Nivel 22: Amenazar con objetos o armas

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Su piel transpiraba​ calor mietras sus aliento que dejaba salir era cálido. Su frente sudaba un poco y el escalofrío en su cuerpo no le dejaba estar tranquilo. Además que podía experimentar palpitaciones de dolor en la sien. No se sentía bien. Stuart estaba en su cama, tapado completamente e intentando conciliar el sueño para al menos así lograr ignorar sus malestar.

De pronto, Murdoc entró con la libreta en mano. Ansiaba oír las canciones con la magistral voz de su vocalista.
—Sunshine, es temprano como para dormir, el sol ni siquiera se ha ocultado —se sentó en el colchón, cerca del cuerpo de su amante. —Stut, cantame —pidió.

Apenas se destapó un poco el rostro para decir unas​ palabras​ en voz suave y baja—: No me siento bien, Mudz.

Se acercó al chico, puso su mano en su frente, logrando percatarse de que tenía fiebre. Inmediatamente salió del cuarto, ordenó unas cosas a la Cyborg y enseguida volvió con el muchacho enfermo.
—Ya, tranquilo —acariciaba los azules cabellos—, en un momento te traerán medicamentos.

—G-gracias...pero, ¿no sería bueno ir al doctor? —custionó, creyendo que sería la mejor idea.

Retiró su mano de la cabeza. —Recuerda que no puedes salir de aquí y tampoco puedo traer a alguien a la isla. Nadie debe saber que estás conmigo. Aparte, tú al único que necesitas es a mí.

¿En verdad escuchaba bien o era la fiebre la que provocaba, quizá, un delirio? Cerró los ojos dejándose hundir en el cansancio. No dejó de temblar hasta que la temperatura en él disminuyó.

Más tarde fue despertado por Murdoc, quien le dio medicamento, el cual trajo la Cyborg por ordenes de su amo. 2D volvió a dormir dos horas, cuando despertó se sentía ligeramente bien. Estaba siendo abrazado por Murdoc.

—¿Cómo te sientes?

—Un poco mejor, aunque aún me duele la cabeza...

Lo soltó y se estiró. Bostezó, seguramente por el aburrimiento de tener que cuidarlo. En seguida tomó la libreta donde estaban escritas las canciones.
—Quiero que cantes cada una de estas.

—Pero no tengo ánimos...

—¿Por qué no puedes dejar de ser un poco egoísta, Stut? —, notaba molestia en sus palabras.

—No es eso —su garganta le dolía ligeramente pero estaba seguro que si se esforzaba terminaría afónico.

Sus dientes eran apretados entre sí. Fue hasta la puerta, allí estaba la Cyborg, tomó su arma (la cual siempre cargaba), para enseguida volver con 2D.
—He dicho que cantes —, jugaba con el arma entre sus dedos—, no creo que quieraa que pase un accidente, ¿o me equivoco? —su gélida mirada espantaba y llenaba de horror al peli azul.

No sabía si Murdoc era capaz de cometer alguna barbaridad, sin embargo, tampoco deseaba descubrirlo.
—C-cantare...

—Buen chico —se acercó para darle un beso—. Por esto y más razones te amo.

No respondió. Su cuerpo entero templaba. ¿Dónde estaba el Murdoc del que se enamoró? Sufría por no lograr responderse.

(. . .)

Llevaba cantando por más de 3 horas. Cada vez que se detenía y optaba por parar, el satanista sacaba el arma y amenazaba con poder disparar.

—¡Oh, Stuart! Tu voz es de los mismísimo angeles del infierno —habló, interrumpiendo al interprete. —Puedes descansar, sunshine.

No realizó ningún contacto visual con él. Su garganta estaba seca, ardía horriblemente.

”¿Aún lo amo?" Pensó, sintiendo una opresión en el pecho.

La respuesta era que ya no. Estaba convencido que al que amó fue otra persona completamente diferente a este Murdoc Niccals.



Violentómetro (Studoc/ Terminado)Where stories live. Discover now