Cap. 6 Confesiones

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Ya habíamos llegado al lugar en donde nos estábamos quedando. Eran las 4 pm.

-¿Y ahora qué?- Preguntó Joseph.

-Vamos a bañarnos en la playa- Le responde Lorena de forma picara. Amaba la relación de Joseph y Lorena, era una relación tan madura y divertida. Ambos se respetaban mucho.

-Me parece una buena idea- Contesta Lola.

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Fui a mi habitación con Nashla, Mónica aún se estaba quedando con Lola y Lorena. Mi mejor amiga ya estaba más tranquila.

-¿Hablaste con August? Le pregunto a Nashla. Anoche habíamos quedado en que hablaría con el.

-Si- Sonríe tímida.

-Aja, cuentame mas- Sonrio y estoy segura que era una risa que me llegaba a los ojos. Su felicidad era la mía.

-Pues, fuimos los primeros en llegar a la cima y al principio no dijimos nada. Luego el me dijo que debíamos de hablar y yo asisti. El me explico que no sentía nada por Mónica y que se arrepiente de haberla besado. Me dijo que había sido él quien tomó la iniciativa y que luego tuvo que pedirle disculpas a Mónica. Me dijo que me amaba y que tenía miedo de defraudarme- Podía sentir la felicidad de Nashla en su tono de voz. AL FIN, se habían confesado su amor.

- ¿Y tú qué le contestaste?- Le pregunte curiosa.

- Que aceptaba sus disculpas y que me disculpara a mi por haber provocado tanto revuelo. Le dije que tambien sentía cosas por él y que me daba miedo regarla. Que quería que llevaramos las cosas suave y luego el me dio un beso-

-¿QUEEE, SE BESARON?- Grito emocionada y ella suelta una carcajada.

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Estábamos en la playa. Yo me había puesto un traje de baño negro. Kevin estaba jugando en el agua con Mónica. Lorena y Joseph estaban tomando el sol. August y Nashla se había desaparecido, tal vez se estaban revolcando. Así que estaba con Lola y Miguel.

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Todos estaban en el agua, ya August y Nashla había llegado. Mónica y Nashla arreglando su indiferencia, o eso supongo porque las vi hablando. Estaba sola tomando el sol y viendo a todos divertirse, hasta que llego Kevin.

- ¿Tienes un segundo? Necesito hablar contigo- Kevin habla. Pasé un mechón de mi pelo detrás de mi oreja, estaba un poco nerviosa.

-Si- mi tono de voz era dulce y pasivo.

-Perdón por lo de esta mañana, no quería hacerte sentir incómoda. La verdad es que note que no te hizo sentir muy bien lo que te dije. No obstante, no me arrepiento Gabriela, porque es la verdad y quisiera saber si hay alguna posibilidad entre nosotros-  Lo mire atónita.

-Kevin yo..- Me mordí mi labio inferior y respiro hondo. -No quiero ser grosera y quiero ser sincera contigo, así como lo haz sido tú conmigo. Yo puedo brindarte mi amistad e intentar conocernos, para ver cómo marchan las cosas ¿estas de acuerdo con eso?-

-¿Amigos?- me estrechó su mano izquierda yo la tome y la apreté.

-Amigos- sonreí satisfecha. Por un lado, me sentía tranquila ya que había aclarado las cosas con Kevin. Pero por otro lado, me sentía confundida, no sabía si me gustaba como hombre o como amigo, pero entiendo que a medida que pasara el tiempo lo iba a descubrir. De lo que sí estaba clara era que ya no me caía mal.

-Por cierto me encanta, como te queda ese traje de baño, Amiga- Kevin sonríe malicioso y yo estoy segura de que tengo los cachetes colorados.

-¡Contigo no se puede!- Sonrío divertida y le doy un golpe en el hombro.

-¡No lo puedes negar Gabriela, te vuelvo loca!- ya el Kevin de antes estaba devuelta. ¿Ironía en sus palabras? ¿Ego destilando? Sí, no había dudas. Era Kevin de nuevo.

-¡Jajaja, eso quisieras tú!- sonrió abiertamente. Su presencia me hacía sentir relajada.

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El resto del día había transcurrido tranquilo. Ya todo estábamos contentos, solo faltaba que yo le pidiera excusas a Mónica, cosa que no iba a pasar. La habíamos pasado genial en la fogata, haciendo cuentos y chistes. Me dolía la cara de tanto reirme, en especial con Miguel, él era el mas chistoso del grupo. Mónica había vuelto a nuestra habitación.

Estaba haciendo mucho calor así que me dispuse a salir de mi habitación. Me fui quitando lo que traía puesto, hasta quedarme como Dios me trajo al mundo. El agua estaba helada. Le di una vuelta al mar nadando. Todo estaba apagado, solo estaba la claridad de la luna y la luz de las habitaciones.

Cuando iba a salirme, escuché como alguien se lanzaba.

-¿Por qué tan sola?-

-Eh... Kevin- estaba muerta de los nervios. Dios ¿por qué a mí?

-No es el momento, por favor sal de aquí.-

-Que yo sepa, esto es público- dijo, burlándose de mí. Este pedazo de carne con hueso, aún no se había dado cuenta que me encontraba desnuda. Me estaba muriendo de la vergüenza.

-GABRIELA, ¿qué acaso estás...?- Kevin tenía una cara de sorpresa pero, a la misma vez, una de picardía.

-Ni lo digas- puse mis manos en su boca -es por esa razón que te voy a pedir, que te des la vuelta y me dejes salir- le dije.

Agradecía que no había una luz que alumbrara lo suficiente. El asistio y se dio la vuelta. Podía percibir la risa de Kevin a mis espaldas. Esta noche la recordaré por el resto de mi vida.

Una vez que salí me puse mis pantaletas y la franela que traía puesta y le dije a Kevin, que se podía girar. El no paraba de reírse.

-Se puede saber ¿qué hacías así ?- Kevin estaba saliendo del agua y se dirigía hacia mí, con esa sonrisa perfecta que tenía.

-Ya cállate- dije un tanto molesta y tomando mis cosas para largarme de aquel lugar. Me tomó del brazo, me giró con toda su fuerza y me tiró a la arena, quedando arriba de mí y a tan solo centímetros de mis labios. Podía sentir el aliento de Kevin y eso provocaba una sensación extraña en mí y en mi cuerpo. No podía moverme, debido a la fuerza que Kevin estaba ejerciendo sobre mi cuerpo y los nervios no me dejaban hablar. Creo que Dios me ha estado castigando.

-Suéltame en este mismo instante o no respondo- dije intentando ocultar mis nervios.

-Jajaja ¿qué me harás Gabriela?- dijo burlándose de mí.

-De acuerdo, haré lo que me digas. Solo suéltame, porque me estás lastimando- Kevin asistió y me soltó. Una vez que lo hizo salí corriendo, pero era más que obvio que el me alcanzaría. Cuando lo logró me agarró de la cintura y me dijo al oído:

-Te quiero- Esas palabras me estremecieron y sentí cosquillas en el estómago. Me abrazo por la espalda y luego me apartó de sus brazos, lo suficiente como para yo poder ver sus ojos:

-Mucho- y eso fue suficiente como para quererme lanzar a sus labios, pero no lo hice.


En multimedia Gabriela y su traje de baño. No se olviden de dejarme sus comentarios.

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