Todo fue como antes...

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(Gumball)

Después de comer, Sweetpea le mostró su habitación a Bubblegum, mientras que Marshall dormiría conmigo.
—¿Éste es tu cuarto? —dijo Marshall al notar lo grande que es.
—Lo sé, ni yo me la creo.
—Es muy grande para ti, ¿no crees? —dijo mientras veía la cama tamaño king size, y, en esa sola pregunta insinuó si había dormido alguien conmigo en esa cama.
—Es genial cuando te acostumbras, los primeros días que estuve aquí, dormía con mi oso de peluche, imaginaba que... eras tú —sentí mi cara en extremo caliente —y no, nunca he dormido con alguien en esta cama.
Pero en otras sí, insinuó mi subconsciente con cara de perra y un abrigo rojo, muy al estilo de Pequeñas Mentirosas*.
Marshall me vio con ojos entornados, se acercó a mi y me abrazó, sentí cómo ardía su piel.
—¿Y si estrenamos tu cama?—susurró en mi oído, sentí como su erección empezaba a crecer, y sentí algo en mi estómago, algo que hace mucho no sentía.
Sólo conseguí asentir tímidamente, empezó a besarme,  extrañaba esos labios, el sabor de su lengua, sentir su cabello, sus manos sobre mi cadera y sus cálidos besos.
—¿Se puede? —dijo Bubblegum abriendo la puerta, Marshall se separó de golpe y se encerró en mi baño.
—C-Claro... —me di la vuelta para que no notara mi cara roja como tomate.
—Vaya...es más grande que mi cuarto de Seattle —¿acaso a todos les sorprende mi cuarto?
Sonreí.
—Extrañaba verte —dijo ella con voz suave.
—Yo igual te he extrañado mucho, no sabes lo difícil que fue.
—Sí, lo imagino. Pero estoy aquí, además, en cuatro días es 17 de mayo.
—¿Mi cumpleaños?
—Así es, este año cumples 17, y tenía que venir a ver como has crecido.
—Aún sigo siendo una miniatura.
—Pero ya no eres un niño, ya eres un hombre.
—Lo sé, pero aún extraño vivir contigo.
—Tranquilo, cuando quieras puedes ir a Seattle, a verme —sonrió de una forma que me hizo sentir pleno.
—Te quiero —susurre.
—Yo igual te quiero, es hora de dormir, hasta mañana —me dio en beso en la mejilla izquierda y salió.
Me sobe la frente y me dirigí al baño, Marshall estaba en la ducha, vi su espalda bien marcada y su trasero, que es muy grande.
Me quité la camisa rosa que tenía puesta y el boxer morado, entré a la ducha y abracé a Marshall por la espalda.
—Hola —susurró quitándose el jabón de los ojos y dando vuelta. Olía a cereza.
—Hola —apenas oí mi voz.
—¿Te lavo la espalda? —dijo sonriendo y posando sus manos en mi pecho. Asentí y me dio vuelta, sobando mi espalda con un toque muy dulce. Suavemente acercó sus labios a mi cuello, y bajó sus manos por mis costillas, hasta llegar a mi entrepierna. Solté un gemido, él solo rió por lo bajo y me besó. Sentir su lengua en mi boca hizo latir mi corazón a mil por hora, el sabor de su saliva era el sabor más dulce que jamás había probado. Empezó a tocar mis testículos, haciendo que empezara a tener una erección.
Abrió el vapor y la habitación se empezó a empañar, él me abrazó y me siguió besando, lo abrace del cuello, y baje mis manos por su espalda hasta su trasero, sintiendo su piel, abriendo su trasero, y tratando de tocar su entrada.
—No, tú no harás eso —dijo él muy serio.
—¿Por qué? —dije muy confundido y con las ganas en el estómago.
—Porque se me va la erección.
—Entiendo —subí mis manos a su cadera y seguí besando sus labios, el agarró mi miembro y comenzó a acariciarlo, su tacto era suave y dulce, me llevó a una barda para poner las cosas y sentó, acercó mi cara a su boca y me metió la lengua, después, bajo mi cara a su enorme miebro y empecé a practicarle sexo oral. Cada gemido que hacía me excitaba mucho más, agarró mi cabeza y me metió el miembro a lo más profundo de mi garganta. Sentí como si fuera a vomitar.
—E-espera... No tengo una garganta tan profunda —dije con voz entrecortada.
—Pues ahorita la hacemos profunda —acabó de decir eso, metió de nuevo su pene a mi boca. Después me levantó y me dio vuelta, separó mis piernas y empezó a preparar mi entrada.
Metió un dedo. Dos dedos, solté un gritó cuando entró el segundo. Los metió muy duro, sin compasión. Acercó su miembro a mi entrada y lo metió lentamente. Empezando a embestirme. Sentí como si fuera a hacer del baño, pero me quedé callado, después me empezó a besar el cuello, soltaba gemido tras gemido hasta que se corrió adentro.
—Me vine adentro, ¿no importa?
Me quedé callado y me di un baño breve para después irnos a dormir.
Y en ese momento sentí como si nada hubiera cambiado, todo era como antes...

NOTAS :
Bueno pequeños y pequeñas, disculpen si tarde muchísimo, pero es que, tuve muchos problemas en estos días, disculpen, en serio les pido perdón de todo corazón.
Este capítulo está inspirado en un momento que su servidor y su novio quieren compartir con ustedes, espero les guste ❤
Los amo ❤😘

Freedom Is Not Real [Yaoi/Gay] [Gumshall]Where stories live. Discover now