Tan rojo como la Pasión

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(Gumball)

Oh Marshall... No... No puedo creer esto.
—Pues creelo, ya eres mi prometido.
Su sonrisa es cálida, tierna y dulce, acaricia mi mejilla y me besa nuevamente, los diamantes lanzan un brillo muy hermoso.
—Ven, vamos, aún hay otra sorpresa.
—¿Qué? ¿Más sorpresas?
—Tranquilo, ésta te gustará más.
Me toma de la mano y vamos caminando, salimos del otro lado del parque, hay muchos árboles, sus hojas brillan con la luz de la luna, siento su mano cálida acariciar la mía, lo amo, lo amo más que a otra cosa en el mundo, es el mejor novio del mundo, bueno, futuro esposo. Llegamos a un lago, dos cisnes nadan lentamente juntos, la luna sale y se refleja en el lago, Marshall me abraza, acurruco mi cabeza en su cuello, mi pelo rosado le hace cosquillas en su nariz y solo me acaricia mi flequillo.
—Esto me recuerda a la vez que te pedí ser mi novio en Seattle —susurra en mi oído.
—Sí, en ese entonces éramos unos niños —digo besando su cuello.
—¿Recuerdas la vez en la fiesta de Flame?
—Sí, fue un momento hermoso y valioso para mí.
Suelta una risa preciosa, muy delicada pero fuerte a la vez.
—Fuiste mi primera vez.
—Y tú la mía.
Me da un beso muy delicado, en eso, siento como su mano se posa en mi espalda baja y la quito de inmediato.
—Espera al menos hasta que estemos en mi cuarto.
—Oh no, hoy no dormiremos ahí, ¿recuerdas?
—Pero ¿por qué?
—Tus primas, que ahora serán también mis primas, pueden escuchar y se morirán de un susto al ver como te amarro y te someto. Por no mencionar el gran tamaño de mi anaconda.
Me aguanto las ganas de gritarle que se callara, alguien podía oírlo, ¿verdad? Bueno, no es un secreto que él y yo como pareja hagamos el amor, pero, ¿decirlo así sin más?
—¿Qué no conoces la sutileza y el pudor? —le digo apretando las manos en puño con fastidio.
—No, por eso te diré lo siguiente.
—¿Ah sí? ¿Qué? —sus ojos se posan directamente en los míos, lentes de contacto rojos a rosas, de pronto, su mirada se torna sombría, camina hacia mí como un lobo a su presa, mi espalda toca algo duro y frío, supongo que un árbol, pone sus manos en cada lado de mi cabeza y acerca su rostro al mío.
—Esta noche te cogeré tan duro que no podrás caminar mañana, sentirás mi virilidad hasta la garganta, sentirás mi descendencia recorrer tu interior, y no solo ahí, también en tu lengua y garganta —saca la lengua y la pasa por su blanca dentadura, sus largos colmillos brillan con la luna, siento mis mejillas calientes, imagino que me puse como un tomate—me encanta ver tus mejillas rojas, y más si es porque me tienes en tu interior, entrando y saliendo.
—Y-yo...—gimo, no puedo ni hablar, siento mis manos sudando, lo que dijo...me encanta, me encanta, adoro que me hable sucio, pero debo mostrar mi pudor.
—¿Te comió la lengua el gato? —susurra.
—N-No... Mira...—saco la lengua lentamente, él saca la suya y la roza con la mía, un roce viscoso, pero sensual a la vez, ambas lenguas se enredan en un delicioso beso, dulce y sexy, el sabor de mi bálsamo labial está en su lengua, cereza, es delicioso. Siento su miembro erecto rozando mi pierna.
—Ya no aguanto más, ven —me toma de la mano y me jala rápido hacia un gran edificio, es hermoso y elegante, subimos por elevador, por desgracia, otras dos parejas suben con nosotros. Bajamos en el piso quince, caminamos por un pasillo largo, las paredes son color crema con adornos dorados, varios candelabros de metal cuelgan del techo. Llegamos a la habitación y él abre la puerta, las paredes son iguales que en el pasillo, una alfombra roja de terciopelo adorna el piso de la sala de estar, varios muebles de caoba están acomodados perfectamente, me toma de la mano y me lleva a la habitación, un candelabro está acomodado en medio del techo, un gran tocador está acomodado en un rincón, un sofá de terciopelo rojo, pétalos de rosa esparcidos