Capitulo 40: Novia nerviosa

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-¡Mamá no me pongas nerviosa!- digo corriendo al baño. Abro la ducha y me desvisto rápidamente. Entro con tanta confianza a la ducha que cuando el agua toca mi piel, chillo quedando al otro lado de la ducha.

-¿Qué pasa? ¿Por qué gritaste?- dice mi madre cuando entra. Me he percatado que mi madre ni es pudorosa conmigo. Cualquier madre tocaría la puerta antes de entrar a un lugar donde tu hija esta desnuda. Mi madre no es así.

-esta helada- digo. Mi madre niega con la cabeza.

-aun, cuando te vas a convertir en esposa, sigues comportándote como una niña pequeña- dice sonriendo.

-no te burles. Solo me equivoque de lado- digo tapándome con la cortina.

-deja de ocultarte de mí. Te traje al mundo desnuda y bien que limpie tu trasero cuando te hacías en el pañal. Si tienes más o menos curvas, me importa un pepino, eres mi hija. Tenemos la suficiente confianza como para verte desnuda- dice. Levanto una ceja. Cambia la temperatura de la ducha.

-mamá hace mucho tiempo que no te veo desnuda, aunque sea por abrir la puerta sin tocar- digo.

-ahora, metete a la ducha y apúrate que nos estamos atrasando-

-si mi capitana- digo poniendo mi mano en la frente. Mi madre niega con la cabeza y sale del baño. Con cuidado entro bajo el agua, la temperatura esta perfecta y sonrió. ¡Qué bien me conoce mi madre!

-solo una flor más y estamos listo- dice mi madre

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-solo una flor más y estamos listo- dice mi madre. Está colocando la última rosa en mi cabello. Es la primera vez en mi vida que agradezco por tener el pelo tan largo.

Mi madre hizo una trenza que nace desde mi oreja izquierda y atraviesa toda mi cabeza hasta llegar al otro lado. Luego volvió a trenzar mi cabello para el otro lado, formando un zigzag. Los últimos mechones tienen ondas grandes, las ordeno de tal manera que quedaran como un tubito. En cada esquina de la trenza coloco una rosa pequeña de color blanca. Y tengo que reconocer que mi cabeza tiene muchas horquillas, Cristian tendrá que tener paciencia para sacarlas todas.

 Y tengo que reconocer que mi cabeza tiene muchas horquillas, Cristian tendrá que tener paciencia para sacarlas todas

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-has quedado preciosa. Solo un toque en tu brillo labial y quedas perfecta- dice mientras se le quiebra la voz.

-mamá, no llores-

Sumisos: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora