20º Carta

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Pensé que tendría el día para mi sola, para planear la manera de escapar

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Pensé que tendría el día para mi sola, para planear la manera de escapar. Jalab mató mi plan cuando tocó la puerta. Jalab tenía una especie de botiquín extraterrestre en las manos. Supuse que me haría unas pruebas.

— Luna — Saludó al verme —, debo sacar sangre de tu organismo.

— ¿En tu pueblo eras doctora? — Le pregunté mientras me sentaba en la cama y ella también.

— En el planeta Nachový, todos somos expertos en el arte de la medicina. Se podría decir que mi planeta nació para servir. Aunque los Narrasti lo nieguen, somos más inteligentes que ellos. — Respondió con su voz pausada y dulce.

— ¿Su planeta era avanzado o era primitivo? — le pregunté curiosa.

— Parece que me estas interrogando. Yo soy aquí la psicóloga — Respondió.

— No quise molestar, es que jamás creí que existieran otros seres. Pensé que el ser humano era el único, sé que suena ridículo, pero no entiendo por qué nos visitaban en el pasado, y cuando empezamos a avanzar, ustedes jamás vinieron.

— Ustedes tenían la tecnología suficiente para acabar con esta nave, los Narrasti vieron que podría ser peligroso. Pensaron en traer más naves y atacar el planeta; tardaron años en llegar, y cuando lo hicieron, el planeta ya estaba muerto. Los Narrasti, enfurecieron y decidieron abrir un portal. La abrieron en un lugar secreto, nos tuvieron encerrados mientras lo hacían. De pronto todo empezó a girar, y cuando nos sacaron de nuestro encierro, estábamos en un planeta nuevo, los habitantes desconocían la tecnología. Todo marchaba bien para los Narrasti, hasta que detectaron tu nave y todo empeoró.

— ¿Qué quieren de los humanos? — le pregunté, sentía que había algo más detrás de toda esta búsqueda.

— Siempre le tuvieron miedo a los humanos, ustedes pudieron acabar con ellos desde tiempos muy antiguos, más antiguos que este planeta. Es una historia muy larga, que algún día tendré el placer de contarte. Ahora no es el momento. — Respondió y después sacó un aparato rojo para sacarme la sangre.

— Espero que la próxima vez me cuentes todo.

— Lo prometo, ahora se acabó el tiempo de visita médica. — Dijo antes de irse, y cerrar la puerta.

Me quedé en mi habitación pensando en lo que había dicho Jalab, no entendía a que se refería con "desde tiempos muy antiguos", en la antigüedad no teníamos tecnología. Había una verdad oculta detrás de todo esto, y tenía que averiguarlo.

Jalab no regresó durante los próximos días, creo que no quería contarme ese secreto. Al menos me dejaban comida y agua. Me sentía muy sola, quería contarle a Jack y Chuc todo lo que me había contado la extraterrestre.

Me alegué cuando alguien golpeó la puerta, por fin hablaría con alguien. Pensé que era Jalab, pero no era su voz suave.

— Luna, abre la puerta. Tengo buenas noticias. — Gritó Chuc desde el otro lado de la puerta.

— Chuc, el repartidor de las buenas noticias. — Dije al saludarlo después de abrir la puerta. — ¿Qué ocurre? — Pregunté preocupada.

— ¡Ya sé cómo pudiste regenerarte! — Dijo emocionado — Tu gen regenerador se activó gracias a una buena cantidad de descarga electromagnética.

— ¿Cómo me ocurrió eso? — Pregunté.

— Gracias a los portales, cruzaste esos portales llenos de electromagnetismo y tu cuerpo se activó. — Respondió Chuc con seguridad.

— Eso no puede ser posible, Jack y los demás también debieron de regenerarse. — Refuté la idea de Chuc.

— Jack no puede regenerarse, pero tiene algo que contarte. Es hora de ir con él, y lo sepas tu misma.

