.

Me percato de lo que acaba de salir de mi boca y me maldigo mentalmente al no pensar clara y serenamente en lo que estoy diciendo gracias a mis nervios. Ella se levanta de la cama mirándome con ambas cejas alzadas, sus brazos cruzados sobre su pecho. ¿Cómo demonios me puedo concentrar teniéndola así delante de mí, mirándome con tanto enojo y rabia? No puedo soportarlo, no puedo tolerar que me mire de aquella manera y que piense lo peor de mí.

Judah ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora