XXV: Nogitsune I.

6.5K 562 201
                                    


Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


- ¿Qué es que apagada la luz se ve y prendida no? –la voz ronca del nogitsune en el cuerpo de Stiles hizo presencia en los vestuarios y suspire rendida.

Me había encontrado de nuevo.

- No lo sé –respondí entre dientes.

Me moví entre los casilleros sigilosamente tratando de hacer el menor ruido posible mientras apretaba la herida de mi abdomen y ahoga los quejidos de dolor.

Estaba en mi cabeza de nuevo, estaba atormentándome, estaba volviéndome débil, estaba destruyéndome por dentro. Hacía días que aparecía en mi cabeza con acertijos absurdos que no se cansaba de repetir, podía perseguirme hasta el infierno y seguía sin cansarse. Parecía nunca descansar, era como si atormentarme se fuera convertido en su actividad favorita.

- Sé que lo sabes, Kharma –siseo.

Gruñí mientras me seguía moviendo y cuando estuve junto a la puerta de la oficina de Finstock, tome la perilla con la ilusión de poder esconderme de él en otro lugar hasta que sentí su respiración chocar contra mi nuca.

No otra vez.

- ¡Déjame en paz! –grite tratando de abrir la puerta pero esta no cedía.

Su fría mano tomo mi brazo izquierdo con fuerza alejándome de la puerta. Cuando estuve frente a él pude mirar de nuevo el rostro enfermo y demacrado de Stiles.

Pero ese no era el verdadero Stiles, era el nogitsune.

- ¿Qué es que apagada la luz se ve y prendida no? –volvió a preguntar haciendo presión en su agarre.

Forcejee para que me soltara mientras lo miraba fijamente a los ojos, haciéndolo ver todo mi odio e ira hacia él. No tenía poderes, no estaba sanando y no tenía episodios psíquicos, la vida sin mí magia era una mierda.

Y él la estaba haciendo peor.

Creo que en la vida nunca me había encontrado un enemigo tan egoísta y detestable como él. Había superado monumentalmente a Jennifer y eso que ella me había metido a la cárcel pero él, superaba todos los límites y expectativas.

Nunca he sido una persona de declararle la guerra a alguien, de humillarlo y despreciarlo pero aquel ser humanitario que habitaba en mí se había esfumado, lo único que quería era destruirlo con mis propias manos, incluso llegar a asesinarlo.

Lo detestaba enormemente.

- Tick tock, el tiempo corre.

Y rápidamente me atravesó de nuevo con aquella Katana que siempre solía llevar en sus manos, embarrada de mi sangre. Ahogue un grito de dolor mientras sentía como el filo cortaba cada tejido en mi interior y provocaba que la sangre escurriera por mi camisa al suelo.

Bruja Escarlata ➳ Stiles StilinskiWhere stories live. Discover now