Bruja Escarlata ➳ Stiles Stilinski

XXXIV: La primera alma.

- Pero, yo quiero-

Seth intervino llamando nuestra atención.- Yo iré contigo, Stiles –dijo mi hermano mirando con recelo a Stiles.

Oh cielos, los celos de hermano.

- Bien, tal vez necesite pasar tiempo de calidad con mi cuñadi-

Seth hizo brillar sus ojos de un color verde.- no me tientes mucho, ella podrá ser la que tiene los poderes pero yo soy el que tiene menos control.

Stiles cerró la boca ante las palabras amenazadoras de mi hermano y me miro asustado y más pálido de lo que estaba. Susurre un "suerte" mientras los veía irse. Comenzaron a caminar por un camino diferente y decidí unirme a la conversación que sostenía Lina con su madre.

O perdón, Kira.

Los seres de negro desaparecieron dejándome muy confundida. La mujer abrió la mano y desapareció un insecto que tenía en ella tras un humo negro.

- ¿Mamá?

- ¿Qué es eso? ¿Qué significa? –pregunto asustada.

- Significa que hubo un cambio de dueño... -su voz. Era el Stiles malvado, ósea, el Nogitsune.- ahora me pertenecen.

Me gire y allí estaba, con los seres de negro, es decir, los Oni detrás de él.

Ay mierda.

Mis poderes mentales se concentraron en una especie de daga surgida a través de mis puños con la cual podía causar un cortocircuito al sistema nervioso de la persona a quién atacara.

Eso fue lo que me sirvió para impedir que el Nogitsune agarrara de nuevo su arma y así, hacerlo caer al suelo. Escuche como soltaba un quejido y maldiciones para luego arrastrarse en el suelo y agarrar la varilla.

- ¿No tienes un botón de apagado? –pregunte fastidiada de él.

Moví los dedos creando una esfera de energía y luego se la envié. Movía los dedos de modo de que él no pudiera mover un solo dedo y así mantenerlo bajo mi dominio

- Sabes que no ganaran... -dijo entre dientes. Hice más fuerza para que se mantuviera en el suelo.- todos van a morir y me alimentare de su dolor.

De repente un Oni pareció a mi lado, tomándome por sorpresa con la intención de hacerme algo con su espada pero lo evite mándalo a volar a otro lado.

- Soy más fuerte que tú por si lo olvidas-

- Puedes ser más fuerte pero no muy rápida –musito eso con cinismo.

Lo mire confundida cuando de la nada imágenes llegaron a mi cabeza. Era un episodio psíquico, mire a Isaac cayendo de rodillas al suelo, estaba mal herido y no podía pelear más, a su alrededor habían dos Oni. Uno levanto su katana con la intención de matarlo por fin cuando una flecha lo atravesó y él desapareció tras un brillo verde pero la alegría de que Isaac siguiera con vida no duro nada, ya que otro la atravesó con su katana a...

Allison.

Abrí los ojos asustada y trate de ubicar rápidamente a Allison, ella estaba defendiendo a Isaac con su arco. Deje de lado al Nogitsune decida a avisarle cuando pensaba correr tras ella, un oni apareció frente a mi y me detuvo, iba a atacarlo pero unos brazos fuertes me tomaron apretando mi cuello a tal punto de asfixiarme.

- Alli-

Me faltaba el aire, trataba de safarme de su agarre pero era obvio que era más fuerte de yo.

- Mira como la cazadora escoge su propio fin...

Puse mi mano sobre un costado de su cuerpo provocando calor y por fin me soltó.

- ¡Allisoooon! –grite llamando su atención pero parecía estar en otro lado.

Todo paso en cámara lenta, me encontraba corriendo hacia ella mientras el Oni desaparecía tras un brillo verde, su sonrisa de satisfacción fue única hasta que un Oni apareció de la nada a su lado y la apuñalo con la katana.

No, no, no, no.

- ¡ALLIIIIIIIIIIIIIIIISOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOON! –un grito desgarrador salió de mi garganta.

Ella me dedico una mirada llena de pánico. Algo dentro de mí pareció reaccionar porque emociones de dolor y perdida invadieron mi cuerpo. Todos parecían ver quedado en shock, hasta yo. Las lágrimas inundaron mis ojos y la piel se me puso de gallina.

Allison parecía perder el equilibrio y de no ser por Seth que la sostuvo en el aire, hubiera terminado en el suelo y aunque no hubiera compartido con ella parecía dispuesto a ayudarla, quería quitarle su dolor.

Pero su dolor no se podía quitar.

Scott apareció y la sostuvo entre sus brazos, Seth se paro junto a mí y quise ayudarla, idearme alguna forma de mantenerla con vida pero recordé algo, en el grimorio de mi abuela decía que un corte de la katana de un Oni no tiene cura.

- No puedes –dijo tomandome del brazo obligándome a permanecer junto a él.- sabes que no hay nada que pueda hacerse.

- Quiero-

- Es un daño irreversible.

Comencé a llorar, sentía una presión en el pecho indescriptible.

- ¡Déjame! –ordene con las mejillas empapadas.- debo hacer algo por ella.

- Es demasiado tarde, Kharma –dijo agarrándome fuerte.

Scott la tenía en sus brazos mientras hablaban, él la miraba con dolor y eso me ablando el corazón. Eran muy jóvenes, no deberían estar pasando por esto, deberían estar en sus casas con sus familias, no peleando en batallas que no eran suyas. Sabía que Allison había sido el primer amor de Scott y aunque por una parte no terminaron bien, aun habían sentimientos en el medio que los unían.

Nunca se puede olvidar el primer amor.

Solo llevaba unos cuantos meses en Beacon Hills, los meses suficientes como para conocer un poco a las personas de aquí. Allison tenía una sonrisa esplendida, me daba envidia de ella que era tan buena y valiente, todos la amaban y siempre trataba de salvar a sus amigos. Ahora estaba muriendo por salvarlos, hizo hasta lo imposible para hacerlo y su límite llego, ahora estaba agonizando.

La culpa de saber que pude ver hecho algo para evitarlo me estaba empezando a carcomer por dentro, sabía que no era mi drama, era el de Scott McCall y Allison Argent. Su amorío adolecente les estaba dando fuerzas para poder decirse unas ultima palabras.

Seth no me soltó en ningún momento, mientras que yo no dejaba de llorar por Allison. Fue mi amiga en este poco tiempo aunque nunca fui muy sociable, a ella le tenía cierto afecto.

Logro ganarse un espacio en mi corazón.

Mi hermano me abrazo ocultándome bajo sus brazos, estaba sucediendo, estaba cumpliéndose la primer parte de la profecía. 

Su mano cayo, dando su último aliento.

Allí iba la primera alma.