Capítulo Diecisiete: Quédate Conmigo

3.4K 237 36
                                    

JUDAH

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

JUDAH

Cierro mis ojos imaginando su cuerpo alrededor de mis brazos, el sabor de sus dulces labios sobre los míos. Mi cuerpo junto al suyo mientras que hacemos el amor de aquella manera tan dulce y apasionada como solo nosotros dos sabemos hacer. La extraño y la necesito a mi lado como nunca antes.

Despierto de mi trance cuando escucho la risa por parte de mis otros amigos, los cuales están tomando una y que otra cerveza antes de la carrera final, ninguno de los muchachos quiere perder todo el dinero que está en juego por la carrera en equipo. Mi mente se encuentra en otro lugar en este momento, pensando en mi pequeña bebé la cual no tardará en nacer en cualquier momento. 

—Judah, tienes que pensar en que hoy todos te necesitamos con la cabeza en el juego —me recuerda mi mejor amigo —. Sé que has estado pasado por cosas muy difíciles, pero hoy es un momento para que te liberes de todo aquello. 

Suelto un suspiro cuando escucho la voz de nuestro jefe a través de los parlantes, diciéndonos que es hora para la carrera de grupo. Todos salimos en nuestras motocicletas hacia la línea de metas. 

Acomodo el casco alrededor de mi cabeza escuchando el motor rugir de todas las motocicletas a mi lado. Por el lado de los Hazkar nos encontramos mis amigos y yo en contra de los del Imperio. Por alguna razón me encuentro demasiado nervioso, una sensación en el pecho la cual no me dejado desde que me subí a mi motocicleta.

La carrera empieza y la fila la encabeza Rick, a lo que yo le sigo desde muy de cerca pisándole los talones. En una de esas Hache y Derek le cierran el paso poniéndose a ambos lados de él, dejándome el camino completamente libre. En menos de lo pensado terminamos ganando la carrera escuchando los gritos de euforia por parte de todos los espectadores en las gradas.

Claudia se fue hace un rato para ir a visitar a la madre de mi bebé, a la cual no veo desde hace dos meses en los que dejé la casa. Hay veces en las cuales paso por el lugar preguntándome si ambas necesitan algo, si ella requiere de algún tipo de compañía. Pero cada vez que estoy por tocarle la puerta me alejo, diciéndome que ya llegará el momento en el que el destino nos vuelva a unir en el nacimiento de nuestra pequeña leona.

—En cualquier día da a luz —me dice Derek, a lo que asiento sin poder reprimir la emoción —. Así que estáte preparado para cualquier tipo de llamada de nuestra parte.

—Estoy más que emocionado por tener a mi pequeña leona entre mis brazos —afirmo, escuchando las risas por parte de todos mis amigos.

Mi mirada y la de la azulada se cruzan a la distancia, a lo que se muerde su labio inferior guiñándome un ojo. La culpa vuelve a invadir mi organismo pensando en lo que una persona puede ser capaz cuando está completamente ebrio. Aún tengo la resaca, pero todos ellos contaban conmigo para esta carrera y no podía fallarles.

Estamos riendo ante las bromas que realiza mi mejor amigo cuando la castaña llega corriendo pidiendo por ayuda entre lágrimas y sollozos. Inmediatamente todos corremos hacia ella preocupados, a lo que ella sigue sin ser capaz de contener sus sollozos. Su mirada y la mía se conectan, a lo que me mira llena de desesperación diciéndome de todo con sus ojos cafés.

Judah ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora