15: Ilusiones

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Hanna

No logré vengarme...

Esto ha sido una pérdida de tiempo.

Tiro a la espada al suelo, irritada, y se escucha como el metal se golpea con el piso. Qué frustración. Me giro a ver a Bastián y lo miro molesta.

―Y tú eres un imbécil. ―Frunzo el ceño y él sonríe, agarrándose la herida―. ¿Por qué estás alegre, idiota?

Se ríe.

―Me deleito con tu odio hacia Will.

―¡A ti te odio más! ―Lo apunto con el dedo―. ¡Así que te callas!

―Ya te lo dije, esos hombres con los que has estado, merecían morir, tú necesitas a alguien que se encuentre a la altura. ―Ladea la cabeza.

―Adivinaré. ―Ruedo los ojos―. Y ese eres tú.

―¿Por qué no? ―Enarca una ceja.

Levanto el dedo.

―Uno, no me gustas. ―Alzo otro dedo―. Dos, eres un lunático posesivo y tres... ―Elevo el tercero―. ¡Mataste a mis siete novios!

Sube la mano y continúa sonriente.

―Ocho con el pretendiente del chat.

Me siento en el suelo, tirándome hacia atrás, rápidamente.

―¡Eres un imbécil!

―¿Y por qué te quedas?

Sonrío con malicia.

―Porque tengo que encontrar un fantasma. ―Saco la nueva nota que recibí de mi pretendiente anónimo y se la entrego―. Me llegó esto y necesito que lo rastrees.

La agarra y la lee en voz alta.

"El que te haga sufrir, merece el peor de los infiernos. Las rosas jamás deberían marchitarse, solo florecer con tu hermosa sonrisa ―Fantasma". ―Bastián hace un silbido y luego expresa molesto―. Qué hijo de re mil puta el cursi este. ¿Y me entregas a tu pretendiente en bandeja? ―Se ríe y me mira―. Qué mala.

―Soy una Seguidora ―digo determinada―. Y parece que alguien me está vigilando, ese alguien va en contra de S, así que yo lo tengo que delatar. ―Muevo mis cabellos―. Incluso aunque sea irresistible. ―Y buen besador―. Puedes rastrearlo, ¿sí o no?

―Claro que sí. ―Su sonrisa se amplía―. Todo por la bella Hanna.

―Bien, como sea. ―Me levanto del suelo―. Ya me voy.

Se ríe.

―¿Y me dejas aquí? Herido. ―Hace puchero.

Sonrío con malicia, nuevamente.

―Sí, eso haré. ¿O acaso les dejaste opción a mis chicos? ―Ladeo la cabeza―. Yo creo que no, bye. ―Muevo mi cabello y me retiro.

Al salir del galpón, camino hasta buscar mi moto. Me pongo mi casco rojo y me monto en esta, arrancando a gran velocidad. Al llegar a la Logia y poner el código para entrar, avanzo por los pasillos, hasta que escucho un chiflido. Me sorprendo al verla y corro a esconderme con ella.

―Julia, ¿qué estás haciendo? ―digo mirando que nadie nos vea―. No podemos estar en la misma habitación ―le advierto―. Es una orden directa.

Perversa Oscuridad: Caras [#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora