Chapter eleven 🍃

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Hey, ¿qué te dije, Dave? —dijo James, apareciendo en escena. —Creo que te advertí que te mantuvieras alejado de Jason, ¿no?

No lo recuerdo —dijo encogiéndose de hombros.

James avanzó unos pasos, y se posicionó entre Jason y Dave.

¿Quieres que te haga recordar?

Chicos... —empezó Jason, no siendo oído por ninguno.

No, en serio, Mustaine. Te dije que no te le acercaras. ¿Qué parte de eso no logras captar?

Y qué si lo hago, ¿eh? No puedes decirme lo que puedo y lo que no puedo hacer, James. Ya no.

Y ahí había empezado una discusión, en la que James le dio un leve empujón a Dave, y cuando éste se lo devolvió, James retrocedió botando a Jason a la piscina, junto a la cual se hallaban discutiendo.

Los demás salieron, uno a uno, a ver de qué se trataba el alboroto que estaban armando el par. No se podían estar tranquilos ningún segundo.

Cuando comenzaron a darse manotazos, Gary intentó calmar las cosas, pero lo único que ganó, fue un codazo (sin querer) de parte de James que lo botó a la piscina.

¡Hombre al agua! —gritó Lombardo, para luego tirarse a la piscina. Y el resto le siguió.

Lars se llevó a James consigo al agua, para detener la discusión, y lo consiguió. Kerry, a su vez, tiró a Mustaine al agua.

Sólo gracias a eso, las cosas amainaron un poco.

Luego de una hora de jugar en el agua, todos se empezaron a salir, por la falta de sueño, pero más que nada por el hambre, que se hacía presente en sus estómagos, que les pedía algo de comer y, ¿por qué no?, una que otra cerveza.

Eh, Holt —dijo Lombardo acercándosele por detrás, y luego le tocó el hombro. Gary se volteó hacia el.

Ambos se encontraban a solas en el patio, secándose la humedad que les quedaba en el cabello.

¿Si? —dijo secándose las orejas también, sin dejar de mirarlo.

Necesito hablar contigo algo realmente importante, y en privado —explicó serio.

Pero aquí no hay nadie además de nosotros, Dave —rió Gary. Era obvio que el alcohol lo tenía mareado, por lo cual tambaleó, y casi se hubiera caído, de no ser por el cubano, quien lo agarró a tiempo.

¿Crees que podamos ir a tu habitación? —dijo.

Claro, vamos —dijo Holt, algo extrañado, y comenzó a caminar seguido de cerca por Dave.

Los demás seguían tomando, comiendo, conversando, y uno o dos se habían ido a acostar. En resumen, nadie les prestaba atención, o se acordaba siquiera de su existencia.

En el segundo piso, entraron a la pieza de Gary, quien se sentó en la cama, para recomponerse de su mareo. Su vista se paseó de las paredes de la habitación que se movían, a Dave quien se venía a sentar a su lado, luego de ponerle seguro a la puerta.

¿Y bien? ¿Qué es lo que tenías que decirme?

Quería darte tu regalo de cumpleaños, Gary —dijo metiendo su mano a su bolsillo. —Ya sé, ya sé. Faltan tres días para eso, pero ésto no podía esperar.

Extrajo una pequeña cajita, la cual se la tendió con mucho cuidado a Gary, quien dudoso la recibió.

No irás a proponerme matrimonio, ¿o sí? —medio rió. Dave negó con la cabeza ante ese comentario. Gary hablaba puras incoherencias cuando estaba ebrio. Terminó de sacarle la cinta a la cajita, y la abrió, encontrándose con un lindo collar con un colmillo de quizás qué animal.

fight fire with​ fire. [pausada indefinidamente]Where stories live. Discover now