Definitivamente, todo era mucho mas sencillo.

Mi mente dejó de dar vueltas cuando, desde lo lejos, pude escuchar los gritos de Danny, que me hacieron dar un respingo al escuchar "¡Clara, Clara!"

Lo miré algo confusa y me acerqué a él, que se encontraba barriendo la arena de las escaleras de la salida del café con su uniforme de mesero y el cabello aún despeinado.

- Hola, Danny. -pregunté- ¿Pasó algo?

- ¿Te pasa algo? -me miró con el ceño fruncido- Es raro verte tan temprano caminando por aquí...

- Nada, no te preocupes.  -sonreí- Es que simplemente no he tomado desayuno.

- ¡Pues, qué esperas! -levantó sus brazos señalando el local- Bienvenida a Malibu's Break.

- Está bien... -puse los ojos en blanco soltando una pequeña risa.

Nos adentramos en el local y al parecer, Danny se encontraba sólo.

- ¿Y los demás? -pregunté mientras tomaba asiento en mi usual mesa.

- Soy el más puntual. -sonrió- Por el momento no hay nadie... Yo creo que como a las ocho llegarán, así prepararé tu orden yo mismo.

Miré la hora en mi celular:

Recién eran las siete y cuarto.

- Mientras te quede como me gusta, todo bien. -reí.

A los minutos llegó Danny con mi malteada y se sentó al frente. Tomé de la malteada y se me hizo inevitable no poder hacer una demostración de placer.

- Joder, Danny, ¡La mejor malteada no recomendable para díabéticos que he probado! Tienes mis respetos, chico.

- Algo he aprendido en la cocina... -comentó con una risa entre dientes.

- Y bien... -di vueltas a la malteada con la bombilla- ¿Qué tal tu cita con Lia?

- Pues... -se rascó la nuca nervioso- Estuvo bien, pero estamos destinados a ser amigos... Al menos por su parte...-comentó cabizbajo- No la entiendo... -resopló- Es como si estuvieramos a punto de llegar a la meta pero un estúpido obstáculo lo impide, y te puedo asegurar que ese obstáculo, está en la mente de Lia y que tiene un nombre.

Y creo que no me equivocaba con las sospechas, ese nombre era Max.

Pero por ahora me importaba un bledo aquello, tenía la cabeza con obstáculos más grandes que los de mi amiga. No permitiré que esto me afecte más.

- Hum... -fingí estar pensativa tratando de hacerle creer que no tenía ni la menor idea del posible chico que perturbaba a Lia- No lo sé. -suspiré- Ya sabes, las mujeres somos un mar de misterios, nunca sabrás la cantidad de cosas que podemos ocultar.  -comenté y aproveché de dar el último sorbo a mi deliciosa malteada.

- Tienes razón... -suspiró- ¡Mujeres! -agitó los brazos en el aire y luego apoyó su codo en la mesa resoplando- Es por eso que me caes tan bien.

- ¿Por qué?

- No sé, eres más sencilla, más "clara" como justo dice tu nombre... Debe ser por eso que no llevas complicaciones, siempre con tus jugarretas, sigue así.  -dio unas suaves palmaditas en mi hombro.

Danny, no tienes idea.

En realidad las mujeres somos un mar de misterios, unas más que otras tal vez.

Los clientes comenzaron a llegar por lo que Danny se despidió de mi para continuar con su trabajo. Y por suerte mía, ¡No me cobró la malteada! Al menos un buen comienzo del día.

No soy otra típica rubiaWhere stories live. Discover now