2

626 40 30
                                    

A la mañana siguiente me levanté sorprendentemente tarde, no había podido dormir en toda la noche, mortificado aún por la pelea que presencié ayer, que involucraba a mis dos mejores amigos.

Casi no me dio tiempo de desayunar, de por sí ya estaba súper retrasado para el entrenamiento matutino, Sofi insistió para que al menos comiera algo de fruta, ella siempre se preocupaba por mí.

Conduje rápidamente hacia el centro de entreno, el cual no quedaba tan lejos de casa, pero eso no me salvaría de una amonestación de Luis Enrique, que seguro me daría el típico discurso de reprimenda sobre la importancia de la puntualidad. No obstante, cuando llegué a la cancha, él me recibió indiferentemente, sólo hizo una seña con la mano para que me uniera al grupo, supuse que tenía mejores cosas que hacer que regañarme.

Me uní al rondo con los demás, que me recibieron entre saludos y reclamos divertidos por llegar tarde. Después de un rato, el asistente del entrenador se acercó y mencionó que nos pusiéramos en pareja para practicar pases, busqué con la mirada a Mascherano, mi compañero habitual, él se acercó a mí y a continuación comenzamos a rodar la pelota, apenas llevábamos dos toques cuando Neymar se aproximó a nosotros.

- Hey... ¿tienen lugar para uno más? –mencionó lentamente, con cansancio y, antes que pudiera decir algo, Javier consintió su entrada.

Miré al brasileño, se veía extraño, sus párpados lucían pesados y sus movimientos eran poco audaces, como si estuviese trasnochado y se hubiese tenido que levantar temprano para venir a entrenar. Aparte de eso, no era habitual que viniera a buscar grupo, cuando era bien sabido que su pareja de siempre era... Ahora que lo pienso, no había rastro de él por ninguna parte, él nunca faltaba a ningún entreno, a menos que fuese por una emergencia.

- Oigan, ¿han visto a Leo? –pregunté a ambos, Neymar pareció no escucharme porque seguía muy entretenido con el balón... o quizás quería ignorarme.

- No ha venido al entrenamiento de hoy –mencionó Javier pasándome el balón, estaba relajado, demasiado diría yo, es decir, ¿su mejor amigo había faltado y él actúa tan tranquilo?

- ¿No crees que es algo extraño que no esté aquí? Sabes cómo es, siempre es uno de los primeros en llegar –dije con preocupación.

- Cálmate Lucho, me envió un mensaje temprano diciéndome que le dolía el estómago, seguro se puso a comer y a beber por la frustración del partido de ayer, y se indigestó.

"Si, eso debe ser...", mencioné volviendo a enfocarme en la pelota. No era la primera vez que Leo se ausentaba por problemas estomacales y lo que decía Masche tenía mucho sentido, recuerdo cuando perdimos con el Atlético de Madrid en cuartos de Champions, no asistió al entreno del día siguiente por la misma razón, sólo que aquella vez me avisó sobre su ausencia, esta vez no me dijo nada, ni una llamada, ni un mensaje, por lo que me preocupé.

Terminamos de ejercitarnos y nos fuimos a los camerinos, me duché y me cambié, cuando me dispuse a ordenar mis cosas en mi casillero escuché que, cerca de allí, se libraba una acalorada discusión entre Neymar y su teléfono.

- ¡No me importa lo que tengas que hacer, resuélvelo ahora! –exclamó el carioca visiblemente furioso- ¡Deshazte de él! ¡No quiero volver a verlo! ¡Y no me llames hasta que esté hecho!- ¿Acaso era lo que acababa de oír?, me acerqué a él en cuanto colgó, se estremeció un poco cuando me notó.

- ¿Todo en orden Ney? –mencioné minuciosamente, él ahora parecía tranquilo, dejando de lado la ira anterior.

- Claro Lucho, todo en orden –me sonrió, pero incluso en su sonrisa noté cierto aire de culpabilidad, pero... ¿culpabilidad de qué?

DesaparecidoWhere stories live. Discover now