con delicadeza están esparcidos por toda la habitación, en el tocador hay velas rosas y rojas, una cama tamaño king-size está en el centro de la habitación, sábanas rojas de seda cubren la cama junto más pétalos rojos y rosas de rosas, él me abraza y me besa el cuello, me quita el abrigo y lo coloca en una silla de madera dorada, me recuesta en el sofá y me desabotona la camisa rosa que cubre mi cuerpo, con cada botón que se suelta, me pasa la lengua por ahí, cuando llega al último botón, me quita fuertemente la camisa y comienza a besar y lamer mi pezón derecho, mientras que sus perfectos dedos apretaban fuertemente el izquierdo. Él se quita su camisa sin desabotonarla, su cuerpo marcado es pálido, paso mis manos por sus pezones y las bajo a su ombligo. Marshall toma mis manos y las pone donde se encuentra el botón de su pantalón, en seguida lo abro y bajo el cierre, sus bóxers son negros con el resorte rojo, tienen una calavera estampada en una pierna, su gran bulto comienza a crecer lentamente mientras lo froto más y más, él pone sus manos en mi cara, veo su linda mirada llena de ilusión y ternura, y en ese momento, me doy cuenta de que estoy equivocado: él no me cogerá duro, él me hará el amor.
Él toma mi pantalón y lo baja, con todo y ropa interior, mostrando mi (no tan grande) miembro erecto, él lo ve con lujuria y se lo lleva a la boca, lo succiona y lo saca, pasa la lengua por la punta, pero de repente cesa con eso, noto sus brazos alrededor de mis hombros y me levanta, me lleva a la cama y me tira en el centro, mi cabeza queda en medio de las almohadas y se sume, él continúa con su trabajo y vuelvo a gemir, pongo las manos en su cabeza pero él las aparta y levanta la vista con desagrado.
—No uses las manos —se para y va por una caja, saca una cinta gris de seda y la usa para amarrar mis manos, baja su cabeza y continúa su labor, saca y mete mi miembro de su boca, lo lame a lo largo y baja la lengua hasta mis testículos, después de nuevo a la punta, sube y me besa en la boca, siento un sabor extraño en mi lengua, él nota eso y añade:
—Ése es el sabor de tu excitación.
Al oír esas palabras, siento como mi placer aumenta, me excita mucho más, él acerca su miembro a mi cara y por un momento creo que lo meterá en mi boca, pero sólo acerca sus manos a las mías y me afloja su amarre, pero la cinta la amarra en la cama, dejándome inmóvil. Se baja de mí y recorre la cama con la mirada, se acerca a mis piernas, me toma de las pantorrillas y me voltea bruscamente, toma mis rodillas y hace que me ponga en cuatro, con su brazo hace mis piernas de lado a lado, abriendo mi trasero, se acerca lentamente y siento su miembro entrando lentamente.
—¿S-Sin lubricante?
—Dolerá, pero te gustará más —susurra en mi oído. Sus embestidas son rápidas desde el inicio, haciendo que mi ano se desgarre, siento dolor, un horrible dolor recorrer mi trasero, trato de mantener la compostura, pero en el momento en que Marshall da otra embestida, toca un punto en el que me vuelve loco, en ese momento, me rindo ante el placer y el pecado, gimo su nombre, lo grito, lo exijo en mi interior, quiero su dulce néctar en mi interior. Lo necesito.
—Ah...mierda... Gumball...me...voy...a...mierda —gime cuando siento húmedo y cálido mi interior, gimo de placer, y él se sale, me da un beso y me acaricia. Y así, me doy cuenta por el color predominante en la habitación, que el amor es tan rojo como la pasión.

Notas:
Bueno amores, este capítulo derrocha pasión, lo sé, y espero sea compensación por mi gran ausencia. :(
Los amo chiquillos de mi corazón, saben lo mucho que significa que lean esta historia, de verdad espero que si les gusta la compartan, de verdad necesito de su apoyo :3
Ustedes son lo mejor mis hermosos lectores, y de verdad agradezco mucho que lean esta historia. ❤
Hasta pronto mis amores ❤

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