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Es difícil amar a alguien que no puede ser amada.
(No puede ser amada, no puede ser amada)
Pero es lo que tú haces, es lo que tú haces.
La noche estaba bastante entrada cuando Venus volvió al campamento. Quirón le había dicho, antes de irse, que a su regreso debía ir a casa grande, donde él la escoltaría hasta la cabaña número trece, además de dejarle advertido a Nico que no podía ir por ella.
La joven rubia entró, en busca de Quirón, a esa casa que a esas horas de la noche ya estaba completamente oscura, ni una luz a la vista.
-¿Hola? -Dijo ella, caminando por el pasillo y tocando puertas al azar.- ¿Quirón?
Escucho pasos detrás de ella. Se volteo, y en medio de la oscuridad fue capaz de diferenciar una figura masculina.
-Hola.- Él avanzó dos pasos, ella retrocedió tres.- ¿Qué pasa?
-Estoy buscando a Quirón para que me acompañe a la cabaña.- Respondió ella.- Nico me está esperando.
-¿No puede esperar un poco más, Ari? Estoy seguro de que no se ira a ningún lado sin su pequeña Venus.-Percy avanzó hasta ella, algo tambaleante.- ¿Sigues igual de pequeña?
-Estas ebrio.- Venus retrocedió dos pasos, pero Percy no dejo de acercarse hasta tenerla acorralada contra la pared ubicada al final del pasillo.- Jackson.
-No sé que tienes.- Él la había atrapado entre su cuerpo y la pared.- Me gustas mucho, Ari, y eres la razón por la que el amor de mi vida me dejo solo y con una boda a medio planear. Me rompió el corazón y yo solo puedo pensar en que no te folle lo suficiente para compensar el dolor que me produjo perderla.
-¿Qué tanto tomaste, Jackson?
-¿Qué importa? -Hizo contacto visual con ella.- ¿Qué importa, Ariadna? -Rio de forma sarcástica, mientras que con el dorso de la mano acariciaba la mejilla de la chica.- ¿O debo hacer como que no te conozco y llamarte Venus?
-¿Qué haces acá?
-Oí que ibas a llegar acá. Quería encontrarte sola.
-Percy, dejame.- De un manotazo aparto la mano que se paseaba por su rostro.
-¿Por qué él?
-Lo amo.
-¿Y a mi? -Un brillo fue visible en sus ojos.- ¿Me amas a mi?
