VII

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Bea hizo todo lo que tenía que hacer luego de su rápido baño. Se vistió con una camiseta grande, ex perteneciente a Duncan, que tapaba los descoloridos boxers azules sobre sus bragas y luego ató su húmedo cabello en una cola de caballo en la cima de su cabeza. Rápidamente se ocupó de las necesidades de Dee una vez dio un paso fuera del baño, su sangre burbujeando de lujuria aun, recordando la mirada ardiente con la que su huésped la había visto. Estaba forzándose a si misma a no dejarse llevar por sus deseos más profundos y lamentaba no haberla podido conocer en otras circunstancias en las que no tuviera que esperar resultados sobre su condición física. Las ganas de saborearla eran tan inmensas como el continente americano, pero debía, necesitaba, poner distancia y abstenerse de hacer algo estúpido. Posiblemente, si no estuviera deteniéndose a si misma, las cosas entre ellas se elevarían muchos niveles más de los besos. Pero tenían que mantenerse sobre esa línea, sin cruzarla.

Era tan difícil.

Era impresionante cuando autocontrol tenía sobre si misma cuando se trataba de algo realmente importante para ella. y quizá no lo sabía hasta ese momento por el hecho de nunca tener nada "realmente importante". Sus amigos lo eran todo para ella, su familia. Pero... ¿Qué más? Según su memoria no había tenido que detenerse de hacer algo para no correr el riesgo de que las cosas salieran mal. Desde que sus caminos se ampliaron y el horizonte comenzó a aparecer en su vida gracias a Marcus y Danny, aquellos hermanos que le salvaron en su niñez, Bea nunca se impidió hacer algo que ella anhelara con todo su corazón. Cada cosa que se proponía terminaba lográndose por su coraje y esfuerzo, unas de las muchas características con las que ella misma se describía. Superó su pasado y siguió adelante, mirando siempre hacia el futuro. Fue una de las mejores calificaciones en la escuela. Hizo amigos, una familia verdadera. Y nunca pidió más que eso. A partir de allí, las cosas fueron más fáciles en sus vidas... hasta que lo trágico sucedió y la extrovertida y alocada Tate murió.

Y cada integrante del grupo, con sus propias cargas, sintió como una grieta más grande se abría paso en sus ya destrozados corazones.

Evitando pensar en aquello, Bea se apuró en llevarle los medicamentos y un vaso de agua de Dee. Estaba tapada hasta el cuello con las frazadas y sus ojos estaban ligeramente cerrados. Se veía cansada, pero en sus ojos aun persistía un brillo anhelante cuando miraba a Bea.

Le entregó las pastillas y el agua, y la vio tomárselas rápidamente.

̶ Me gustaría hacer algo más en este momento, así como hablar de cualquier cosa. Pero me vence el sueño, Bea. Lo siento.

A ella le sucedía lo mismo, de todas maneras. Y aunque hubiese preferido pegarse a su cuerpo y acariciar más que su cabello, tenían que dormir. sus cuerpos lo pedían a gritos y estaba más que dispuesta a obedecer. Pero primero esperaría a que Dee cayera en el sueño antes de dejarse llevar ella también. No quería correr el riesgo de, si volvía a suceder algo fuera, Dee estuviera despierta y fuera a investigar sola como lo hizo la noche anterior.

Se la quedó mirando.

̶ Duerme, Dee. Ya hablaremos de lo que gustes cuando despertemos. Estamos exhaustas y necesitamos como mínimo unas diez horas de sueño. No creo poder dormir menos. ̶ sonrió, tomando una manta y una almohada, y se sentó en el sillón individual frente a la cama, junto a la mesa de noche.

Dee vio sus movimientos con los ojos entrecerrados y luego visualizó la inmensa cama en la que ella estaba acurrucada. Su cuerpo solo ocupaba un cuarto de la cama, y se le hacía extraño que Bea no propusiera la idea de dormir allí con ella.

̶ Puedes dormir junto a mí, si quieres. No me molesta. No soy de moverme mucho... ̶ bajo la mirada ̶ Estoy acostumbrada a quedarme quieta y no molestar. Se me hace difícil hacer algo que darme la vuelta en el mismo lugar en el que estoy.

Protégeme {Tate Group Rescue #1} TERMINADAWhere stories live. Discover now