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Puntada a puntada, me desgarro.
Si el destruirte es una forma de arte,
Debo ser un niño prodigio.
Hilo por hilo, me aparto.
Si destruirte es una obra de arte,
Seguramente esta debe ser mi obra maestra.
Percy paseaba la vista, desinteresado, por la playa. Annabeth había ido a visitar a su padre y él se había quedado en la ciudad. La gente se movía de un lado a otro, jugando y riendo. Entre unas personas logró divisar a una chica. Era bastante joven, apenas parecía tener 18 años, pero jugaba como una niña pequeña, en el mar. Realmente se veía feliz de estar allí, casi eufórica. Percy la miró por largo rato, con una sonrisa en el rostro. Ella se detuvo y miró a su alrededor, hasta que su mirada recayó en Percy, que no dejó de mirarla. La chica pareció avergonzada de haber descubierto a su espectador y se fue a su toalla, donde todas sus cosas estaban. Se sentó y observó su el mar por largo rato.
Percy terminó por no resistir más, e ir a hablarle.
-Hola.- Saludó él, sobresaltándola.
-Hola.- Respondió ella, apenas despegando la vista del mar.
-¿Te gusta el mar? -Percy se dejó caer junto a ella, en la arena. Era bastante bonita, delgada y su sonrisa era preciosa. Percy podría mirar esta sonrisa por horas, o eso pensó, hasta que recordó a Annabeth.
"¿Qué estás haciendo, Jackson?" La voz de Afrodita no tardó en atacar.
"Nada."
"¿Y para qué le hablas a esta chica?"
"No sé. Me parece agradable."
"Recuerda a tu novia, Percy. No cometas errores."
-Me gusta,- La voz de la chica desconecto a Percy de su debate interno con la diosa del amor.- Es la primera vez que lo veo, pero me gusta mucho.
-¿De verdad?
-¿Qué?
-¿Es la primera vez que vienes al mar?
-Si, mi abuelita nunca me trajo antes.
-¿Y tu padres?
-Mi mamá nunca estuvo presente,-La chica torció el gesto.- Papá... Bueno, papá tampoco.
-Oh. Lo lamento, no debí preguntar.
-Tranquilo.- La chica lo miro y Percy se sorprendió un poco. Solo había visto esos ojos en Piper.- Siempre ha sido así, no me incomoda.
