Mi nombre es Maya, Maya Zurita.
Mi novio no es el flamante Stephen James o Francisco Lachowski no, mi novio es Caleb Adams y en definitiva no es nada parecido al típico novio perfecto de las historias.
Pero no te mentiré, somos felices y disfrutamo...
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Caleb
Otro hijo.
Y no es mío.
¿Qué demonios le ocurre a Maya? ¿cómo pudo dejarse embarazar por aquél imbécil?
Piso el acelerador. La velocidad sobrepasa el límite establecido de 90 km por hora. De cualquier manera, oficiales de tránsito no hay, y mucho menos autos.
Mi celular timbra, intento buscarlo. Está justo en el lado del copiloto en el suelo. Seguro se cayó cuándo aceleré el auto. Doy un último vistazo a la calle, asegurándome de que no haya carros y es entonces que me agacho a recoger el celular. Un mensaje de Daniela.
¿dónde estás? Los trillizos no paran de llorar, y mi obligación de cuidarlos no es.
Miro una vez más a la calle, no hay nadie.
Con una mano escribo una respuesta.
Ya voy.
Bloqueo el celular y cuándo vuelvo la vista al frente, un árbol es lo único que veo. El auto impacta con fuerza. Mi cuerpo se estampa contra el volante y la bolsa de aire se activa. En ese momento dejo de saber lo que a mi alrededor sucede.
Maya.
— ¿Estás bien? Te ves un poco pálida.
— Si es sólo que, Caleb —Zack me mira atento.
— ¿Aún lo quieres? —su voz se apaga, se que le ha costado preguntar.
— ¡No! Es el padre de mis hijos y fue el primero en mi vida pero ya ha quedado en el pasado. Ahora sólo existes tú —acaricio su mejilla.
— Me encantas —se inclina y deposita un beso en mi mejilla.
— Y tú a mi, pero si sigues distrayendote mientras manejas, podría ocurrir un accidente así que ve atento al volante.
— De acuerdo, lo siento —sonrío. Enciendo la radio. Purpose de Justin Bieber comienza sonar.
vaya, es linda la canción.
Y por unos segundos me entran ganas de llorar. Estoy un poco sentimental.
