fight fire with​ fire. [pausada indefinidamente]

Chapter eighteen 🍃

—¿Él te tocó? —dijo acercándose peligrosamente rápido al castaño bajista, quién inconscientemente había comenzado a sudar. —Y, joder, Jason, ni te atrevas a mentirme.

—Sólo... s-sólo, pues, nosotros... —no encontraba qué explicación darle. —Mierda, bien, nos besamos, ¿sí? Pero fue por una razón, me estaba protegiendo. Además, ¿qué te importa a tí, si ni siquiera somos algo? ¿Si ni siquiera me prestas algo de atención? —había comenzado a alzar la voz.

—Te voy a dejar algo en claro, Jason —dijo agarrándolo de la muñeca, y prácticamente lo arrastró al segundo piso, para luego meterlo en la habitación.

—Suéltame —dijo safándose de su agarre por enésima vez esa semana.

—No, hasta que me escuches —lo acorraló contra la puerta, y acercó su rostro hasta dejarlo a sólo centímetros del más bajo. —Desde que te besé en ese avión, eres mío. Es más, desde que te vi, incluso antes de que cayeras sobre mis bolas, eres mío —le mordió con fuerza el labio inferior, provocando que éste soltara un pequeño gemido de desesperación —, ¿comprendes? —Jason sólo asintió con frenesí. —No es suficiente. Tendré que hacértelo ver.

Rozó el labio del bajista pero sin llegar a besarlo, sólo para provocarlo. Bajó dando besos desde su mentón pasando por su manzana de Adán, mordiendo suave en aquél lugar, hasta llegar a su cuello, en donde dejó unos cuántos besos, y luego succionó la zona, dejándole uno que otro visible chupón. Rió al pensar que los que tenía anteriormente de Mustaine, se quedaban cortos al lado de los que le estaba haciendo en ese momento; parecían casi moretones.

Tomándolo lo llevó hasta la cama, en donde lo tiró casi sin ningún cuidado, e inmediatamente se posicionó sobre él, acercando nuevamente sus labios a los de Jason.

—Bésame ya... —jadeó el menor, muriendo por más contacto físico. James sonrió, y no tardó en obedecer.

Atacaba la boca del bajista sin piedad alguna, mientras que con la mano libre acariciaba su rostro, y la otra la iba metiendo poco a poco bajo la polera. Acariciaba cada parte del cuerpo del menor, memorizando cada rincón, cada suave centímetro de piel. Suspiros y jadeos pesados no se hicieron esperar por parte de Jason, quien se sentía consumir en deseo, cosa que demostraba la erección que lentamente iba endureciendo en sus pantalones. Y ni hablar de cómo estaban los pantalones del rubio.

James subió la polera de Jason, quitándosela, para luego hacer lo mismo con la suya, arrojando ambas a cualquier parte de la habitación. James se separó un poco de Jason, para poder contemplarlo mejor.

—¿Dónde estuviste toda mi puta vida? —dijo dándole otro beso corto. Sonrió ante el visible sonrojo del menor, quién se sentía indefenso bajo el rubio y su imponente anatomía, sin contar además su penetrante mirada.

—¿D-dónde estuviste tú? —dijo en un intento de poder articular alguna respuesta decente, que no demostrara lo excitado que estaba. Se sentía como una perra en celo, deseosa de sexo. Y las manos de James bajando por su torso, no le ayudaban en nada a poder controlarse.

—Esperando a alguien como tú —dijo apretando repentinamente la entrepierna de Jason, a lo que éste dio un respingo. —¿Qué ocurre? —preguntó, mientras empezaba a masajear en aquella zona.

—N-nada —jadeó cortadamente, mordiéndose el labio inferior con desesperación, a la vez que intentaba sostener la mirada cargada de deseo de James. Era como si ante los ojos de James fuera un trozo de carne en aquél instante, y el rubio fuera un depredador.

—¿Ah, sí? —sonrió mezquino —, es tu culpa por caer en mi entrepierna aquél día en el avión. Y más encima me sobaste, y después no me querías besar.