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"¡¿Qué está pasando?!

¡Se suponía que nadie vendría!

¡¿Por qué carajos está aquí?!"

Éstas y otras preguntas eran las que proferían los residentes de la cabaña, bien sea en voz baja o alta, creando murmullos o griteríos pero, sobre todo, creando confusión.

Apenas hace unos segundos había decidido abandonar mi escondite detrás de la pared y saltar a la sala, en donde hallé la fuente de los gritos y quedé totalmente paralizado ante lo que vi.

No era para nada lo que esperaba.

La estancia era un desastre, con los cojines y muebles revueltos, y "juguetes" regados en la mesita central. Hacía mucho calor, el vapor se desprendía de las paredes, al igual que de los cuerpos humanos.

Conté cinco personas, tres hombres y dos mujeres, demasiado cercanos unos con otros, todos ellos desnudos o en trapos menores, despeinados, sudados y agitados... Parecía una escena sacada del mismísimo PornTube.

Saltaron de nervios una vez que me vieron y se separaron de inmediato, tropezándose entre sí mientras buscaban cualquier cosa a su alrededor para cubrirse o esconderse. Logré reconocer a dos de los hombres, eran amigos de Neymar, parte del clan de "Toiss", cuyos nombres no recordaba.

Aunque no había ningún rastro de Messi o de Neymar...

Uno de ellos se acercó a mí, tenía la respiración acelerada y la cara roja, cubría sus partes con un cojín del sofá.

- Luis, ¿qué... qué haces aquí? –preguntó el hombre con voz trémula.

Yo no sabía qué contestar, aún permanecía en estado de shock, mientras los otros ocupantes parecían calmarse para atender a mi respuesta. Nada pasaba por mi mente, o sea, ¡¿qué carajos iba a decir?! ¡¿"Disculpen por interrumpir su orgía, estoy buscando a Messi porque Neymar lo tiene secuestrado"?! ¡No! ¡Ni loco voy a decir eso! ¡Piensa Luis! ¡Piensa!..

Trágame tierra...

No sé qué me motivó a hacer lo que hice, pues, en un abrir y cerrar de ojos, estaba en la puerta principal, buscando una salida. Corrí y corrí como si no hubiese un mañana, como si estuviera huyendo de algún monstruo de una película de terror, ni siquiera le respondí al chico quien, de seguro, estaría ahogado en confusión, extrañado y petrificado al no saber qué hacer ante mi reacción.

Abandoné la cabaña y me monté en mi vehículo de golpe, arrancando como si fuera algún personaje de "Rápidos y Furiosos". Una vez en la carretera fue que mi respiración logró retomar su curso regular, y fue entonces que me di miles de cachetadas mentales.

Descargué mi rabia con el volante, azotándolo con mis manos una y otra vez, como si algo malo me hubiese hecho el pobrecito. Lo único que quería era desaparecer de la faz de la tierra. ¡Qué imbécil fui! ¡Maldición, Luis Suárez! ¡Eres un imbécil!

Todo el progreso que había conseguido ahora estaba arruinado, no había remedio alguno, ni autoconsuelo... ¡La cagué! ¡La cagué hasta el fondo!


DesaparecidoWhere stories live. Discover now