Salí de esa horrible habitación, jurando nunca más regresar. Jalab y Chuc habían investigado tanto en esos días, llegaron a única conclusión: El electromagnetismo era capaz de activar los genes dormidos; así era yo capaz de tener la capacidad de regenerarme celularmente, yo podía regenerar mis huesos, no podía enfermarme, y muy probablemente no podría envejecer.

No voy a negarte que la sola idea de regenerar mis miembros, me causaba escalofríos. Quizá por eso, los Narrasti nos tenían miedo. Los humanos no éramos de solo carne y hueso, teníamos muchos genes esperando ser activados.

Entramos a la gran sala de Jack, era de día, lo pude ver por las ventanas. Estábamos en algún lugar frio, con nieve, pero en la nave solo sentíamos calor.

Jack estaba ahí, en medio de la sala con los juguetes que armaba la otra vez. Esta vez las naves de juguete no estaban en la mesa, estaban flotando. Me asombré, sabía que Jack también era diferente.

— Tengo el poder de la telekinesia — Dijo maravillado, una sonrisa se dibujó en su rostro. Inmediatamente las naves pequeñas empezaron a flotar alrededor mío y también sonreí.

Entonces la sonrisa se fue de mi rostro, si todos en la nave habíamos logrado tener algún tipo de poder. Entonces Daryl y sus hermanas, también lo tuvieron o lo tienen. Había posibilidades que ellos estuviesen vivos.

— Tú crees que ellos también lo tenían — Dije asustada.

— Si eso fuese cierto... — Dijo Jack pensativo — Entonces mi padre no está muerto.

— ¿Es eso posible? — le pregunté a Chuc.

— Si uno de ellos tuvo el mismo poder que Luna, es probable que esté vivo en este preciso momento — Respondió Chuc.

— Tenemos que averiguar si eso es cierto, — Intercedió Jack— En el mejor de los casos, mi padre está vivo.

— En el peor... — dije mientras mi voz se apagaba — Daryl está vivo.

Toda la tarde planeamos la manera de escapar de este lugar, debíamos conocer todos los lugares, pero el Triangulum era un lugar lleno de pasadizos y puertas. Lo poco que conocíamos de este lugar, ya nos parecía un laberinto. Entonces recordé la puerta que había al final del pasadizo, esa luz que salió cuando se abrió. Ese era un buen lugar para empezar. Les conté a Jack y Chuc, y decidimos ir a conocer que había detrás de esa puerta.

Estábamos en el pasadizo, cuando Jalab salió de la puerta número 2.

— ¿A dónde creen que van? — preguntó, parecía molesta porque su voz se volvió ronca.

— Queremos ver la puerta negra que vio Luna. — Respondió Chuc.

— Si quieren morir, háganlo. Esa puerta da al centro de energía de esta nave. Es una estrella artificial, ya saben lo caliente que será, si deciden entrar. — Afirmó Jalab, otra vez su voz era suave. — Además, es hora que conozcan toda la verdad. Vengan conmigo, les contaré todo en un lugar seguro.

Ingresamos nuevamente a la puerta número 2, Jalab nos llevó a dónde me había hecho las pruebas la otra vez. Pidió que tomáramos asiento y ella se puso delante de nosotros con un aparato negro, pensé que nos haría daño, pero no fue así.

Nos contó la verdadera historia de la humanidad, algo que no lo encontrarías jamás en los libros de historia. Una verdad oculta y desconocida, que nos ayudaría a escapar de aquí.

Luego de contarnos todo lo que sabía, alzó el aparato a la altura de su cabeza.

— Liberen a nuestro pueblo — Suplicó antes de que saliera un rayo azul directo a sus ojos.

Sus ojos negros azules, se volvieron blancos. Su cuerpo cayó ante nuestros pies, su piel se oscureció y supe que Jalab había muerto.

Con cariño, desde la nave de los Narrasti, Luna.

CARTAS DE LUNA [EDITANDO]Where stories live. Discover now